La mayor luna de Saturno, el satélite Titán, podría tener la química necesaria para permitir el desarrollo de la vida. Hasta aquí, todo normal, ¿verdad? Resulta que un nuevo estudio propone que podría ser capaz de soportar vida sin necesitar agua…

Un satélite enorme

Titán, fotografíado por la sonda Cassini

Titán, fotografíado por la sonda Cassini

Titán es más grande que el planeta Mercurio, y es el más grande de los más de 60 satélites que sabemos orbitan alrededor de Saturno. Su superficie está cubierta por ríos, lagos y océanos de metano. El mismo metano que llueve desde el cielo. En todos los sentidos, el ciclo de ese elemento es muy similar al ciclo que sigue el agua en nuestro planeta, y nos permite reconocer en él un lugar tan familiar como extraño.

Con la ayuda de modelos por ordenador, un grupo de investigadores ha logrado demostrar que la química existente en la superficie de Titán podría establecer los cimientos de la formación de la vida. En la fría atmósfera del satélite, este ingrediente podría ser el catalizador de diferentes reacciones químicas, y potencialmente podría absorber la energía procedente del Sol, incluso a través de su densa capa atmosférica.

Un mundo diferente… en algunas cosas

Esta imagen muestra la atmósfera de Titán en color real. El efecto de su atmósfera es el opuesto al que provoca el efecto invernadero.

Esta imagen muestra la atmósfera de Titán en color real. El efecto de su atmósfera es el opuesto al que provoca el efecto invernadero.

La Tierra es un planeta y Titán es un satélite. No es la única diferencia obvia. El satélite de Saturno es mucho más frío, pobre en oxígeno, y tiene poca agua en su superficie. Sin embargo, tiene una presión atmosférica muy similar a la de nuestro planeta, y es el único lugar en el Sistema Solar (junto a esta canica azul en la que vivimos) en el que la lluvia es capaz de erosionar el paisaje de la superficie.

En la Tierra, el agua fluye en un ciclo, se precipita desde el cielo, recorre ríos y afluentes hacia océanos y lagos, y se evapora bajo la luz del sol en forma de neblina, dando lugar a la aparición de nubes que eventualmente desembocan en lluvia. Las sondas que hemos enviado hasta el satélite nos han revelado que el metano sigue un ciclo muy similar de ríos, lagos y nubes sobre una corteza completamente helada.

El ciclo de metano, el clima gélido y la ausencia de agua líquida convierten a Titán en una ventana para observar cómo podría ser la vida que surgiese en un mundo completamente diferente al nuestro en algunos sentidos, y muy similar en otros. En el estudio, un grupo de científicos de la Universidad de Cornell (en Nueva York) han investigado la química prebiótica, es decir, los tipos de reacciones químicas que podrían llevar a la aparición de la vida, para entender cómo puede ser en mundos como el satélite.

Los científicos se han centrado en el ácido cianhídrico, que es un compuesto químico (un tipo de cianuro) que ya ha aparecido en otras investigaciones como posible pieza central para el origen de la vida en la Tierra. Un cianuro es una molécula que contenga un grupo formado por un átomo de carbono y un átomo de nitrógeno unidos entre sí. El ácido cianhídrico está hecho de hidrógeno, carbono y nitrógeno conectados entre sí en una hilera. Los cianuros, como probablemente sepas, son extremadamente tóxicos.

El ácido cianhídrico puede servir como precursor de los aminoácidos y los ácidos nucleicos, que son los bloques constituyentes de las principales moléculas de la vida en la Tierra, como las proteínas y el ADN. En anteriores estudios, ya se había determinado que esta molécula es la molécula más abundante, que contenga hidrógeno, en la atmósfera de Titán.

Precursor de la vida

Titán observado por la sonda Cassini en la longitud de onda ultravioleta e infrarroja en octubre de 2004. Crédito: NASA/JPL/Space Science Institute

Titán observado por la sonda Cassini en la longitud de onda ultravioleta e infrarroja en octubre de 2004.
Crédito: NASA/JPL/Space Science Institute

Algunos experimentos anteriores sugieren que las moléculas de ácido cianhídrico se combinan a menudo para formar un compuesto conocido como poliimina. Los modelos por ordenador del equipo de investigadores muestran que podría tener propiedades interesantes para soportar la química prebiótica en un entorno tan frío como es el de Titán. La poliimina es capaz de absorber un amplio espectro de luz, incluyendo las longitudes de onda que son capaces de atravesar la atmósfera del satélite, y por tanto podría usarla en reacciones químicas.

Además, la poliimina tiene una espina flexible, es decir, puede adoptar diferentes estructuras, desde láminas a formas más retorcidas, por lo que el equipo de investigadores sugiere que algunas de estas estructuras podrían actuar como catalizadores para acelerar las reacciones químicas prebióticas. Además, otras formas podrían interaccionar para crear estructuras más complejas que podrían albergar química prebiótica. Por ejemplo, se podrían formar capas de láminas porosas. Esas capas podrían soportar reacciones químicas delicadas permitiendo que las moléculas las atraviesen.

Es posible que la poliimina esté presente en Titán y haya pasado desapercibida por la atmósferae del satélite, que haría muy difícil su detección, por lo que proponen que las próximas misiones que se diseñen con el satélite de Saturno en mente, deberían ser diseñadas para buscar poliimina y aprender más sobre un tipo de bioquímica potencialmente exótico.

Esto no quiere decir que en Titán haya vida, ni siquiera que pueda formarse, más adelante, algún tipo de vida que no utilice agua, pero no deja de ser una consideración intrigante. Encontrar vida que no utiliza agua, en nuestro propio Sistema Solar, nos haría ver de una manera radicalmente diferente todo lo que sabemos sobre la vida y su aparición.

Referencias: Space