La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ha anunciado que dejará de otorgar alas de astronauta a los turistas espaciales. El motivo es tremendamente sencillo, y, en realidad, se le puede dar incluso una lectura positiva. Todo se debe a que hay demasiada gente viajando al espacio…

Las alas de astronauta dejarán de entregarse a turistas espaciales tras 2021

La Administración Federal de Aviación ha zanjado algo que venía dando mucho que hablar desde que comenzasen los vuelos de turistas espaciales en 2021. A partir de 2022, no se otorgarán más alas de astronauta a los astronautas comerciales. El motivo es que, sencillamente, hay demasiada gente viajando al espacio en la actualidad. Por lo que la entrega de esa insignia se está alejando, por completo, de la designación original.

No habrá más alas de astronauta para turistas espaciales
La nave VSS Unity, de la compañía Virgin Galactic. Crédito: Ronrosano/Wikimedia Commons

La noticia se produjo apenas un día antes de que Blue Origin llevase a cabo un nuevo vuelo tripulado. Estas seis personas seguirán teniendo la posibilidad de recibir las alas de astronauta, pero estarán entre las últimas, sin cumplir los requisitos necesarios, que podrán presumir de haberlas logrado. Del mismo modo, la decisión no afectará a los astronautas de la NASA. Seguirán recibiendo la insignia por parte de la agencia espacial. Una tradición que ahora se cumplirá con unos requisitos más específicos que antes, pero que cumplirán sobradamente.

Hasta el momento, ya son quince las personas que han viajado al espacio desde Estados Unidos, en vuelos comerciales. Todos ellos recibirán sus alas de astronautas. Esto incluye a Jeff Bezos, fundador de Blue Origin, a Richard Branson, fundador de Virgin Galactic, así como a todos los integrantes de sus respectivos vuelos. Es decir, el actor William Shatner, por ejemplo, también las recibirá. Ambas compañías, en cualquier caso, entregaron también su propia versión de la insignia a los participantes, tras sus respectivos vuelos.

Una lista de ya casi treinta personas

A los integrantes de los diferentes vuelos de Blue Origin y Virgin Galactic, tenemos que sumar también los cuatro turistas espaciales de la misión Inspiration4. En total, serán una treintena de personas las que entren en la designación de astronauta comercial. La primera de esas insignias se otorgó a Mike Melvill en 2004. El auge del turismo espacial ha provocado que, rápidamente, se haya producido una revisión de la definición. Hasta 2021, el único requisito era alcanzar una altura de 80 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Una definición que, aunque sencilla, era más que suficiente en un contexto en el que solo los astronautas viajarían lejos de nuestro planeta. La llegada del turismo espacial ha aumentado el abanico a mucha más gente. Por lo que, ya en 2021, la Administración de Aviación Federal decidió redefinir el criterio. Para poder recibir las alas de astronauta, será necesario que se trate de una persona entrenada, en lugar de ser un cliente que haya pagado para participar en el viaje. Sin embargo, con el fin del programa, se ha decidido incluir a todo el mundo.

De todos modos, los turistas espaciales seguirán teniendo un reconocimiento especial. No recibirán una insignia que les pondrá al mismo nivel que los astronautas que han dedicado toda su vida a ello. Sus nombres serán registrados en una lista de vuelo espacial comercial. El requisito, para poder formar parte de ella, es simplemente alcanzar una altura de al menos 80 kilómetros. Siempre y cuando se realice en un vuelo reconocido por la Administración Federal de Aviación. Cabe recordar que, a fin de cuentas, esto solo afecta a Estados Unidos.

No todos los turistas espaciales de 2021 recibirán alas de astronauta

Yusaku Maezawa, que en los próximos años viajará alrededor de La Luna en la misión DearMoon, ha viajado a la Estación Espacial Internacional. Aunque permanecerá allí durante 12 días, y cumpliría sobradamente con la definición planteada por la FAA, no entrará en esa lista de turistas espaciales. El motivo es que, simplemente, voló a la estación con Roscosmos, la agencia espacial rusa. La maniobra de la Administración Federal de Aviación, en cualquier caso, tiene una lectura positiva. De repente, estamos en un panorama nunca visto.

Concepto artístico del observatorio del Sistema de Transporte Interplanetario de SpaceX. Crédito: Elon Musk/Spacex

La industria espacial privada ha crecido hasta el punto de permitir que estos vuelos sean algo rutinario. Poco a poco, la cantidad de turistas espaciales va a aumentar. Los precios están todavía muy lejos de lo que se puede permitir un ciudadano medio, pero son mucho más baratos que otras alternativas. Sin ir más lejos, el propio Maezawa admitía haber pagado, aproximadamente, unos 80 millones de dólares por su viaje al espacio. Algo que contrasta con los, aproximadamente, 250 000 dólares que Virgin Galactic asegura que cuestan sus asientos.

El futuro de la exploración espacial pasa, sin duda, por Marte y la Luna. Pero, al margen de los avances en la exploración espacial tripulada, la presencia del ser humano, más allá de la Tierra, es cada vez más frecuente. En los próximos años, se está planteando ya la posibilidad, real, de tener estaciones espaciales privadas, como Orbital Reef. Para la década de 2030, el viaje espacial comercial será muy frecuente, si se cumplen las expectativas actuales. Poco a poco, estamos cada vez más cerca de un futuro en el que el ser humano colonice otros lugares del Sistema Solar

Referencias: Phys