La sonda DART se ha estrellado contra el asteroide Dimorphos, cumpliendo el ambicioso objetivo de la NASA. La misión busca demostrar que es posible desviar un asteroide de su órbita. En este caso, se ha realizado simplemente como demostración, pero un día podría usarse para proteger la Tierra…
La sonda DART se ha estrellado contra un objeto a 11 millones de kilómetros
La sonda DART se ha estrellado contra Dimorphos, un asteroide de unos 170 metros de diámetro. Ha sucedido en la tarde del lunes 26 en la costa este de Estados Unidos (madrugada del martes 27 en la Península Ibérica). La colisión ha tenido lugar a una velocidad de 6 km/s y ha sido retransmitida en directo por la NASA. La cámara DRACO, la única incorporada en la propia nave, ha transmitido imágenes hasta el último momento. Es una misión extraña porque, a diferencia de otras, el mensaje de pérdida de señal ha sido motivo de celebración.
DART fue lanzada hacia su destino en noviembre de 2021. Tras casi un año de viaje, la última hora fue, sin duda, la más interesante. En la cámara DRACO, inicialmente, solo se podía ver un pequeño punto de luz, correspondiente a Didymos, el asteroide grande en torno al que orbita Dimorphos. A medida que la nave se acercaba hacia su objetivo, poco a poco aumentaba su tamaño y, en un momento dado, comenzó a verse un punto todavía más pequeño. Se trataba de Dimorphos, contra el que la colisión parecía segura.
De hecho, hay que destacar que la colisión se produjo con un margen de error de tan solo 17 metros respecto al lugar designado. La misión, que ha costado 325 millones de dólares, es la primera que intenta modificar la posición de un objeto natural en el espacio. En realidad, DART puede verse como un ensayo de defensa planetaria. El resultado no podría ser más satisfactorio. La agencia espacial ha logrado demostrar que tenemos la capacidad para desviar asteroides que puedan estar en rumbo de colisión con nuestro planeta.
Un experimento sin riesgos para la Tierra
Es importante destacar que el sistema binario, formado por Didymos y Dimorphos, no supone ningún peligro para la Tierra. Su distancia mínima con nuestro planeta es de unos once millones de kilómetros. Así que, tras la colisión de DART, en realidad, comenzará a alejarse del planeta. Además, el impacto ha tenido lugar contra el satélite. El impacto de DART debería provocar que su órbita se acorte en diez minutos. Es una variación de apenas un 1% respecto a su periodo orbital previo (de 11 horas y 55 minutos), pero es una cifra importante.
Si esta misma modificación se realizase en un asteroide que fuese hacia la Tierra, a la distancia apropiada, podría pasar de impactar a esquivar el planeta por miles de kilómetros. Incluso si DART hubiese fracasado en su intento, y hubiese pasado de largo de Dimorphos, habría sido una misión en la que aprender algo. El impacto fue observado con observatorios en todo el mundo. LICIACube, una pequeña nave que acompaña a DART, la pudo observar en el propio sistema, al alcanzar el entorno de Dimorphos poco tiempo después.
El telescopio ATLAS también ha observado el impacto, mostrando la enorme nube de material levantada desde la superficie de esta pequeña roca espacial. Por delante quedan meses de estudios y observaciones en busca de analizar los cambios que ha experimentado el asteroide. En un futuro algo más lejano, a partir de finales de 2026, la misión Hera, de la Agencia Espacial Europea, estudiará el sistema. Analizará el cráter de impacto provocado por DART y recogerá toda la información posible sobre la pareja de asteroides.
Todavía queda mucho por documentar
La misión DART también ha servido para recordar que todavía hay mucho trabajo por hacer. Ninguno de los asteroides conocidos impactará con la Tierra en los próximos 150 o 200 años. Entre ellos se incluyen los asteroides más grandes, los que podrían acabar con el ser humano. DART no puede desviar este tipo de asteroides, pero, a su vez, la frecuencia con la que suceden colisiones con ese tipo de objetos es extremadamente baja. El último impacto de esta naturaleza se remonta a hace 65 millones de años, cuando un objeto de diez kilómetros acabó con los dinosaurios.
Los realmente preocupantes, en realidad, son los asteroides que pueden causar daños considerables en las condiciones que experimentamos en la Tierra. Se calcula que, con un tamaño de hasta 140 metros, hay unos 25 000 asteroides que pueden impactar con la Tierra. Se conocen, por ahora, apenas la mitad. Con tamaños inferiores, las cifras resultan incluso más sorprendentes. Hay millones de asteroides más pequeños, y tan solo el 1% es conocido. Así que hay mucho trabajo por realizar con los nuevos observatorios.
En cuanto a Dimorphos, será observado próximamente por el telescopio Hubble, James Webb, la misión Lucy, que en estos momentos viaja hacia Júpiter, y otros telescopios. Seguramente habrá que esperar unos meses para saber hasta qué punto ha cambiado la órbita de Dimorphos. El observatorio Vera C. Rubin, que entrará en funcionamiento en los próximos años, también se dedicará a ampliar el catálogo de asteroides conocidos. Como decían desde la NASA, el ser humano ha entrado en un nuevo capítulo de su historia…
Referencias: NASA