Debemos entender que la ecuación de Drake no sirve como respuesta. No nos va a permitir saber cuál es la cantidad de civilizaciones extraterrestres que podemos esperar encontrar en la galaxia. Porque, a fin de cuentas, hay demasiadas variables que no conocemos. Demasiadas oportunidades de error…
La ecuación de Drake no sirve… pero es útil
Leía esta mañana un artículo (que podéis encontrar enlazado al pie de la página) de Paul Sutter, un astrofísico de la Universidad de Ohio. En su razonamiento, Sutter aconseja a aquellos que están buscando vida en otros mundos que dejen de usar la ecuación de Drake. A fin de cuentas, se planteó originalmente allá por los años 60 para alimentar el debate en una conferencia. Que no se entienda mal, es una herramienta útil.
El principal inconveniente es que,en realidad, su utilidad es más filosófica que científica. La ecuación de Drake no sirve como respuesta porque solo fragmenta una gran incógnita en muchas otras más pequeñas. Pequeñas, pero no por ello más fáciles de resolver. Es decir, sí, podemos estimar cuál es el ritmo de formación de estrellas de la Vía Láctea. Podemos estimar, también, cuál es la cantidad de planetas alrededor de cada estrella.
Sin embargo, hay factores en los que lo único que podemos hacer es una suposición. ¿Cuál es el porcentaje de planetas que, estando en la zona habitable de su estrella, desarrollan vida? ¿Y cuántos de esos planetas, que desarrollan vida, llegan a ver la aparición de vida inteligente? Una respuesta a esta incertidumbre sería el uso de rangos. Pero… ¿y si hemos delimitado incorrectamente ese rango? Entonces todo el razonamiento se nos viene abajo.
La ecuación de Drake es una gran incógnita
Así que, en realidad, y como razona Sutter, la ecuación de Drake no nos acerca a tener la respuesta. Es tan inabarcable como la propia pregunta en sí. ¿Cuántas civilizaciones hay en la Vía Láctea? Basta echar un vistazo a los estudios que se han publicado en los últimos años. Algunos parecen apoyar la idea, cálculos mediante, de que la galaxia rebosa con civilizaciones. Otros, sin embargo, nos dicen que no, que debemos estar solos en el universo observable.
Pero basta cuestionar esos cálculos y poner en duda cómo se han acotado los valores para que el razonamiento, en uno u otro sentido, salte por los aires. La realidad es que, a día de hoy, no tenemos forma alguna de acotar correctamente muchos de esos valores. Imaginemos, por un momento, que nuestro Sistema Solar y la Tierra son un arquetipo perfecto. Es decir, que todas las enanas amarillas, con un planeta rocoso en su zona habitable, desarrollan vida inteligente. En un 100% de los casos.
Estaríamos hablando de miles de millones de civilizaciones inteligentes. Si solo nos fijamos en esos valores. Pero hay otros factores por lo que la ecuación de Drake no sirve. ¿Y si resulta que el tiempo de comunicación es más breve que el nuestro? Es decir, ¿y si el tiempo durante el que emiten señales al espacio es extremadamente corto? Quizá nuestra civilización sea una anomalía y en realidad llevemos más tiempo enviando señales al espacio de lo que es habitual…
Una gran cascada de preguntas
O, alguien podría decir acertadamente, quizá es el extremo opuesto. Es decir, llevamos muy poco tiempo emitiendo señales y una civilización promedio lo hace durante muchísimo más tiempo. Pero, ¿vemos qué acaba de suceder? Lo único que hemos hecho ha sido trasladar la incógnita de un lugar a otro. Hemos pasado de preguntarnos cuántas civilizaciones podría haber en la Vía Láctea a preguntarnos si podemos acotar el tiempo durante el que envían señales al espacio.
Dicho de otra manera, no nos ha acercado, ni un solo milímetro, a saber si hay vida en otros lugares. De hecho, todo ese razonamiento ha comenzado con una suposición. Ni siquiera con una certeza. Ese es uno de los grandes problemas de la ecuación de Drake. Al menos en su forma actual. Como comenta Sutter, mientras haya un solo factor en el que exista incertidumbre, cualquier resultado que nos de la ecuación de Drake será irrelevante.
