El 28 de agosto, SpaceX enviará la misión CRS-23 a la Estación Espacial Internacional. Enviará material para investigaciones científicas, demostraciones tecnológicas, entre otras cosas. El objetivo de algunos de los experimentos será analizar los efectos de la exposición al espacio de ciertos materiales…

La misión SpaceX CRS-23 será muy variada

La misión CRS-23 es la 23ª misión de suministros de SpaceX. Partirá, si no hay cambios, el 28 de agosto de 2021 desde el Centro Espacial Kennedy en Florida a la Estación Espacial Internacional. Los experimentos enviados serán muy variados. Se incluirán experimentos para la investigación sobre cómo proteger la salud ósea a partir de productos botánicos. Se probará una manera de vigilar mejor la salud visual. También se demostrará la destreza mejorada de robots. Incluso se expondrán materiales de construcción al espacio. Así como trabajar en cómo reducir el estrés de las plantas y más.

SpaceX CRS-23: La 23ª misión de suministros a la EEI
La cápsula Dragon, vista desde la Estación Espacial Internacional el 25 de mayo de 2012. Crédito: SpaceX

Aunque la lista de experimentos es muy larga, desde NASA han destacado un buen puñado. Por ejemplo, Readi FP, que analizará los efectos de la microgravedad, y la radiación espacial, en el crecimiento del tejido óseo. También probará si los metabolitos bioactivos, sustancias como los antioxidantes que se forman cuando se descompone la comida, podría proteger los huesos durante un vuelo espacial. Los metabolitos probados proceden de extractos vegetales generados como residuos en la producción de vino.

Proteger la salud de una tripulación, de los efectos de la microgravedad, es clave para el éxito de una misión espacial de larga duración. El estudio podría ayudar a entender mejor los cambios físicos que provocan la pérdida ósea. Así como identificar posibles contramedidas. Esto también podría ayudar a prevenir, y tratar, la pérdida de masa ósea en la Tierra. Especialmente en mujeres que hayan pasado la menopausia. La obtención de metabolitos de materiales que, de otro modo, serían residuos, es un beneficio añadido.

Salud ósea, ocular, ayudantes robóticos…

Pero no es lo único que vamos a encontrar en esta misión. El experimento Retinal Diagnostics probará si un pequeño dispositivo es capaz de capturar imágenes de las retinas de los astronautas. El objetivo es documentar el avance de los problemas de visión conocidos como Síndrome neuro-ocular asociado al viaje espacial (SANS, por sus siglas en inglés). El dispositivo usa una lente comercial, aprobada para su uso clínico, y es ligera, móvil y no invasiva. Los vídeos e imágenes podrán ser descargados para probar y desarrollar diferentes modelos.

Algo que podría ayudar a encontrar las señales comunes de SANS en astronautas. La investigación está patrocinada por la Agencia Espacial Europea. No hay que olvidar que, como explican desde Alemania, SANS está presente en dos terceras partes de los astronautas, y está asociado con la exposición de larga duración (más de 30 días) a la microgravedad. Los problemas que pueden surgir se solucionan con gafas o lentillas. Pero una misión, de varios años, a Marte, podría empeorar esos síntomas y es necesario tener un dispositivo móvil para realizar diagnósticos.

Aunque se desarrolle para el espacio, esa tecnología móvil también podría usarse en regiones remotas (o de condiciones extremas) en nuestro planeta. A esto le podemos sumar el experimento Nanoracks-GITAI Robotic Arm. Se trata de un robot, diseñado por la compañía GITAI Japan Inc. que tiene como objetivo demostrar la versatilidad y destreza de su creación en microgravedad. Los resultados podrían apoyar el desarrollo de tareas robotizadas para apoyar a una tripulación. También podrían hacerse cargo de tareas de ensamblaje, mantenimiento y manufacturación en órbita.

Materiales en el espacio, el estrés de las plantas..

El apoyo robótico permitiría reducir costes y mejorar la seguridad de la tripulación. Serían los robots los que se encargarían de las tareas más peligrosas. La tecnología también, de nuevo, podría ser aplicable en la Tierra, incluyendo en tareas de rescate y apoyo en catástrofes. El objetivo, según cuentan desde la compañía, es demostrar que ya existe la capacidad de llevar a cabo tareas automatizadas en el espacio. A esto le podemos sumar MISSE-15 NASA. Es parte de una serie de investigaciones sobre cómo afecta el entorno espacial a la dureza y rendimiento de ciertos materiales y componentes.

El brazo robótico GITAI S1. Crédito: GITAI, NRAL

Esas pruebas proporcionarán información para desarrollar mejores materiales. Se podrán utilizar en futuras naves, trajes espaciales, estructuras planetarias y otros componentes necesarios para la exploración espacial. La prueba de materiales en el espacio ofrece la posibilidad de avanzar rápidamente en su desarrollo. Los materiales que sean capaces de aguantar esas condiciones, además, también podrán aguantarlas en los entornos más duros de la Tierra. MISSE-15 probará diferentes tipos de materiales.

Desde hormigón a compuestos de fibra de vidrio, células solares ultrafinas, materiales para protección frente a la radiación… Será un abanico muy amplio. Además, también se trabajarán con las plantas. Las que han crecido en microgravedad, normalmente muestran señales de estrés. El experimento APEX-08 analizará el papel de las poliaminas en la respuesta de la arabidopsis al estrés por microgravedad. Los genes del metabolismo de las poliaminas son los mismos en el espacio y en tierra. Las plantas, en el espacio, no parecen usar las poliaminas para responder al estrés.

Las plantas y otros experimentos que enviará SpaceX CRS-23

APEX-08 intentará provocar una manera de hacerlo. Los resultados podrían ayudar a identificar objetivos clave para modificar genéticamente algunas plantas y hacer que estén más adaptadas a la microgravedad. En la Tierra, según explican desde la Universidad de Wisconsin-Madison, las poliaminas son un factor importante para mitigar el estrés que pueden experimentar las plantas en ciertos entornos. Al alterarlas, podrían ser capaces de desarrollar algunos componentes para sistemas de soporte vital. También podría usarse en la agricultura, horticultura…

La expedición 65 de la Estación Espacial Internacional. De izquierda a derecha: Pyotr Dubrov, Shane Kimbrough, Megan McArthur, Thomas Pesquet, Akihiko Hoshide, Oleg Novistky y Mark Vande Hei. Crédito: NASA

Por otro lado, también se enviarán otros experimentos, como el envío y suministro de medicación, de una forma más eficiente. Algo que podría utilizarse para la gestión de enfermedades crónicas en la Tierra. El experimento, Faraday-NICE, es poco invasivo, se puede implantar y no tiene componentes mecánicos ni necesita catéteres (con todas las ventajas que ello ofrece). Algo que permitiría garantizar que algunos grupos de pacientes (niños, ancianos y personas con algún tipo de discapacidad) siguen sus tratamientos regularmente.

Por último, el experimento Faraday-Girl Scouts, de las Girl Scouts, enviará imágenes, a un grupo de estudiantes, de los experimentos que enviarán al espacio. Tendrán, en sus aulas, los mismos experimentos como herramienta de control, para analizar las diferencias. Entre ellos se incluye el crecimiento de plantas, la colonización de hormigueros y el ciclo vital de las artemias. En definitiva, la misión SpaceX CRS-23 va a llevar una buena cantidad de experimentos (y trabajo) a la Estación Espacial Internacional. Allí, ¡la actividad nunca para!

Referencias: Phys