El Observatorio Austral Europeo (ESO) sigue avanzando en la construcción del Telescopio Extremadamente Grande, el más grande del mundo. Su construcción comenzó en 2014, aplastando la cima de una montaña, el Cerro Armazones, que está en el desierto de Atacama, en Chile.

La construcción del Telescopio Extremadamente Grande continuará un tiempo

El Observatorio Austral Europeo acaba de anunciar que el progreso, en la construcción del Telescopio Extremadamente Grande, ha superado el 50%. El trabajo restante todavía debería durar unos cinco años más. Lo que se espera es que el observatorio entre en funcionamiento en 2028. El telescopio tiene unas dimensiones más que considerables. Su espejo principal mide 39 metros y está formado por 798 segmentos hexagonales. Esto lo convierte en el telescopio más grande del mundo para observar el espectro visible e infrarrojo.

La construcción del Telescopio Extremadamente Grande avanza
Plano aéreo de la construcción del telescopio Extremadamente Grande. Crédito: ESO

El nuevo observatorio ayudará a responder algunas de las grandes preguntas sobre el universo. Buscará las respuestas a cuestiones tales como cuándo se formaron las primeras estrellas y galaxias del cosmos. Además, se espera que tenga la capacidad de llegar a tomar imágenes directas de planetas extrasolares. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a ver planetas con un nivel de detalle alto, similar a lo que ve el telescopio Hubble cuando observa Marte. En su lugar, lo que se podría ver será apenas un punto de luz.

Algo más que suficiente, sin embargo, para obtener mucha información sobre el mundo que se observe (además de confirmar, mediante observación directa, que existe). Su capacidad de observación permitirá también complementar la potencia de otros observatorios que ya están en marcha, o que entrarán en funcionamiento durante los próximos años. Será una herramienta fantástica que sumará su potencia a la de observatorios espaciales como el telescopio James Webb, y otros terrestres como el observatorio Vera Rubin.

Un proyecto muy complejo

De los telescopios de próxima generación, capaces de observar en espectro visible e infrarrojo cercano, el Telescopio Extremadamente Grande es el más grande y el que más avanzado está en su construcción. Así lo explicaba el director, del Observatorio Austral Europeo, Xavier Barcons, en una nota de prensa. Llegar al 50% de la construcción es todo un logro, añadía, porque la construcción de este tipo de estructuras, tan grandes, es muy compleja. La ayuda de los países que forman parte del ESO ha sido importante.

Con el Telescopio Extremadamente Grande, se espera recoger 100 millones de veces más luz que lo que capta el ojo humano. La cifra de por sí es muy llamativa, pero puede ser difícil de poner en contexto en relación a otros observatorios. Aproximadamente, el telescopio recogerá 13 veces más luz que los telescopios más grandes capaces de observar en el espectro visible. También será capaz de corregir la distorsión atmosférica (al igual que hacen otros observatorios) con un sistema de óptica adaptativa, así como ocho unidades láser.

También hay que destacar que tendrá un espejo flexible, adaptativo, que será capaz de llegar a cambiar su forma mil veces por segundo, para corregir las distorsiones creadas por las turbulencias en el aire. Finalmente, además del espejo principal, el telescopio cuenta con un espejo secundario, de 4,2 metros de diámetro, y cuatro instrumentos científicos. Los espejos y otros componentes del telescopio están siendo fabricados por compañías en Europa. A estas alturas, todavía hay muchos componentes que están en desarrollo.

La construcción avanza a buen ritmo

Desde el ESO, han explicado que todos los sistemas necesarios para completar el Telescopio Extremadamente Grande, incluyendo el sistema de control, y el equipo necesario para ensamblar y poner en marcha el telescopio, están progresando a buen ritmo, estando o bien en desarrollo o ya en producción. Además, los cuatro primeros instrumentos científicos del telescopio ya están en la fase final de diseño. Algunos ya están comenzando el proceso de fabricación. Algunos pasos ya están, de hecho, en la recta final de su construcción.

Concepto artístico del Telescopio Extremadamente Grande. Crédito: ESO/L. Calçada/ACe Consortium

Por ejemplo, la mayoría de la infraestructura de apoyo para el telescopio ya está en, y en los alrededores, de Cerro Armazones. El ESO espera que terminar el 50% restante del proyecto lleve mucho menos tiempo que la construcción de la primera mitad. De hecho, el diseño todavía estaba siendo rematado cuando comenzó la construcción. Algunas partes del telescopio también tenían que pasar por pruebas. Por si todo esto no fuera suficiente, no podemos olvidarnos del impacto que tuvo la pandemia del COVID-19 a nivel mundial.

La pandemia obligó a cerrar las instalaciones durante varios meses, y se produjeron retrasos en la producción de muchos de los componentes del telescopio. Aunque para el Telescopio Extremadamente Grande habrá que esperar todavía unos cinco años para verlo en marcha, otros están mucho más cerca de comenzar sus observaciones. Es el caso del observatorio Vera Rubin, que se espera que entre en marcha a partir de 2024. La segunda mitad de la década promete ser muy interesante en cuanto a cómo avanzará nuestra capacidad de observación del cielo…

Referencias: Universe Today