Una auditoría de la NASA afirma que la agencia pone en peligro su propio programa de exploración espacial si no cambia sus intenciones. Su objetivo de reducir el coste del programa Artemis en un 50% es muy poco realista, según la Oficina del Inspector General de la propia agencia estadounidense…
Un informe poco favorecedor y que explica por qué NASA pone en peligro su programa de exploración espacial
La auditoría realizada por la Oficina del Inspector General no es especialmente positiva. En ella se explica que el plan de la agencia de fabricar los cohetes SLS por medio de un contrato de precio fijo no impedirán que se llegue a los 2500 millones de dólares. Esto a pesar de que la agencia cree que se puede abaratar por medio de reducciones de la plantilla laboral, más eficiencia en la manufacturación y contratación y aumentando la cantidad de clientes que utilizarían el cohete de la agencia espacial. El programa Artemis es muy costoso.
Por lo que, prosigue la auditoría, si no se consigue alcanzar ahorros significativos, hará que la sostenibilidad del programa de exploración espacial tripulada de la agencia espacial esté en serio peligro. La administración de Joe Biden ya está solicitando el mayor presupuesto jamás concedido a la NASA para el próximo año fiscal. Si bien es cierto que, probablemente, no se concederán todas las solicitudes. La auditoría ha analizado los planes de la agencia para el futuro. Ahora mismo, están trabajando con diferentes compañías para fabricar el SLS.
En el futuro, quiere cambiar a un contrato, para un solo proveedor, que se haga cargo de la producción, integración de sistemas y lanzamiento de cinco cohetes SLS. Esto comenzaría con Artemis V, que está prevista para 2029. La afirmación de NASA de que se podría reducir el coste de fabricación del cohete a 1250 millones de dólares ha sido analizada detalladamente. La conclusión de la auditoría es clara. Considera que es muy poco realista. Es más, concluye que los primeros diez lanzamientos del cohete estarán en torno a los 2000 millones de dólares por cohete, un 20% de ahorro.
Los cambios que podrían llegar con el nuevo contrato
Las cuatro primeras misiones del programa Artemis están claras. Artemis I voló en noviembre de 2022 para poner a prueba tanto el cohete como la cápsula Orión. Artemis II llevará a cuatro astronautas en un viaje alrededor de la Luna y se podría lanzar en noviembre de 2024. Después, Artemis III llevará a la primera mujer, y la primera persona de color, a la superficie de la Luna en diciembre de 2025. Artemis IV está prevista para 2028 y ayudará en la construcción de la Plataforma Lunar Orbital, una estación espacial que dará apoyo en las misiones en la superficie de la Luna.
Hasta 2025, la auditoría determina que las misiones Artemis supondrán un coste de 93 000 millones de dólares. Mucho más de lo anunciado en 2012. El cohete SLS supone un 26% de ese aumento (con un total de 23 800 millones de dólares). Boeing es el proveedor principal de la fase central, trabajando con la empresa Aerojet Rocketdyne, que proporciona los cuatro motores R-25. Northrop Grumman aporta dos cohetes de combustible sólido. Lockheed Martin se encarga de la cápsula Orión y United Launch Alliance y la Agencia Espacial Europea también colaboran con el cohete y la cápsula.
El nuevo contrato (llamado EPOC, por sus siglas en inglés) asignaría el trabajo del SLS a una colaboración de Boeing y Northrop Grumman, a la que han llamado Deep Space Transport. El contrato tendría la opción de otros cinco lanzamientos adicionales, para un total de diez. Antes de entrar en esa etapa, la NASA planea tener un contrato previo, de tres años (antes de que comience EPOC) y que ha sido bien visto por la auditoría. En contra, critica que el acceso a los datos de diseño del cohete esté limitado a Boeing y Northrop Grumman, ya que esto limita la competencia.
La disponibilidad del SLS para otros clientes es la gran baza de NASA
Uno de los planes de NASA, para reducir costes, es que Deep Space Transport pueda producir cohetes para otros clientes, permitiendo que se puedan reducir los gastos de cada lanzamiento. Sin embargo, de momento no ha habido interés por parte de posibles clientes. Otros cohetes, como Starship de SpaceX, o New Glenn de Blue Origin, podrían ser buenas alternativas para la NASA y su programa Artemis. El SLS es el único cohete, ahora mismo, que cumple con las necesidades del programa Artemis, pero eso podría cambiar en los próximos 3-5 años.
La auditoría plantea este escenario, destacando que esas alternativas podrían ser más ligeras, baratas y reutilizables. Por lo que la agencia quizá quiera considerar la posibilidad de recurrir a opciones comerciales para sus planes a medio y largo plazo. Esto permitiría a la agencia asegurar un mayor éxito para conseguir sus ambiciosos objetivos de exploración espacial. No podemos olvidar que su último gran objetivo es conseguir llevar seres humanos en una misión a Marte hacia el año 2040. La auditoría propone diferentes recomendaciones para abaratar costes.
La NASA pone en serio peligro su programa de exploración espacial tripulado si no logra reducir esos costes. Entre las sugerencias, destaca que se disponga de contratos flexibles para futuros usos del SLS, así como considerar alternativas comerciales. También sugiere que, antes de que llegue EPOC, la agencia trabaje en determinar correctamente el coste de sus misiones. Pero, en el futuro, determinan que la competencia entre SpaceX, ULA y Blue Origin podría beneficiar a la NASA, a pesar de que competirán con su cohete SLS. Veremos qué medidas adoptan en los próximos años.
Referencias: Phys