Eso, además, sin entrar en la posibilidad de complicar la ecuación todavía más. Aparentemente, es una ecuación bastante elegante. Tiene varios factores, sí, pero todos parecen lo suficientemente generales como para cubrir todas las posibilidades. Podríamos añadir un factor para preguntarnos cuántos planetas rocosos, en la zona habitable de su estrella, tienen la capacidad de conservar una atmósfera. Pero solo sería un paso intermedio.
La ecuación de Drake no sirve… porque hay que seguir observando
Ese paso intermedio desaparece al hacer la consideración del factor siguiente. Es decir, cuántos de esos planetas llegan a desarrollar vida. Puesto que, si la desarrollan, podemos dar por sentado que es porque conservan una atmósfera (así como por cumplir infinidad de otros pequeños factores que podríamos plantear). La ecuación de Drake no sirve en la actualidad. Es indudable que, en su momento, permitió que se crease un debate en torno a esta pregunta.
Pero a corto plazo, en los próximos años, no parece que vaya a ayudarnos a dar con la respuesta. Seguimos teniendo una incertidumbre enorme ante sus factores. ¿Cuál es la cantidad de planetas que llegan a desarrollar vida inteligente? Por mucho que trabajemos en ello, el valor que propongamos (o valores) será una mera suposición. Parecerá mejor o peor fundamentada, pero solo será una suposición. Porque, no hay que olvidarlo, solo conocemos un planeta habitado.
Por eso, los grandes avances llegarán en acciones que ya se están llevando a cabo hoy en día o en el futuro próximo. La búsqueda de exoplanetas nos ayuda a comprender mejor cómo son otros lugares de la Vía Láctea. Los estudios para determinar si Europa o Encélado podrían albergar vida pueden darnos información que resultará mucho más útil. Así como la exploración de Marte y la incansable búsqueda por entender si alberga o albergó vida en el pasado…
Refernecias: Space
Es cierto lo que comenta. La estimación de Drake nos permite jugar mucho. Recordemos que en este tema hay dos tipos de creyentes. Los que creen que los ovnis existen y los que creen que los ovnis no existen. La ecuación permite jugar a los dos con ello. Sobre todo con la falacia de que una vez que las civilizaciones descubren la energía atómica se auto destruirán de todos modos en muy corto período de tiempo. Lo que no aguanta ningún argumento.
Lo cierto es que en el Universo Observable hay 1×10 a la 22 estrellas. o sea 10 sixtillones para los ingleses y 10,000 trillones de estrellas desde nuestra notación matemática. Y ese numero realmente es tan grande. Que pretender acotarlo a 1 o menos de 1 con suposiciones fuera de foco. No va.
De hecho creer que existen civilizaciones alienígenas es más probable a creer que estamos solos. No importa que tanta «ciencia» queramos imponer para sustentar la creencia de la soledad divina. Sin ir muy lejos los ovnis expuestos oficialmente por el Pentagono en 2020, ya nos quita el piso para creer que somos los hijos favoritos de dios.
Solo queda observar y esperar. Ya el director de SETI hizo su apuesta de un cafe en starbucks si no encuentra señales de vida inteligente antes de 2036. Y yo la verdad también estoy dispuesto a financiar los cafes.
Interesante, Alex!
Un artículo muy interesante.
Hay tantos factores que pueden influir en el número de civilizaciones, que nadie puede hacer siquiera una estimación seria de su abundancia.
Cada uno tiene su propia apreciación según los factores que conoce o según los factores a los que da importancia.
Se me ocurren dos factores de los que no se suele hablar:
A favor de muchas civilizaciones podría estar el que aquellas que alcanzasen la capacidad de viajar rápido por el espacio se reproducirían enormemente.
En contra están las extinciones por catástrofes a nivel planetario, que afectan sobre todo a organismos complejos capaces de evolucionar hasta nuestro nivel. Quizá estas extinciones son tan frecuentes que apenas haya civilizaciones, aunque el universo estuviera plagado de microbios capaces de vivir en condiciones extremas.