La cápsula Progress MS-21 ha registrado una fuga de refrigerante, según ha explicado Roscosmos, la Agencia Espacial Rusa. En esta ocasión, la cápsula no está tripulada y por tanto no ha habido ningún peligro para la tripulación. Los ocupantes de la Estación Espacial Internacional, también, están en perfecto estado…

La cápsula Progress MS-21 no está en peligro

Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha anunciado que la cápsula Progress-MS 21 (que llegó a la Estación Espacial Internacional hace algún tiempo) ha sufrido un escape de refrigerante. Sin embargo, no hay ningún tipo de peligro para la tripulación en la estación. Además, la escotilla entre la estación y la cápsula Progress MS-21 estaba bloqueada, por lo que el incidente no ha afectado a las instalaciones. A esto, además, le hay que añadir que la temperatura y presión en la estación está dentro de lo esperado. Así que no parece haber mucha preocupación.

La cápsula Progress MS-21 registra una fuga
Imagen de la nave Progress 47 (una de las variantes de Roscosmos) abandonando la EEI. Crédito: NASA

En un primer momento, Roscosmos no llegó a explicar si toda la nave, o solo algunos sistemas, habían perdido presión. Poco después, Sergei Krikalev, director de programas tripulados de la agencia espacial rusa, explicaba que se había registrado una despresurización en el bucle de refrigeración. La NASA ha añadido que sus especialistas están ayudando a sus compañeros rusos para entender qué ha sucedido. Las autoridades de ambas agencias están monitorizando los sistemas de la Estación Espacial Internacional. Por ahora, sin novedades.

De hecho, la vida a bordo sigue igual. Tras informar a la tripulación de lo sucedido, y de la ausencia de peligro, han continuado con sus tareas normales. La despresurización del bucle de refrigeración recuerda al incidente sufrido, en diciembre, por la cápsula Soyuz MS-22. Esta sí es tripulada, y se ha determinado que todo se debió a un pequeño meteoroide que provocó una brecha en el radiador exterior. Esa fue la fuente de la fuga de líquido de refrigeración al espacio, que se pudo ver poco antes de que se fuese a llevar a cabo un paseo espacial.

Ya se está investigando lo sucedido

Roscosmos ha lanzado una investigación para determinar la posible causa de la fuga en el bucle de refrigeración. Los expertos van a analizar de cerca los materiales y tecnologías utilizados en el proceso de manufacturación. No es sorprendente que se mencione que van a realizar un análisis exhaustivo. La intención es asegurarse de que, lo que haya provocado esta avería, no afecta a componentes similares que se usen en el futuro. Es, en palabras de Krikalev, la tarea más importante a la que se enfrentan en este nuevo episodio.

Las buenas noticias son que, además, la cápsula Progress MS-21 ya estaba cargada con los desechos, antes de que se procediese con su desintegración programada. Así que se va a proceder con lo planeado. Este próximo 18 de febrero, la cápsula se desacoplará de la Estación Espacial Internacional y volverá a la Tierra. Se desintegrará, de manera segura, en la atmósfera de nuestro planeta. No debe confundirse con la cápsula Progress MS-22. Esta última llegó el pasado sábado (11 de febrero) a la estación sin problema alguno.

A bordo llevaba tres toneladas de comida, agua y combustible, así como equipo científico para la tripulación. Roscosmos ha explicado que el incidente no ha afectado al acoplamiento de la nueva cápsula de suministros. Tampoco afectará de manera alguna al programa de la Estación Espacial Internacional en el futuro. En solo unos días, el próximo 20 de febrero, también, llegará una nueva cápsula a la estación. Se trata de una nueva cápsula Soyuz que servirá como reemplazo para traer a la tripulación que viajó en la Soyuz MS-22.

Algún que otro problema en cuanto a tripulación

La tripulación tendrá, por tanto, una cápsula con la que regresar, y usar como bote salvavidas si hubiese alguna emergencia en la estación. La novedad, frente a los lanzamientos de cápsulas tripuladas anteriores, es que va a viajar en piloto automático. Esto permite acelerar el lanzamiento, pero tiene una desventaja importante. La tripulación de reemplazo ahora tendrá que esperar hasta finales de verano, o quizá hasta otoño. No habrá una nueva cápsula lista antes de esas fechas. Es decir, se alarga la misión de parte de esta expedición.

Una cápsula Soyuz (izquierda) y una cápsula Progress (derecha), acopladas la Estación Espacial Internacional. Crédito: NASA

Sergey Prokopyev, Dmitri Petelin y Frank Rubio van a permanecer varios meses más en la estación. Esto hará que su misión vaya a tener una duración cercana a un año. La NASA ha sido parte de todas las discusiones, en este sentido, y está de acuerdo con el plan que se ha planteado. Además de Prokopyev, Petelin y Rubio, la Estación Espacial Internacional alberga a otros cuatro tripulantes. Se trata de Nicole Mann, Josh Cassada, Anna Kikina y Koichi Wakata. Viajaron en octubre a la estación, y se espera que regresen en algún momento de marzo (o abril).

Aunque la avería, por tanto, es mucho menos importante que la de la Soyuz MS-22, Rusia se enfrenta a un escenario que no deja de ser extraño. En el espacio de apenas dos meses, dos cápsulas diferentes han experimentado problemas con sus sistemas de refrigeración. Veremos si la investigación encuentra una causa común. No es descartable que se trate, simplemente, de una coincidencia. Es decir, ambas cápsulas se han averiado en un espacio de tiempo breve, pero por motivos totalmente diferentes, sin relación entre sí.

Referencias: Phys