El cometa Borisov, el segundo objeto interestelar detectado en el Sistema Solar, no tiene señal tecnológica alguna. Es decir, parece que su origen es natural y que no hay ni rastro de señales de alguna civilización extraterrestre de la galaxia…

El cometa Borisov sigue los pasos de Oumuamua

A decir verdad, la noticia no es particularmente sorprendente. Lo lógico es suponer que estamos ante un objeto natural. Pero analizarlo, igual que se hizo con Oumuamua (el primer objeto interestelar) no tiene nada de malo. Especialmente si tenemos el interesante proyecto Breakthrough Listen en funcionamiento. Su objetivo es, precisamente, intentar captar señales de posibles civilizaciones extraterrestres. Ya analizaron Oumuamua en su momento, llegando a la misma conclusión que en esta ocasión: no hay nada extraño.

El cometa Borisov no muestra señales tecnológicas
Comparación entre las trayectorias de C/2019 Q4 (Borisov) y Oumuamua. Crédito: Wikimedia Commons/Tony873004

Sin embargo, no hay que tomarlo como una decepción. Desde el propio equipo de Breakthrough Listen se han expresado así. Recuerdan que, si el viaje interestelar es posible (algo que no está claro a día de hoy), y si hay otras civilizaciones, entonces alguna podría haber construido una sonda interestelar. Es decir, habrá una fracción, por pequeña que sea, de todos los objetos, cuya naturaleza sea artificial. El análisis de estos objetos sirve para descartar que sea así. Es decir, para intentar determinar cuál podría ser esa proporción.

Del mismo modo, ni siquiera se podría descartar que no fuese de origen tecnológico. Aunque no es el escenario que parece más probable, podría tratarse de una nave que ya no esté en funcionamiento. O que estuviese emitiendo un tipo de señal que no se estuviese buscando. Este tipo de sugerencias son comunes por parte de Abraham Loeb. Un astrónomo que ya planteó esa misma posibilidad con Oumuamua. En tiempos más recientes, también ha sugerido que la señal de radio de otra galaxia podría tener un origen artificial.

Solo es parte de una observación más grande

El estudio del cometa Borisov está todavía en pleno proceso. Breakthrough Listen es uno de los muchos implicados. Pero sus observaciones ya están disponibles gracias a su nueva publicación. Recientemente, han puesto a disposición del público 2 petabytes de observaciones. Hay que recordar que esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto de 100 millones de dólares y arrancó en 2016, tiene como objetivo intentar detectar señales de civilizaciones en otros lugares de la Vía Láctea, así como en otras galaxias cecanas.

La mayor parte de esa información todavía no ha sido analizada. Incluye observaciones de emisiones de radio del plano de nuestra galaxia, así como de la región central, donde se encuentra Sagitario A*, el agujero negro supermasivo de la Vía Láctea. De hecho, es una de las regiones más interesantes para la búsqueda de vida extraterrestre. Porque, tal y como explican desde el proyecto, una civilización más avanzada que la nuestra podría acudir allí. Por ejemplo, para colocar algún tipo de baliza. O para utilizarlo.

Porque, si son lo suficientemente avanzados, podrían tener la capacidad de aprovechar la inmensa energía del agujero negro supermasivo de la galaxia. Algo que, en consecuencia, debería poder ser detectado a través de Breakthrough Listen. Pero, para saber si realmente es así, esos datos tendrán que ser analizados. Los datos han sido puestos a disposición del público, y supone doblar la información ya presentada en 2019. Pero, ¿qué se puede esperar encontrar en esos datos? No solo puede servir para buscar vida en otros lugares.

Observaciones de diferentes radiotelescopios

En toda esa información puede haber señales interesantes. Quizá alguna de ellas puede apuntar a evidencias de algún tipo de tecnología (y de otra civilización). Pero también es posible que ayude a descubrir nuevos tipos de fenómenos astronómicos que, simplemente, habían pasado desapercibidos hasta ahora. Cualquiera puede ayudar en el análisis de esos datos, si bien es cierto que hace falta un grado de especialización que va más allá de lo que proponen otros proyectos que buscan la participación pública.

Imagen del radiotelescopio Green Bank. Crédito: NRAO/AUI

Los datos han sido recogidos por los radiotelescopios Parkes (en Nueva Gales del Sur, Australia) y Green Bank (en Virginia Occidental, Estados Unidos), así como el telescopio Automated Planet Finder (Buscador de planetas automatizado, también en EE. UU.). A todo esto, parece que pronto se le podrá sumar el National Radio Astronomy Observatory (NRAO), en California, que también instalará, próximamente, instrumentos para poder buscar posibles señales tecnológicas. Parece que cada vez esta siendo algo más serio.

Eso es interesante, porque aunque el cometa Borisov no muestre señales tecnológicas, ni lo haga Oumuamua, ni, probablemente, muchos otros objetos que se observen en los próximos años, se están dando pasos para intentar detectar vida inteligente en otros lugares de la galaxia. Las cantidades de datos recogidos son cada vez más grandes. El primer análisis de estos datos, centrados en el cometa, no han sido prometedores. Pero a fuerza de buscar, quizá en algún momento se termine encontrando algo sorprendente…

Referencias: Space