El noveno vuelo de prueba de Starship no ha salido tan bien como SpaceX esperaba. Muchos de los objetivos que esperaban conseguir se han quedado en el limbo. La próxima prueba, según ha explicado Elon Musk, podría llegar en tan solo un mes, pero los problemas parecen persistir en Starship…

El noveno vuelo de prueba de Starship ha estado plagado de contratiempos

El despegue del noveno vuelo de prueba de Starship se produjo a las 18:36 (hora local de Texas, 01:36 en la Península Ibérica) después de unos minutos de suspense. En dos ocasiones, fue necesario realizar pausar (hold, en inglés) la cuenta atrás por dos problemas completamente diferentes. En primer lugar, se debió a una temperatura fuera del rango adecuado en uno de los motores de Super Heavy, la primera fase del cohete, encargada de llevar a Starship hasta el espacio. La segunda, fue por un problema en las instalaciones en tierra.

El noveno vuelo de Starship termina con muchos problemas
Concepto artístico de Starship Lunar en la superficie de la Luna. Crédito: SpaceX

Pero, tras superar los obstáculos, se procedió con el lanzamiento del nuevo cohete de la compañía de Elon Musk. Desde un principio ya se sabía que no estábamos ante un lanzamiento que fuese a dejar muchas imágenes espectaculares. Super Heavy no iba a ser capturado por la torre de lanzamiento. El motivo es que, en esta ocasión, se quería poner a prueba la primera fase y comprobar su estabilidad y resistencia. Por ejemplo, el ángulo de ataque (la inclinación de la primera fase) iba a ser más agresivo durante el descenso.

El motivo es simple. Al estar más inclinado, y encontrar más resistencia con la atmósfera, la primera fase frenará más por la propia acción del aire, sin necesidad de utilizar combustible. Eso permitiría disponer de más combustible para otros cometidos, como enviar Starship a una órbita más lejana. Algo que resultaría útil en el caso de necesitar desplegar cargas más pesadas o en órbitas más lejanas. Además, también se quería explorar un uso diferente de los motores en los encendidos de descenso y aterrizaje (que podían no salir bien).

Los problemas siguen en Starship

Aunque Super Heavy se portó bien durante el descenso, la primera fase explotó en el encendido de los motores para frenar y posarse sobre el agua. Puede verse como una decepción, pero lo cierto es que no deja de ser algo que entraba dentro de lo esperable. La sensación, por los comentarios desde la propia compañía, es que Super Heavy parece estar mucho más controlado y mejor entendido que Starship. La segunda fase está dando muchos más problemas. En los últimos vuelos (séptimo y octavo) no logró sobrevivir a la fase de ascenso.

En esta ocasión sí fue posible. El apagado de motores, una vez terminada la fase de ascenso, funcionó sin grandes contratiempos. Pero fue después cuando llegaron los inconvenientes. Uno de los grandes momentos de este lanzamiento iba a ser la apertura de la puerta de carga y el despliegue de simuladores de Starlink. Sin embargo, la puerta no llegó a abrirse, después de varios intentos, y no quedó más remedio que saltarse este paso. Lo siguiente iba a ser el encendido de uno de los motores de la nave en pleno vuelo suborbital.

Las malas noticias llegaron antes de que se alcanzase ese momento. Starship perdió el sistema de control de actitud (que permite controlar la orientación de la nave) debido a una pérdida de presión, provocada por una fuga. Al no poder controlar la nave, la compañía decidió no probar el encendido del motor. Además, la reentrada, el momento más importante y del que se esperaba recoger mucha información, también saltaba por los aires. La nave iba a reentrar en la atmósfera terrestre, por su trayectoria, pero no lo haría de la manera adecuada.

Una nave descontrolada que tardó poco en desintegrarse

Naturalmente, esto hacía imposible cualquier escenario en el que Starship pudiese sobrevivir relativamente intacta hasta caer en el Océano Índico. Al no poder controlar la orientación de la nave, Starship se encontraría con la atmósfera en una dirección (e inclinación) al azar, por lo que el escudo térmico no podría cumplir con su trabajo. A pesar de ello, SpaceX mantuvo la retransmisión para enseñar la situación de Starship e intentar recoger datos hasta el último momento, intentando aprovechar el vuelo al máximo posible.

Concepto artístico de varias naves Starship alrededor de un asentamiento en Marte. Crédito: SpaceX

Apenas unos minutos después de comenzar su reentrada, todavía a decenas de kilómetros sobre la superficie, Starship se desintegró. La compañía no ha podido cumplir con la mayoría de objetivos que tenía previstos, y esperaba comprobar el comportamiento del escudo térmico. La decepción era evidente entre los empleados de SpaceX durante la retransmisión, a pesar de que los datos recogidos permitirán avanzar en el ambicioso objetivo de desarrollar un escudo térmico que sea reutilizable. Por ahora, solo podemos esperar.

El próximo lanzamiento, según explicaba Elon Musk en la red social X, podría llegar en unas cuatro semanas. Musk destacaba que en esta ocasión, el escudo térmico se portó bien en el ascenso, sin que se produjese una pérdida significativa de losetas. Habrá que ver, ahora, qué decisiones toma la compañía para solucionar los problemas que desencadenaron la fuga de líquido (y pérdida de presión) en el sistema de control de actitud. Todavía queda mucho por delante antes de que SpaceX pueda poner en funcionamiento Starship a nivel comercial.

Referencias: SpaceX