Esta semana, en Los Mundos del Cosmos 1×09, hablamos de los requisitos para que un planeta pueda ser habitable. Ya que no solo basta con que esté a la distancia adecuada de su estrella. Además, en YouTube, hablamos de la popular lluvia de las Perseidas y sus características…
Los mundos del Cosmos 1×09: las características de un planeta habitable
Para que un exoplaneta pueda ser habitable, no basta con que esté en la zona adecuada. También debe tener ciertas características, como, por ejemplo, ser un mundo rocoso. En realidad, necesitará tener un cierto rango de masa. De otro modo, el planeta será incapaz de tener un campo magnético tan potente como para retener su atmósfera. Esto, a su vez, provocará que la actividad de la estrella la arranque y, por tanto, pierda las características habitables. Naturalmente, el planeta necesitará tener abundancia de ciertos elementos.
Concretamente, aquellos que son básicos para la vida (carbono, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno azufre y fósforo). Lo que nos obliga a considerar cómo es el sistema en el que se encuentre el planeta que queramos imaginar. Porque, si en ese sistema no hay suficientes abundancia de esos elementos, simplemente, no habrá posibilidad de que la vida pueda aparecer y evolucionar. Si expandimos nuestras miras más allá del Sistema Solar, observaremos que hay sistemas muy diferentes a lo que podemos observar en nuestro entorno.
Los sistemas binarios, formados por dos astros, presentan un escenario muy diferente y complejo. Con el paso de los años, se ha entendido que, en realidad, todo se reduce a dónde se encuentran ambas estrellas y el planeta. Si los astros están demasiado cerca entre sí, será muy difícil que un planeta pueda estar en una órbita estable. Si están más lejos, es más fácil que el planeta esté en una situación estable. De esto, y mucho más, hablamos en Los mundos del Cosmos 1×09, disponible en iVoox, en la aplicación de iOS y Android; en la web, y aquí mismo:
YouTube: Las Perseidas
En YouTube, además, aprovechamos estas fechas para hablar de la popular lluvia de las Perseidas. Es, sin duda, la gran cita astronómica de cada año. El pico de actividad se produce, generalmente, en la noche del 11 al 12 de agosto (en ocasiones del 12 al 13). Tiene lugar en plenas vacaciones de verano en el hemisferio norte, por lo que las condiciones son inmejorables para disfrutar de un gran espectáculo. A esto hay que sumarle que, en condiciones ideales, podemos llegar a observar 150 meteoros por horas. Si bien es cierto que en la práctica la cifra será más baja.
Ya sabemos que, cualquier lluvia de estrellas, se enfrenta a dos grandes problemas. El más evidente (y quizá el que más nos complique las cosas) es la contaminación lumínica. Bajo la luz de las ciudades, muchos meteoros tenues quedan ocultos y pasan totalmente desapercibidos. Esto hace que, a lo largo de una hora, apenas podamos apreciar un puñado de estrellas fugaces (las que sean tan brillantes como para superar esa contaminación lumínica). El otro gran obstáculo está fuera de nuestro control y es el satélite natural de nuestro planeta: la Luna.
La luz del Sol, reflejada por la Luna, es capaz de ocultar los meteoros más tenues. Por lo que las mejores condiciones para las Perseidas se dan cuando está bajo el horizonte. Especialmente en la segunda mitad de la noche. Es en ese momento cuando se produce el mayor nivel de actividad y se dan las mejores condiciones para su observación. De esto, y de muchas otras cosas sobre la lluvia de las Perseidas, hablamos en el vídeo de esta semana. Puedes verlo en el canal de YouTube, en este enlace, o, si lo prefieres, al principio del artículo.