El JWST (telescopio espacial James Webb) podría ser muy útil en la búsqueda de vida extraterrestre. Su estudio de exoplanetas permitirá profundizar en cómo son las condiciones y características de mundos rocosos más allá del Sistema Solar. Pero ¿qué señales son las más prometedoras?

Los elementos que ayudarían en la búsqueda de vida extraterrestre con JWST

No tenemos la capacidad de viajar a otros mundos lejos del Sistema Solar para observarlos y determinar si están habitados. A decir verdad, incluso viajar a otros lugares de nuestro pequeño rincón de la Vía Láctea puede resultar harto complicado (o como mínimo muy largo). Por ello, la llegada de herramientas como el telescopio James Webb (JWST, por las siglas en inglés de Telescopio Espacial James Webb) pueden suponer un buen impulso para el campo de la búsqueda de vida extraterrestre. A fin de cuentas, no necesitamos visitar esos planetas en persona.

La búsqueda de vida extraterrestre con JWST
Concepto artístico de un exoplaneta. Crédito: NASA

Es posible estudiarlos de manera remota por medio de nuestros telescopios. Para ello, basta con observar la luz de la estrella, en torno a la que orbita un exoplaneta, cuando pasa por delante de su astro, desde nuestra perspectiva. La luz de la estrella pasará por la atmósfera (si la tiene) y quedará registrada su composición. Como hablamos de búsqueda de vida, sabemos que necesitamos un mundo que tenga atmósfera. Al estudiar esa luz, la presencia de algunos elementos podría ayudar a determinar que el exoplaneta podría tener vida.

Por ejemplo, el telescopio Webb podrá detectar tanto oxígeno (O2, el que respiramos) como ozono (O3). Encontrarlos en una atmósfera no sería una señal infalible de que el planeta esté habitado. Hay procesos naturales que pueden producir grandes cantidades de oxígeno. Por ejemplo, un planeta que esté experimentando un efecto invernadero desbocado podría inducir a error. En un mundo así, la temperatura terminará siendo lo suficientemente elevada como para que los océanos se evaporen. Sería un mundo muy alejado de un entorno habitable.

Fosfano, amoniaco, metano, dióxido de carbono…

El fosfano es un gas que se produce de manera natural en atmósferas ricas en hidrógeno, como las de Júpiter o Saturno. Pero también puede ser producto de la actividad biológica, lo producen algunos microorganismos terrestres. Por lo que, si se detectase en una cantidad importante en una atmósfera de un planeta rocoso, podría apuntar a la presencia de vida. Lo mismo sucede con el amoniaco. Es abundante en gigantes gaseosos, pero no debería aparecer (al menos en grandes cantidades) en un planeta rocoso a menos que contenga vida.

El inconveniente es que la detección de ambos elementos puede suponer todo un reto para el telescopio, porque su concentración es relativamente baja incluso en la Tierra. Por otro lado, la combinación de ciertos compuestos puede apuntar, también, a la presencia de vida. Sería el caso de la detección de una atmósfera que contenga metano y dióxido de carbono. El carbono tiende a asociarse más con oxígeno, si hay suficiente en la atmósfera, que mantenerse atrapado en una molécula de metano. Por lo que una atmósfera rica en ambos podría indicar actividad biológica.

Es decir, podría ser una indicación de que haya microorganismos produciendo metano de manera constante. Este mismo argumento se puede extender a cualquier combinación de gases que no debería coexistir en una atmósfera, y que podría apuntar a la participación de la vida. A fin de cuentas, los organismos rompen el equilibrio químico de su entorno al utilizar reacciones químicas para generar energía. Todo esto, sin embargo, no puede hacernos perder la perspectiva de que estamos ante algo muy complejo incluso para el JWST.

La detección no será rápida ni aplastante

El telescopio Webb está superando todas las expectativas, pero el estudio de atmósferas de exoplanetas rocosos es muy complejo. Las señales de estos planetas serán más débiles que las de las atmósferas de gigantes gaseosos (que ya ha estudiado). Eso añade un obstáculo más. Si se observa la presencia de una atmósfera en, por ejemplo, alguno de los mundos del sistema TRAPPIST-1, habrá que entender exactamente qué se está observando. ¿Cuál es la concentración de ese gas en particular? No será fácil de determinar. Hará falta mucho trabajo.

Concepto artístico que muestra una estrella iluminando la atmósfera de un exoplaneta. Crédito: NASA Goddard Space Flight Center

Incluso si se consigue determinar con precisión, el hallazgo de una posible biofirma no sería suficiente para afirmar que se haya encontrado vida extraterrestre. Habrá que entender, en primer lugar, si ese hallazgo aparentemente extraordinario lo es. La llegada del JWST supone poder comenzar a estudiar atmósferas planetarias. Ese proceso llevará a que muchas suposiciones, realizadas hasta ahora, resulten ser incorrectas. Por lo que habrá un proceso de aprendizaje que será muy importante en los próximos años.

Esto quiere decir que, cada vez que se encuentre una señal sorprendente, sería apresurado concluir que quizá se deba a la presencia de vida extraterrestre. Será necesario descartar cualquier mecanismo natural que pudiese permitir explicar la concentración del gas detectado en un exoplaneta cualquiera. Ese trabajo llevará, posiblemente, años. Por lo que la confirmación de que hay vida extraterrestre (si realmente es así) no llegará de la noche a la mañana. Será un procedimiento paulatino, incluso con tecnología tan espectacular como la del telescopio James Webb.

Referencias: The Conversation