En el pasado, la Tierra tuvo días de 19 horas, y se mantuvo durante unos mil millones de años. Si los días en la actualidad nos pueden parecer cortos, imaginemos cómo hubiera sido en aquel pasado… Pero, además, esa duración también tuvo sus consecuencias en la vida del planeta…

La Tierra tuvo días de 19 horas hace mucho tiempo

En el presente, la Tierra tiene días de 24 horas. En su pasado, sin embargo, fueron mucho más cortos. El principal motivo es que, con la Luna más cerca, nuestro planeta rotaba más rápido. Con el paso del tiempo, nuestro satélite le ha robado al planeta parte de su energía de rotación, yéndose a una órbita mucho más lejana. La mayoría de modelos de rotación de la Tierra, explica un grupo de investigadores, muestran que, en el pasado, el día era mucho más corto. Sin embargo, no fue cambiando de una manera lenta y estable a lo largo del tiempo.

La Tierra tuvo días de 19 horas durante mil millones de años
La Tierra vista desde el espacio. Crédito: NASA

¿Cómo se puede medir cuánto duraba el día en la antigüedad? En las últimas décadas, los geólogos han utilizado los registros de rocas sedimentarias especiales que preservan capas a pequeña escala en llanuras de marea. Si se cuenta la cantidad de capas sedimentarias por mes, provocadas por las fluctuaciones de marea, se puede determinar cuántas horas tenía un día en el pasado. Este tipo de registros de marea son raros, y aquellos preservados suelen ser puestos en duda. Por suerte, hay otras maneras de estimar la duración del día.

La cicloestratigrafía es un método geológico que utiliza el depositado rítmico de capas de sedimentarios para detectar los ciclos de Milankovitch astronómicos, que reflejan cómo los cambios en la rotación y órbita de la Tierra afectan al clima. Así, explican que dos de esos ciclos, la precesión y la oblicuidad, están relacionados con el bamboleo e inclinación del eje de rotación de la Tierra. Por tanto, la rotación más rápida del planeta se puede detectar en los ciclos de precesión y oblicuidad más cortos. Es una herramienta tremendamente útil.

La utilidad de los registros de los ciclos de Milankovitch

Los investigadores han aprovechado que, en los últimos tiempos, han proliferado los registros de Milankovitch. En solo los últimos siete años, se han generado la mitad de los datos disponibles sobre cómo eran en el pasado del planeta. Así que, explican, era el momento de poder poner a prueba una idea que, aunque extraña, resultaba totalmente razonable. Era el momento de entender si la rotación de la Tierra había evolucionado como se podría suponer o, por el contrario, la duración del día podría haber ido cambiando de una manera diferente.

Una teoría, sin demostrar, es que cabe la posibilidad de que la duración del día se atascase, en un valor constante, durante algún tiempo en el pasado del planeta. Además de las mareas en el océano, por la atracción gravitacional de la Luna, la Tierra también experimenta mareas solares, debido al calentamiento de la atmósfera durante el día. Las mareas solares no son tan intensas como las lunares, pero no necesariamente tiene por qué haber sido siempre así. Cuando la rotación de la Tierra era más rápida, la atracción de la Luna era más débil.

A diferencia de la atracción de la Luna, la marea del Sol tira de la Tierra. De manera que, mientras la Luna frena la rotación del planeta, el Sol la acelera. Por eso, en el pasado, explican los investigadores, estas dos fuerzas estuvieron equilibradas en el pasado. Esa resonancia de ambas mareas provocaría que la duración del día dejase de cambiar y que, solo durante algún tiempo, se hubiese mantenido en un valor constante. Eso es, precisamente, lo que se muestra en los datos que han recogido, cumpliendo con la predicción realizada.

La Tierra tuvo días de 19 horas por esa interacción de mareas

La duración del día de la Tierra parece que se detuvo, y se estabilizó, en 19 horas. Sucedió hace entre uno y dos mil millones de años. Ese período es conocido, en ocasiones, como los mil millones de años aburridos. El momento de esa detención, curiosamente, se encuentra entre los dos grandes aumentos de oxígeno en el planeta. En este sentido, se explica que es fascinante pensar en que la evolución de la rotación de la Tierra pudo afectar a la composición siempre cambiante de la atmósfera del planeta. El estudio tiene una lectura intrigante.

Mapa de iluminación de la Tierra en el momento del solsticio de invierno de 2017. Crédito: US Naval Observatory

Apoya la idea de que el aumento del nivel de oxígeno, hasta las cifras actuales, quizá no se dieran hasta que llegaron días más largos y, con ellos, más oportunidades para que las bacterias fotosintéticas fueran capaces de generar más oxígeno cada día. Por lo que, en ese aspecto, es posible que la propia rotación de la Tierra tuviese un impacto en la vida del planeta. No es, ni mucho menos, algo que afirmen con rotundidad. El estudio también sirve, a su vez, para comprender que la Tierra no siempre ha sido tal y como la conocemos.

No solo en cuanto al aspecto de su superficie, ya que sabemos que ha cambiado constantemente por el movimiento de las masas continentales, llegando a formar, incluso, los supercontinentes como Pangea. También en cuanto a que ha podido afectar a las condiciones para la evolución de la vida. En el futuro, del mismo modo, también podemos recordar que los días se irán alargando progresivamente, a medida que la Luna se sigue alejando de nuestro planeta. Aunque es un cambio que solo se verá en una escala de millones de años.

Estudio

El estudio es R. Mitchell y U. Kirscher; «Mid-Proterozoic day length stalled by tidal resonance». Publicado en la revista Nature Geoscience el 12 de junio de 2023. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys