Un grupo de investigadores ha detectado el primer FRB (también llamados ráfagas rápidas de radio) que se repite de forma regular y lo hace con una frecuencia muy concreta. Es la primera vez que se detecta una señal de esta naturaleza, y es muy interesante…
La ausencia de un FRB regular… hasta ahora
Los FRBs (o ráfagas rápidas de radio) son uno de los fenómenos que más está dando que hablar en los últimos años. Desde su descubrimiento en 2007, la mayoría de estas señales solo se han detectado una única vez. Proceden de cualquier lugar del firmamento, indicando que, lo que quiera que sea que los provoca, debe ser algo muy frecuente en el cosmos. Apenas un puñado de esos FRBs se repite. Pero lo hace de forma irregular, con períodos difíciles de acotar. Algo que ha cambiado con el primer FRB regular.
Se trata de FRB 180916 (detectado por primera vez el 18 de septiembre de 2016). Es toda una rareza entre más de un centenar de FRBs que nunca se han repetido. El único que se repite con regularidad y que, al mismo tiempo, resulta intrigante. Es detectable durante unas horas cada 16 días. Eso indica que la fuente que lo está generando, o su entorno, está controlando esa actividad de una manera muy regular. Es una pista básica para poder entender la naturaleza de estos emisores, que siguen siendo enigmáticos.
Eso sí, hay que tener claro que, a pesar de no saber qué son exactamente, no se plantea en ningún momento que puedan ser posibles señales de civilizaciones extraterrestres. Las señales son muy energéticas y proceden de lugares muy lejanos. De hecho, ninguna ráfaga rápida de radio ha sido detectada dentro de la Vía Láctea. Proceden de galaxias a millones de años-luz. En algunos casos incluso más lejanas. La detección del patrón de FRB 180916 ha sido posible gracias al radiotelescopio CHIME, en la Columba Británica (Canadá).
Un sistema binario podría explicar que el FRB sea regular
Los investigadores observaron que FRB 180916 envía una o dos ráfagas por hora, durante cuatro días, y después permanece en silencio 12 días antes de repetir el ciclo. Si bien el ciclo no se repite en cada oportunidad. Una posible explicación es que el FRB sea regular porque esté orbitando alrededor de algo. Puede ser una estrella o un agujero negro. Así, según explican, el período de 16 días indicaría con qué frecuencia esa fuente apunta hacia la Tierra. Pero no es la única explicación posible que podemos encontrar.
También podría deberse al viento estelar de una estrella compañera. Podría provocar tanto un aumento de las ráfagas, como bloquearlos. Este fenómeno, además, explicaría por qué no siempre se observan en cada ciclo de 16 días. Si esa estrella expulsa más material de lo habitual, en ciertas ocasiones, podría bloquear la señal del FRB. Ambas explicaciones, en cualquier caso, apuntarían a que los FRBs se originan en sistemas binarios. Sin embargo, los investigadores no cierran la puerta a que se trate de objetos solitarios.
En ese caso, el ciclo de 16 días podría deberse a la rotación o bamboleo de la fuente. Pero es un escenario mucho más complicado de encajar con los datos de los que disponen. Por ejemplo, los magnetares, estrellas de neutrones con campos magnéticos extremadamente intensos, podrían emitir FRBs. Pero los conocidos rotan una vez cada 12 segundos, o menos. Es decir, muchísimo más rápido de lo que se puede observar en este caso. Lo más interesante es que, en este caso, se ha determinado donde podría estar su hogar.
Una galaxia espiral relativamente cercana
El origen estaría en una región de formación de estrellas, en una galaxia espiral a 500 millones de años-luz de la Vía Láctea. Con la ayuda de telescopios capaces de observar en otras franjas del espectro electromagnético, como rayos X o gamma, será posible acotar mejor cuáles podrían ser los objetos responsables de emitir ese tipo de señales. De momento, sin embargo, sigue siendo todo un misterio. Aunque los investigadores esperan encontrar otros FRBs regulares que puedan arrojar más información en el futuro.
A fin de cuentas, destacan que no hay nada especial sobre FRB 180916, al margen de que sea el primero que se detecta de forma regular. Indica, en realidad, que debería haber otras ráfagas rápidas de radio que se repitan con una frecuencia concreta. Es cuestión de tiempo que terminen detectándose otros. Cuando suceda, bastará comparar la frecuencia de esas ráfagas, sus ubicaciones, y demás datos, para poder tener una impresión mucho mejor de qué produce este fenómeno que lleva años dando de qué hablar.
De momento, aunque podría parecer un paso menor, porque no permite tener una respuesta fiable, el hecho de haber descubierto un FRB regular, con un período bien definido, es un gran paso. En los próximos años, sin duda, seguirán repitiéndose estas ráfagas que llegan desde cualquier lugar del universo. En el horizonte habrá dos grandes objetivos: detectar un FRB en nuestra galaxia (¿es posible?) y detectar otras fuentes que se repitan. Poco a poco, estamos más cerca de descubrir su origen…
Estudio
El estudio es Chime/FRB Collaboration, M. Amiri, B. Andersen et al.; «Periodic activity from a fast radio burst source». Está disponible para su consultar en arXiv desde el 28 de enero de 2020. Disponible en este enlace.
Referencias: Science News