Un grupo de investigadores cree que podría haber un anillo de polvo alrededor de Mercurio. El planeta más cercano al Sol no estaría solo en su recorrido, como se pensaba hasta ahora. ¿Cómo se podría explicar su presencia? Hay alguna que otra idea…

Un anillo de polvo alrededor de Mercurio es sorprendente, pero no único

El descubrimiento de un anillo de polvo alrededor de Mercurio es sorprendente. Básicamente, porque hasta ahora se creía que su órbita alrededor del Sol estaba completamente limpia de partículas. Sin embargo, podría tener una nube de material en su órbita. Algo que, por otro lado, no es nuevo. El vecindario de Venus también tiene un anillo de partículas. Lo mismo sucede con la Tierra. Es algo que también nos permite recordar que quedan muchas cosas por descubrir. Incluso en el interior del Sistema Solar, en nuestro vecindario más cercano.

Podría haber un anillo de polvo alrededor de Mercurio
Concepto artístico de los anillos de polvo alrededor de Mercurio, Venus y la Tierra. Crédito: Mary Pat Hrybyk-Keith/NASA’s Goddard Space Flight Center

Los dos planetas han ido recogiendo material a lo largo de sus órbitas. Algo posible por las interacciones gravitatorias, que han permitido que se viesen arrastradas a su recorrido. Sin embargo, se pensaba que Mercurio no sería capaz de tener este mismo efecto. Es demasiado pequeño y está demasiado cerca del Sol. Por lo que, se suponía, no sería capaz de crear un anillo de polvo a su alrededor. El viento solar y el campo magnético del Sol expulsaría el material que pudiese estar a su alrededor. Pero parece que vemos todo lo contrario.

Porque habría un anillo de polvo alrededor de Mercurio. Pero, ¿cómo detectarlo y cuál sería su origen? La detección fue posible analizando las imágenes de uno de los satélites STEREO de la NASA. Fueron puestos en órbita alrededor del Sol en 2006. A partir de sus fotos, crearon un modelo, a partir de esas fotos, para eliminar la presencia de polvo que pudiese complicar la lectura de los datos del satélite. Al aplicarlo a las imágenes, vieron que había mucho más polvo del que se podía esperar en un principio. No era algo aislado.

El tamaño de los anillos

El análisis de las imágenes mostraba que no se trata de una pequeña acumulación de polvo en un lugar en particular. Sin importar donde estuviese la nave, había un aumento del brillo del polvo en torno al 5%. Un polvo que se extiende alrededor del Sol. ¿Qué tamaño tiene, por tanto, el anillo de polvo alrededor de Mercurio? Los investigadores han calculado que debería tener un ancho de unos 15 millones de kilómetros. Es más pequeño que el de Venus. Este último es más estrello (10 millones de kilómetros) más grueso (26 millones de kilómetros).

Mercurio visto por la sonda Messenger en 2008. Crédito: NASA

En cualquier caso, son anillos extremadamente difusos. La corona que rodea a Venus es tan solo un 10% más densa que el espacio que rodea al planeta. Si pudiésemos concentrar todo ese material en un mismo objeto, obtendríamos un asteroide de poco más de 3 kilómetros de diámetro. Nada comparable al tamaño de los planetas. A pesar de lo que podría implicar la descripción de anillo, estamos hablando de algo realmente pequeño. No hay que olvidar que está disperso en cientos de millones de kilómetros de órbita.

Esto, sin embargo, es solo una pregunta. ¿Cuál es el origen de ese anillo de polvo alrededor de Mercurio? Para saberlo parece que tendremos que esperar. Porque, por ahora, en otro estudio, los investigadores sugieren que la corona de Venus podría tener su origen en los asteroides. Para poder comprobarlo, decidieron crear un modelo con el que simular todas las fuentes posibles de polvo. Cosas como el cinturón de asteroides, que también proporciona el anillo de polvo que podemos encontrar en la órbita de la Tierra.

El origen de los anillos quizá esté en los asteroides

No solo el cinturón de asteroides podría ser el responsable. Los cometas, procedentes tanto de la Nube de Oort como del Cinturón de Kuiper y regiones más cercanas, podrían ser otra fuente importante. Sin embargo, ninguna parecía funcionar en los modelos de los investigadores. La fuente de polvo, por tanto, tenía que ser otra. ¿Cuál? Una posibilidad es que haya un grupo de asteroides, en la órbita de Venus, que no habían sido identificados hasta el momento. Para saber si es así, es necesario demostrar su existencia.

Venus, en color real, fotografiado por la sonda Mariner 10. Crédito: NASA

¿Cómo determinarlo? Los investigadores crearon un modelo con 10 000 asteroides en la órbita de Venus. Analizaron cómo evolucionarían a lo largo de los 4 500 millones de años de historia del Sistema Solar. En esa simulación, 800 de esos asteroides sobrevivían hasta el presente. Por lo que cabe la posibilidad de que, a día de hoy, parte de los asteroides que pudieron compartir la órbita de Venus sigan existiendo. No sería tan descabellado porque, simplemente, no es fácil detectar este tipo de asteroides en las órbitas interiores.

Es decir, en las órbitas más pequeñas que la de la Tierra. Los asteroides quedan ocultos por el propio brillo del Sol. Aun así, los investigadores creen que, si esa población de asteroides en la órbita de Venus ha sobrevivido, debería ser fácil de detectar. Puede que incluso el telescopio Hubble sea capaz de lograrlo. Habrá que ver qué hallazgos se realizan en el futuro…

Estudios

Los estudios son G. Stenborg, J. R. Stauffer, y R. Howard; «Evidence for a Circumsolar Dust Ring Near Mercury’s Orbit». Publicado en la revista The Astrophysical Journal el 21 de noviembre de 2018. Puede ser consultado en este enlace.

Y P. Pokorný y M. Kuchner; «Co-orbital Asteroids as the Source of Venus’s Zodiacal Dust Ring». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 12 de marzo de 2019. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Space