Quizá alguna vez has oído que si Júpiter fuese 10 veces más grande, brillaría con luz propia. También es posible que hayas oído que emite más calor del que recibe. Es decir, que, a bote pronto, podría parecer que Júpiter no es un planeta muy común… ¿qué hay de cierto en todo esto?

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Júpiter en infrarrojo. Parece una estrella… pero no.

¿Júpiter emite más calor del que recibe? Sí (y Saturno también)

Todos los planetas emiten calor. En el caso de los planetas rocosos (lo cual incluye a La Tierra, evidentemente), el calor emitido procede del decaimiento radiactivo. Sin embargo, la cantidad de calor emitida es muy inferior a la cantidad de calor absorbido del Sol.

En el caso de los gigantes gaseosos, su emisión de calor se debe a que todavía se están enfríando (y contrayendo) desde su formación (a esto se le denomina mecanismo de Kelvin-Helmholtz). Además, también tenemos el movimiento diferencial del helio en relación al hidrógeno, y como el helio es más denso, a medida que se hunde hacia el centro se libera más energía en forma de calor.

Para redondear esto, el Sol se encuentra muchísimo más lejos de Júpiter que de La Tierra, por lo que el calor que recibe el planeta es, obviamente, mucho menos que lo que reciben los planetas rocosos.

¿Si Júpiter fuese 10 veces más grande brillaría con luz propia? No

Esta creencia tiene su origen en física nuclear anticuada (de los años 80). En las últimas décadas hemos refinado nuestro conocimiento de la fusión estelar.

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Sirio B, una estrella con el mismo tamaño que La Tierra (más o menos).

El tamaño, en realidad, no es lo más importante (Sirio B es una estrella que tiene aproximadamente el mismo tamaño que la Tierra y, más o menos, la misma masa que el Sol), la masa sí. La estrella más pequeña conocida es la enana roja OGLE-TR-122B, tiene tan sólo una décima parte de la masa del Sol (pero 100 veces la masa de Júpiter) es un 20% más grande que el planeta, y brilla 300 veces menos que el Sol. De hecho, es tan pequeña, que está muy cerca del mínimo posible para que una estrella de hidrógeno genere fusión por sí misma.

La mayor parte de físicos estiman que haría falta la masa de 75-85 Júpiters para que pudiese generar fusión.

Dicho de otro modo. Para que Júpiter entrase en fusión habría que lanzarle tanta masa adicional que, en realidad, sería más correcto decir que estaríamos lanzando a Júpiter contra toda esa masa extra. Es decir. Júpiter está muy, pero que muy lejos de haber llegado a ser una estrella, ni siquiera una estrella fallida (a esas las llamamos enanas marrones).

Si Júpiter se convirtiese en una pequeña estrella, ¿nos afectaría en algo?

Aunque ya sabemos que es imposible que pase por lo que hemos explicado. ¿Afectaría en algo a la vida en la Tierra que Júpiter se convirtiese en una estrella como OGLE-TR-122B? La verdad es que no. Porque Júpiter se encuentra cuatro veces más lejos de nosotros que el Sol, así que la energía total recibida en el planeta aumentaría en un 0,02% (esto es muy poco, pero para que lo entendamos mejor, basta con decir que la cantidad de energía que recibe la Tierra varía en un 6,5% a lo largo del año simplemente por la excentricidad de la órbita de nuestro planeta). Es decir, la vida en el planeta no se vería afectada.

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El Sol, OGLE-TR-122B y Júpiter

A modo de curiosidad, sí se puede decir que una estrella así sí sería visible de día (con un distintivo color rojo muy tenue) y que sería unas 60 veces más brillante que la luna llena, así que, podríamos leer un libro a oscuras durante la noche sin ningún tipo de problema.