Tau Ceti es la estrella, similar al Sol, más cercana al Sistema Solar. Así que no es sorprendente que sea un objeto de estudio. Ahora, un nuevo estudio, plantea que podría tener cuatro planetas, similares a la Tierra, a su alrededor…
Tau Ceti: Cuatro posibles planetas terrestres
Esta estrella, de clase G (el mismo tipo que el Sol), está a solo 12 años-luz de distancia. De hecho, es visible a simple vista, en la constelación de Cetus (la ballena). Por eso, es un objetivo muy interesante de estudio. Sabemos que tiene un 78% de la masa de nuestra estrella. Es ligeramente más vieja, con 5.800 millones de años de edad, pero tiene mucho material a su alrededor. En comparación, hay alrededor de diez veces más material que en el Sistema Solar.
Desde diciembre de 2012, se viene sospechando que podrían existir cinco planetas a su alrededor. Ahora, un nuevo estudio afirma la detección de cuatro planetas, todos ellos con masas relativamente parecidas a las de la Tierra. El más pequeño tendría un 70% más masa que la Tierra. Le convierte, de hecho, en el planeta más pequeño que hemos detectado alrededor de estrellas cercanas similares al Sol.
El segundo sería ligeramente más masivo, con un 83% de la masa de nuestro planeta. Mientras que, los dos más alejados, serían dos supertierras (con un 3,9 veces la masa de la Tierra) que, además, estarían en los bordes de la zona habitable de la estrella. Es decir, si se dan las condiciones necesarias, están a la distancia adecuada para poder tener agua líquida en su superficie. Aunque no es tan sencillo como parece…
Detectados por el movimiento de la estrella
La presencia de los cuatro posibles planetas (hay que tener claro que son candidatos, no se ha confirmado su existencia) se ha detectado por el movimiento que su gravedad provoca en Tau Ceti. Ese movimiento es, por cierto, extremadamente pequeño. Por lo que la detección es muy interesante en muchos sentidos. En este caso, estamos hablando de una variación en el movimiento de tan solo 30 centímetros por segundo.
El descubrimiento es, también, muy interesante porque se ha producido en una estrella que tiene muchos restos a su alrededor. Es difícil, en estos casos, entender qué es «ruido» provocado por la actividad de la propia estrella y su entorno, y cuáles son las señales generadas por esa interacción gravitacional de los diferentes planetas con la estrella. Cuanto más pequeño es el planeta (y más nos acercamos a los del tamaño similar a la Tierra, más difícil es distinguirlos).
Avanzando hacia la detección de planetas pequeños en enanas amarillas
Aunque hemos encontrado planetas terrestres alrededor de enanas rojas, es mucho más complicado hacerlo en estrellas más grandes. En torno a astros como el Sol, la interacción gravitacional de un planeta como el nuestro es casi mínima. De hecho, se calcula que será necesario detectar variaciones de tan solo 10 centímetros por segundo para detectar planetas similares a la Tierra. Esta detección es una señal de que, poco a poco, nos acercamos a esa cifra.
Eso sí, no bastará con encontrar planetas similares. Por ejemplo, en el caso del posible sistema de Tau Ceti, las dos supertierras estarían en la zona habitable (justo en el borde interior y exterior, de manera similar a Venus y Marte en el Sistema Solar). Sin embargo, el disco de material que rodea a la estrella reduce la posibilidad de que sean habitables. Es muy probable que estén sometidos a un intento bombardeo de cometas y asteroides.
Eso, sin entrar en la consideración de que nuestro propio hogar nos puede contar qué podría estar sucediendo en ambos planetas. Es posible que los dos sean análogos de Venus y Marte, y que, aun si las condiciones de bombardeo no son tan severas como podríamos imaginar, no tengan agua líquida en sus superficies. Pero en cualquier caso, primero hay que confirmar definitivamente su existencia…
Un trabajo de mejora y descarte
Este estudio proviene del mismo equipo que, en 2013, ya investigó Tau Ceti. En aquel momento, se centraron en desarrollar técnicas de análisis utilizando la estrella como ejemplo. Así, encontraron diferentes maneras de diferenciar entre las señales producidas por la presencia de un planeta, y aquellas producidas por la actividad de la propia estrella. Por ejemplo, observando las señales de la estrella en diferentes longitudes de onda.
A partir de ahí, comenzó un largo trabajo de mejora de la sensibilidad de las técnicas que utilizaban. Así, descartaron dos señales, ya detectadas en 2013, como falsos positivos. Parecían posibles planetas, pero en realidad no lo eran. Ahora, de este estudio, se desprende que parece haber, como mínimo, cuatro planetas rocosos. Poco a poco, cuentan los investigadores, están aprendiendo a distinguir las diferentes señales.
Así, encontraron la posible existencia de los dos planetas más alejados, que estarían en la zona habitable. Lo más interesante de todo esto, principalmente, es que poco a poco nos acercamos a la posibilidad de encontrar planetas terrestres en torno a estrellas similares al Sol. Las enanas rojas son mucho más abundantes, cierto, pero presentan muchos más problemas de habitabilidad, porque sus planetas están mucho más cerca de la estrella.
En busca de planetas alrededor de estrellas similares al Sol
Tau Ceti es solo una estrella más en una lista de astros especialmente interesante. Las estrellas parecidas al Sol son el mejor objetivo para la búsqueda de planetas habitables similares a la Tierra. A fin de cuentas, la vida en el Sistema Solar existe en un planeta terrestre alrededor de una enana amarilla. Por lo que, parece razonable, cabe suponer que en otros sistemas, gobernados por una enana amarilla y con planetas similares, también podría haber vida.
En estrellas más pequeñas, como las del sistema de TRAPPIST-1, o de Próxima b, nos encontramos con que los planetas están tan cerca de su estrella que, seguramente, se encuentran en rotación síncrona. Es decir, la misma cara siempre apunta a su estrella. Exactamente del mismo modo que nosotros siempre vemos el mismo lado de la Luna. Por lo que un hemisferio, perpetuamente iluminado, sería un desierto abrasador, mientras el otro, perpetuamente en oscuridad, sería un desierto congelado.
No es el caso del Sol, donde Mercurio, el planeta más cercano, está lo suficientemente lejos para no experimentar rotación síncrona. Además, Tau Ceti, al igual que nuestra estrella, parece contener múltiples planetas a su alrededor. Hay que esperar a que se confirme su existencia, pero si es así, podríamos tener un gran objetivo de estudio en, cósmicamente hablando, el jardín de nuestro pequeño rinconcito de la galaxia.
El estudio es F. Feng, M. Tuomi, H. R. A. Jones et al.; «Color difference makes a difference: four planet candidates around tau Ceti». Ha sido aceptado para su publicación en la revista Astrophysical Journal. Puede consultarse en arXiv.
Referencias: Phys.org
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