La colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda ha sido puesta en duda en un nuevo estudio. Algo que resulta sorprendente porque, desde hace décadas, se sabe que la galaxia de Andrómeda se acerca hacia nosotros. Según se explica en un nuevo trabajo, no está tan claro que la colisión vaya a suceder en mucho tiempo.
La duda en la colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda es… llamativa
La galaxia de Andrómeda es conocida desde hace cientos de años. Hace alrededor de un siglo, se descubrió que su velocidad radial es negativa hacia la Vía Láctea. Dicho de otro modo, tarde o temprano, ambas galaxias terminarán colisionando. O, por lo menos, esa era la idea general. Porque ahora, en un nuevo estudio, se pone en duda que este escenario, tan familiar, sea el único posible. Los autores, de la Universidad de Helsinki, se han fijado en diferentes factores que pueden dictar cómo se desarrollará la secuencia de eventos en el futuro.
Teniendo en cuenta la influencia gravitacional de otras galaxias del Grupo Local, determinan que solo hay un 50% de posibilidades de que la Vía Láctea se fusione con Andrómeda en los próximos 10 000 millones de años. Es algo que resulta llamativo porque la estimación rompe con lo que se suele plantear. Generalmente, se explica que en unos 5000 millones de años, comenzará la colisión entre ambas galaxias. Así que, ¿cómo llegan a una estimación tan diferente? Los investigadores han tenido en cuenta el problema de los tres cuerpos.
O, más concretamente, el problema de los cuatro cuerpos. En este tipo de escenarios, hay mucha incertidumbre, y eso lleva a que exista ese 50% de posibilidades de que la colisión suceda de todos modos. Si pensamos en la Vía Láctea y Andrómeda como dos galaxias aisladas, estamos omitiendo el papel del resto de galaxias del Grupo Local. En total, se calcula que hay aproximadamente un centenar de galaxias…
El caos del Grupo Local en la colisión
De todas ellas, al margen de Andrómeda y la Vía Láctea (las más grandes, en ese orden, con 200 000 y 100 000 años-luz de diámetro, respectivamente), la siguiente es la galaxia del Triángulo (Messier 33), que está a 2,7 millones de años-luz y contiene alrededor de 40 000 millones de estrellas. Es decir, aproximadamente el 40% del total de estrellas de nuestra galaxia. Sin embargo, apenas supone el 4% frente a Andrómeda, que se calcula que tiene 1 billón de estrellas. A pesar de estas diferencias, también tiene una influencia gravitacional en el conjunto.
Por ello, el problema se complica. A esto hay que añadirle la presencia de la Gran Nube de Magallanes. Es la segunda o tercera galaxia más cercana a la Vía Láctea, a tan solo 163 000 años-luz. Es una cifra ligeramente superior al diámetro de la Vía Láctea (que algunos estudios cifran, específicamente, en 105 700 años-luz). Contiene alrededor de 20 000 millones de estrellas, menos que la Galaxia del Triángulo, pero su atracción gravitacional no se puede pasar por alto. Teniendo en cuenta la atracción ejercida por las galaxias del Triángulo y la Gran Nube de Magallanes, el escenario se complica.
Al incluirlas en sus cálculos, los rumbos de la Vía Láctea y Andrómeda, en los próximos miles de millones de años, se vuelven mucho más complejos. Tanto que, en algunos casos, se llega a un escenario en el que no se produce la colisión. Pero hay un factor que no podemos pasar por alto, y que hace que la puerta siga abierta a un escenario que parecía garantizado. La incertidumbre es muy importante. No es agradable tener que enfrentarse a ella en una investigación y, por tanto, siempre se intenta limitar algunos parámetros al máximo posible…
La colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda puede estar en duda… pero tampoco podremos comprobarlo
En este caso, cosas como la velocidad de rotación de las galaxias, o la distancia entre ambas. El problema es que, pese a su proximidad, hay mucha incertidumbre en torno a las cuatro galaxias que se han utilizado en el estudio. Esa incertidumbre provoca que los cálculos precisos, de cosas como el efecto de su atracción gravitacional o su rotación sean muy complicados. Esto lleva a una estimación, en lugar de una cifra concreta. Es una forma de mitigar el hecho de encontrarse con incertidumbres. En este caso, curiosamente, la estimación es de un 50%.
La realidad es que, como cuentan los investigadores, el escenario es mucho más complejo. La estimación en sí tiene mucha incertidumbre. Además, hay otros factores que dificultan las cosas todavía más. La presencia del resto de galaxias del Grupo Local, naturalmente, influirá en el resultado final. La única forma de determinar mejor qué escenario es el más probable sería esperar y dejar que pase el tiempo… Pero, en este caso, no tenemos el lujo de esperar unas décadas. Habría que esperar mucho más tiempo para poder comprender cómo se desarrollará todo.
Lo cierto es que, si la colisión llega a suceder, tendrá lugar mucho después de que el Sol haya llegado al final de su vida y la Tierra haya dejado de ser habitable. Por lo que los seres humanos, o bien habrán desaparecido, o habrán encontrado una manera de expandir su presencia a otras estrellas. Para ese entonces, si todavía existiesen, tendrán la oportunidad de explorar toda una galaxia nueva. Pero ni siquiera podemos aventurarnos a suponer que el ser humano vaya a desarrollarse hasta soñar con el escenario de sobrevivir miles de millones de años…
Estudio
El estudio es T. Sawala, J. Delhomelle, A. Deason et al.; «Apocalypse When? No Certainty of a Milky Way — Andromeda Collision». Está disponible para su consulta en arXiv, en este enlace.
Referencias: Universe Today