La misión Lucy, que se lanzará en octubre de 2021, llevará un mensaje a bordo. A diferencia de las sondas Pioneer y Voyager, no será un mensaje para posibles civilizaciones más allá del Sistema Solar. En su lugar, será un mensaje para nosotros mismos. O mejor, dicho, para las generaciones futuras…
El mensaje de la misión Lucy busca un objetivo diferente
En la década de los 70, se enviaron cuatro naves que están abandonando el Sistema Solar. Por un lado, las misiones Pioneer 10 y 11. Ambas llevan consigo una placa que contiene diferente información. Se incluye una representación de un hombre y una mujer, un dibujo del Sistema Solar y algún detalle más. Las populares sondas Voyager 1 y 2 (que todavía siguen en funcionamiento) también llevan un disco de oro. En él hay mucha más información almacenada que en las placas de las Pioneer. Desde imágenes de la Tierra, a música, sonidos…
Las cuatro naves comparten el mismo destino. Están escapando de la gravedad del Sol y orbitarán en torno al centro de la Vía Láctea en el futuro. Aunque la posibilidad es extremadamente baja, suponiendo que haya vida inteligente en la galaxia, la esperanza es que una de estas naves pueda ser interceptada por alguna civilización extraterrestre. Si fuese así, podrán descubrir que, en nuestro pequeño rincón de la galaxia, hubo una civilización. Si logran descifrar el contenido de los discos de oro, podrán conocer nuestra historia.
Pero Lucy persigue un objetivo diferente con su mensaje. Algo obligatorio porque su misión es diferente. La nave no va a escapar del Sistema Solar. Así que llevará una placa consigo. Una cápsula en el tiempo para nuestros descendientes futuros. El objetivo de Lucy es visitar Júpiter y, más concretamente, sus asteroides troyanos. Una población de pequeños objetos que comparten la órbita del gigante joviano. Se ha planteado que, quizá, podría llegar a ser de hasta un millón de objetos. Su estudio resultará tremendamente interesante.
Estudiando los asteroides que siguen a Júpiter
Estos asteroides nunca han sido explorados y, en muchos sentidos, son fósiles de la formación y evolución de los planetas. La propia sonda, Lucy, recibe su nombre en honor al ancestro humano, fosilizado, que se descubrió en 1974. Solo un año después de que se lanzase la sonda Pioneer 11. A su vez, el nombre de Lucy fue inspirado por la canción de los Beatles Lucy in the Sky with Diamonds. Aunque la misión de Lucy arrancará en 2021, estará en funcionamiento durante una buena temporada. Su misión terminará en 2033.
Tras visitar 8 asteroides en 6 órbitas diferentes, la sonda Lucy seguirá viajando por el Sistema Solar. Desde la órbita de la Tierra hasta los asteroides troyanos. Es un recorrido que realizará durante, al menos, cientos de miles o millones de años. Es fácil imaginar que, algún día en el futuro lejano, nuestros descendientes podrán localizar a Lucy flotando en el espacio. Por ello, el equipo de la misión ha decidido incorporar una cápsula en el tiempo, en forma de placa incorporada en la nave. Esta vez, el mensaje no es para unos hipotéticos extraterrestres.
Serán nuestros descendientes lejanos los que recibirán ese mensaje. La placa fue instalada en la nave el pasado 9 de julio. Contiene mensajes de algunos de los miembros más destacados de la sociedad. Personas que han invitado a reflexionar sobre el estado de la condición humana, así como nuestro lugar en el universo. Se les pidió proporcionar consejo, sabiduría, alegría e inspiración a aquellos que puedan leer esta placa en el futuro lejano. ¿Quiénes son las personas que han dado esos mensajes? Premios Nobeles de Literatura, poetas…
Una acción simbólica… y también un recordatorio
Para que se pueda determinar en qué momento se lanzó la misión. La placa incluye también un diagrama del Sistema Solar tal y como estará en el día del lanzamiento de la sonda, el próximo 16 de octubre de 2021. Se detalla la trayectoria original de la nave, viajando entre los asteroides troyanos y la órbita de la Tierra. La NASA ha decidido colocar esta placa con la esperanza de que la exploración espacial continúe en el futuro. Algún día, quizá, los astroarqueólogos viajarán entre los planetas y se encuentren con las naves que estamos lanzando.
Para ellos, Lucy será un artefacto de nuestras primeras etapas en la exploración del Sistema Solar. De hecho, ni siquiera hablarán los mismos idiomas que hablamos ahora. Con el paso del tiempo, nuestras diferentes lenguas cambiarán, igual que lo han venido haciendo a lo largo de la historia de la civilización. Pero, si logramos sobrevivir hasta ese futuro lejano, nuestros descendientes tendrán la oportunidad de ver cómo era su mundo en nuestra época. ¿Cómo verán nuestro mundo? No podemos intentar imaginar cómo será el suyo…
A fin de cuentas… ¿somos capaces de imaginar la tecnología que podría tener el ser humano dentro de 100 o 200 años? Si eso ya nos resulta difícil, no digamos de intentar imaginar cómo podría ser la tecnología y sociedad del ser humano dentro de cientos de miles o millones de años. Pero, para llegar a ese futuro, y que el mensaje de la misión Lucy tenga un destinatario, es nuestra responsabilidad que la Tierra sea un lugar cada vez mejor. Tanto para nosotros mismos, como sociedad, como en cuanto a nuestro impacto. Tenemos grandes retos que superar…
Referencias: NASA