Hay un planeta que, si las cosas hubieran sido un poco diferentes, podríamos considerar el hermano de la Tierra en todos los sentidos, en vez de algo figuradamente. No es otro que Venus. Sin embargo, hoy en día es un lugar infernal, presa de un efecto invernadero que provoca temperaturas de cientos de grados en su superficie, aunque quizá no siempre fue así…

Un planeta más similar a la Tierra

Recreación de cómo hubiera podido ser Venus en sus primeros 2.000 millones de años, cuando podría haber sido un planeta mucho más frío, con un océano poco profundo y una atmósfera mucho más fina. Crédito: NASA

Recreación de cómo hubiera podido ser Venus en sus primeros 2.000 millones de años, cuando podría haber sido un planeta mucho más frío, con un océano poco profundo y una atmósfera mucho más fina.
Crédito: NASA

Es posible que, en el pasado, el infernal aspecto de Venus fuese mucho más amistoso y hospitalario, hasta el punto de poder tener, un océano de agua poco profundo, temperaturas mucho más bajas que en la actualidad, y una atmósfera más fina y similar a la de la Tierra. Al menos, ésas son algunas de las conclusiones a las que ha llegado un grupo de científicos del Instituto Goddard para el Estudio del Espacio, de la NASA.

Con la ayuda de modelos muy similares a los que se utilizan para predecir el cambio climático, los investigadores han visto que el planeta más cálido del Sistema Solar no siempre ha ostentado ese récord. Es posible que pudiese ser capaz de permitir el desarrollo de la vida durante los primeros dos mil millones de años de su historia, aunque eso no quiere decir que se haya descubierto que tuvo vida, ni mucho mneos.

En la actualidad, Venus no es un lugar especialmente acogedor. Tiene una asfixiante atmósfera de dióxido de carbono, 90 veces más densa que la de la Tierra, con nubes de ácido sulfúrico y temperaturas en superficie que pueden llegar a alcanzar los 462º C.

El impacto del clima

Los mapas por radar de Venus muestran que están dominados por las estructuras volcánicas. Crédito: NASA/JPL

Los mapas por radar de Venus muestran que están dominados por las estructuras volcánicas.
Crédito: NASA/JPL

Las mismas herramientas que se utilizan para modelar el clima de la Tierra pueden ser adaptadas para analizar el clima de otros planetas, tanto en la actualidad como en el pasado. Así que el equipo de astrónomos de la NASA las utilizaron para examinar Venus, y han llegado a la conclusión de que en la antigüedad debió ser un lugar completamente diferente al planeta que conocemos hoy en día.

La Tierra y Venus son planetas con una masa y tamaño muy similares. Creemos que ambos se formaron a partir de materiales muy parecidos, pero que sufrieron una evolución muy diferente porque Venus está mucho más cerca del Sol. Los datos de la misión Pioneer Venus, sondas que orbitaron el planeta entre 1978 y 1992, ya sugirieron que tuvo un océano en sus inicios, que fue evaporado por nuestra estrella.

Cuando sucedió aquello, las moléculas de vapor de agua presentes en la atmósfera se dividieron por la radiación ultravioleta, y el hidrógeno escapó al espacio. Como resultado, el dióxido de carbono se fue acumulando en la atmósfera, creando un efecto invernadero que fue atrapando calor hasta terminar desencadenando las condiciones que podemos observar en la actualidad.

La evolución del planeta

Venus, en color real, fotografiado por la sonda Mariner 10. Crédito: NASA

Venus, en color real, fotografiado por la sonda Mariner 10.
Crédito: NASA

Venus tiene una rotación mucho más lenta que la de la Tierra (un día allí equivalen a 117 días en nuestro planeta). Algunos estudios habían mostrado que esa lenta rotación podía deberse a la densa atmósfera que tiene el planeta. Sin embargo, este estudio también pone en duda ese planteamiento, porque sus modelos climáticos muestran que una atmósfera mucho más fina, similar a la de la Tierra, podría haber producido el mismo ritmo de rotación.

Con la ayuda de las mediciones por radar de la superficie de Venus, realizadas por la misión Magallanes, los investigadores simularon cuál podría haber sido su aspecto hace miles de millones de años. Lo hicieron cubriendo las tierras bajas con agua e incluyendo en la ecuación una atmósfera más fina y un sol más tenue y joven. Supusieron que el antiguo Venus tuvo un paisaje mucho más seco que el de la Tierra, que hubiese limitado la cantidad de vapor de agua evaporada de los océanos, así como el efecto invernadero provocado por ese vapor.

En la simulación del modelo climático, la rotación lenta expone su hemisferio iluminado al sol durante dos meses. Eso provoca que la superficie se caliente y produzca lluvia, creando una densa capa de nubes que funciona como un paraguas que protege a la superficie de mucho del calor solar. El resultado es una temperatura media que es varios grados más baja que la que nuestro planeta tiene en la actualidad.

Con temperaturas más frías, una capa de nubes que protegiese al planeta de los rayos del Sol y un océano poco profundo, la vida podría haber tenido la posibilidad de aparecer y florecer en Venus. Este hallazgo no es sólo importante para entender mejor cómo pudo ser el Sistema Solar en aquel pasado lejano, si no también para ayudar a los investigadores en la búsqueda de posibles planetas habitables en otros lugares de la Vía Láctea.

Referencias: Space