Un grupo de investigadores ha descubierto El unicornio. Es el nombre con el que han designado al agujero negro más cercano a la Tierra, y uno de los más pequeños conocidos. Es un nombre que hace justicia a su naturaleza. No se trata de un agujero negro en circunstancias típicas…
El unicornio es el agujero negro más cercano a la Tierra… pero no hay de qué preocuparse
En un estudio, publicado el 21 de abril de 2021, un grupo de investigadores ha anunciado el descubrimiento de un agujero negro tremendamente pequeño. Por si no fuese suficiente, resulta que también es el más cercano a la Tierra. Está a unos 1500 años-luz de nuestro planeta, en la dirección de la constelación de Monoceros (el unicornio). El nombre con el que lo han apodado viene, precisamente, por un lado, de la constelación, y, por otro, de su naturaleza. Se trata de un agujero negro que tiene apenas tres veces la masa del Sol.
Es poco para un agujero negro, dejándolo cerca de la masa mínima. En la actualidad, se conocen muy pocos agujeros negros que tengan una cantidad de masa tan baja. Parece que forma parte de un sistema junto a una gigante roja. Una estrella en las últimas etapas de su vida. Es decir, ambos están conectados gravitacionalmente hablando. Aunque un agujero negro no puede ser visto de forma directa (ya que no emite luz), sí es posible captar su presencia a través de métodos indirectos. En este caso, el hallazgo ha sido posible por la estrella compañera.
Se trata de una estrella que ya era conocida y que forma parte de algunos catálogos de sistemas estelares. Es decir, el agujero negro, en realidad, estaba oculto a simple vista. Fue observada por telescopios como KELT, ASAS, ASAS-SN (su sucesor) y por TESS, el sucesor del telescopio Kepler, que está dedicado a la búsqueda de exoplanetas. Así que había un buen puñado de datos a disposición de los investigadores. Esa información no había sido analizada, de la forma en que lo han hecho, hasta este momento, quizá explicando por qué había pasado inadvertido.
Un objeto orbitando a una gigante roja
Al revisar los datos, se dieron cuenta de que algo que no podían ver estaba orbitando a la gigante roja, provocando que su luz cambiase en intensidad, y aspecto, en diferentes momentos. No tardaron tiempo en darse cuenta de que algo estaba interactuando gravitacionalmente con la estrella. Ese efecto de arrastre es conocido como distorsión de marea y es la huella que muestra que algo está afectando a la estrella. Una de las posibilidades era un agujero negro, que tendría que ser realmente pequeño, de menos de cinco veces la masa del Sol.
Eso provocaría que se encontrase en algo que se conoce como mass gap (el hueco de masas). Hasta no hace mucho tiempo, no se había considerado la posibilidad de que pudiese haber agujeros negros de esa masa. Tras considerarlo, aunque pareciese una posibilidad poco plausible, entendieron que, realmente, se trataba de un agujero negro. Lo han denominado, informalmente, como el unicornio. El efecto que produce es parecido al de la Luna en los océanos de la Tierra. La velocidad de la gigante roja, su órbita y la interacción de la fuerza de marea les dio mucha información.
Les permitió determinar la masa del agujero negro, concluyendo que es de unas tres veces la masa del Sol. En los últimos años, la comunidad científica se ha preguntado por qué no se encontraban agujeros negros de tan poca masa. Podría ser, simplemente, que se debiese a que nuestra tecnología no fuese lo suficientemente avanzada. La otra posibilidad, por supuesto, era que no existiesen. Pero es un panorama que ha cambiado en los últimos años, al encontrarse indicios de la existencia de este tipo de agujeros negros.
El unicornio es un agujero negro que no es solo una anécdota
El descubrimiento, previo al de este estudio, de que realmente existen agujeros negros cerca del límite de masa mínima, fue lo que llevó a los investigadores a considerar que podían encontrarse ante un objeto similar. El estudio de las estrellas de neutrones y agujeros negros en la Vía Láctea es muy útil para poder entender cómo se forman y mueren las estrellas. El estudio de agujeros negros, sin embargo, es difícil. El hecho de que no emitan luz hace que sea muy difícil detectar su presencia, y que por eso muchos se hayan descubierto de la misma manera.
Solo han sido detectados porque interactúan con una estrella compañera a su alrededor. Eso provoca que se cree una gran cantidad de rayos X. Algo que sí se puede captar porque no deja de ser una parte del espectro electromagnético, que se utiliza constantemente para estudiar el universo. En los últimos años, se han llevado a cabo otros experimentos que han intentado encontrar agujeros negros más pequeños. Por lo que se espera que el unicornio, en cuanto a agujeros negros de poca masa, no sea una excepción.
En los próximos años, seguramente, se encontrarán más agujeros negros con poca masa. ¿Quizá alguno sea incluso más cercano? Aunque fuese así, no hay que caer en el error de alarmarse. 1500 años-luz es poca distancia en la escala astronómica, sí, pero la realidad es que la posibilidad de que el Sistema Solar se pueda encontrar con un agujero negro es irrisoriamente pequeña. La mejor demostración es el hecho de que nuestro pequeño rincón de la galaxia tiene más de 4600 millones de años, y aquí sigue. Así que no hay de qué alarmarse.
Referencias: Ohio State University