La estrella VY Canis Majoris pasa por períodos de oscurecimiento. Es algo que recuerda al episodio que protagonizó la estrella Betelgeuse en 2020, y que captó la atención de todo el mundo. Gracias al telescopio Hubble, se ha podido entender su naturaleza y el parecido entre ambos casos…
El telescopio Hubble ha sido clave para entender el oscurecimiento de VY Canis Majoris y Betelgeuse
Puede que recordemos como, a principios de 2020, se habló del oscurecimiento que estaba experimentando la estrella Betelgeuse, una de las más brillantes de la constelación de Orión. Durante unas semanas, perdió una buena parte de su brillo y dio pie a todo tipo de cábalas. Ahora, los astrónomos han centrado su atención en VY Canis Majoris, que se encuentra en la constelación del Can Mayor y que también ha pasado por un oscurecimiento. VY Canis Majoris es una hipergigante roja. Una estrella mucho más grande, masiva y violenta que Betelgeuse.
Experimenta períodos de oscurecimiento mucho más largos y pronunciados. Pueden durar años, a diferencia del observado en el caso de Betelgeuse. Un nuevo estudio, apoyado en las observaciones del telescopio Hubble, plantea que, en ambos casos, el proceso que está provocando ese comportamiento es el mismo. En el caso de VY Canis Majoris, sin embargo, sucede en una escala mucho más grande. En ambos casos, los datos del popular telescopio han permitido entender qué es lo que podría estar provocando esa pérdida de brillo.
Respecto a Betelgeuse, se debía a una expulsión de gas que pudo formar polvo. Su presencia sirvió para oscurecer, temporalmente, la luz de Betelgeuse desde nuestra perspectiva, dando lugar a ese aparente oscurecimiento. En el caso de VY Canis Majoris, el mismo mecanismo está produciendo el mismo efecto. Solo que, en este caso, esas eyecciones de masa coronal son tremendamente grandes. Provocan un oscurecimiento enorme desde nuestra perspectiva en la Tierra. Además, hay que recordar que es una estrella gigantesca.
La magnitud de VY Canis Majoris
Aproximadamente, VY Canis Majoris es 300 000 veces más brillante que el Sol. Si reemplazase a nuestra estrella en el centro del Sistema Solar, se extendería hasta el espacio entre las órbitas de Júpiter y Saturno. Es una de las estrellas más grandes conocidas. Al ser una supergigante roja, sabemos que se trata de una estrella que está ya en las últimas etapas de la evolución estelar. Ha experimentado erupciones enormes. En ellas, unos arcos gigantes de plasma rodean a la estrella desde distancias que resultan difíciles de poner en perspectiva.
Recorren una distancia equivalente a miles de veces la que separa a la Tierra del Sol. Estos arcos tienen un aspecto similar a las prominencias del Sol, pero en una escala mucho más grande. Además, no están conectados al astro. En su lugar, parecen haber sido expulsados y estar en movimiento. Otras estructuras, más cerca de la estrella, están quietas y son relativamente pequeñas. Muestran características de nebulosas y pequeñas acumulaciones de material. En el pasado, gracias al telescopio Hubble, se ha podido determinar cuándo fueron expulsadas.
Así, se determinó que debieron ser producidas hace entre 100 y 200 años. En el nuevo trabajo con Hubble, se han observado características todavía más cercanas a la estrella y, también, más jóvenes. Al determinar sus velocidades y movimientos, se ha podido precisar cuándo debieron producirse las respectivas erupciones que las expulsados. Sorprendentemente, se corresponden con episodios, sucedidos en el siglo XIX y XX, en los que VY Canis Majoris perdió una gran cantidad de su brillo habitual. Llegó a tener tan solo la sexta parte.
El oscurecimiento de VY Canis Majoris no es fácil de observar
A diferencia de Betelgeuse, ahora VY Canis Majoris es demasiado tenue. Una vez fue lo suficientemente brillante para ser visible a simple vista, pero ahora solo es posible verla a través de un telescopio. Aproximadamente, cada vez que expulsa material, pierde unas 100 veces más masa que Betelgeuse. En algunas de esas acumulaciones, hay más del doble de la masa de Júpiter. Estos episodios de pérdida de masa, comunes en ambas estrellas, son seguramente producto de la actividad a gran escala en sus superficies, según los investigadores.
Las células convectivas, como las del Sol, serían las responsables. En el caso de VY Canis Majoris, podrían ser tan grandes como nuestra estrella, o incluso mayores. Aunque creen que seguramente sea más común en las supergigantes rojas, de lo que se pensaba, los investigadores creen que VY Canis Majoris podría ser un caso extremo. Hasta el punto de que este mecanismo podría ser su principal fuente de pérdida de masa. Otras estrellas supergigantes rojas son más o menos igual de brillantes y también expulsan mucho polvo.
Pero no muestran el nivel de complejidad de VY Canis Majoris. Por lo que se plantea que podría estar en una fase de su vida diferente. Puede que este nivel de actividad solo se mantenga durante unos pocos miles de años. En su origen, seguramente, era una supergigante azul, tremendamente cálida, con entre 35 y 40 veces la masa del Sol. Tras unos pocos millones de años transformando hidrógeno en helio, se convirtió en una supergigante roja. Quizá, plantean, durante un tiempo regresó a un estado de mayor temperatura, para regresar a la fase actual…
Las intrigantes supergigantes rojas
Tras ese episodio breve, VY Canis Majoris pudo volver a expandirse en una nueva fase de supergigante roja. Por lo que, si la suposición que realizan es correcta, sería una supergigante roja de segunda fase. Eso podría explicar por qué es un caso tan extremo y por qué sus erupciones resultan tan complejas. Sea como fuere, la estrella ha perdido ya la mitad de su masa. Astronómicamente hablando, su final está cerca. Lo mismo sucede con Betelgeuse. Pero hay que recordar que hablamos de un período de miles o incluso millones de años.
Betelgeuse podría explotar como supernova en el próximo millón de años. Apenas un suspiro en la vida del universo. En el caso de VY Canis Majoris, aunque no se puede descartar que explote como supernova, puede que su futuro sea mucho menos espectacular. No es descartable que, al final de su vida, simplemente colapse hacia un agujero negro. Sea como fuere, se trata de una de las estrellas más destacables de la Vía Láctea. Es una de las estrellas más masivas conocidas y un caso extremo en muchos aspectos. Es un buen objeto de estudio.
El análisis del comportamiento de estrellas como Betelgeuse, VY Canis Majoris y otras supergigantes rojas, permitirá entender mejor qué implica esta etapa en la vida de estrellas mucho más masivas que el Sol. Las malas noticias, quizá, es que no es señal de que haya alguna supernova a la vista, como muchos parecían querer con la pérdida de brillo de Betelgeuse en 2020. Las buenas noticias, por otro lado, son que hay muchas cosas que comprender todavía, y que el telescopio Hubble, por si quedaban dudas, todavía tiene mucho que aportar…
Estudio
El estudio es R. Humphreys, K. Davidson, A. Richards et al.; «The Mass-loss History of the Red Hypergiant VY CMa». Publicado en la revista The Astronomical Journal el 4 de febrero de 2021. Puede consultarse en arXiv, en este enlace.
Referencias: Phys