El aterrizador Peregrine, que fue lanzado en una misión privada, histórica para Estados Unidos, se encuentra muy cerca de fracasar en su conjunto, y no solo en su objetivo principal. Aunque originalmente se buscaba aterrizar en la Luna, ahora ni siquiera se sabe si la misión se puede salvar de alguna manera…

El fracaso del aterrizador Peregrine llegó poco después de su lanzamiento

El 8 de enero de 2024 iba a ser una fecha histórica para la industria aeroespacial privada estadounidense por un motivo muy especial. Sería la fecha de lanzamiento de una misión privada con el ambicioso objetivo de aterrizar en la superficie de la Luna. El A pesar de que el lanzamiento transcurrió sin problemas, solo unas horas después, se anunciaba que la misión se enfrenta a un fracaso casi inevitable. Todo se debe a una pérdida crítica de combustible. Supone un varapalo para las esperanzas de EE. UU. de poner una nave en la superficie lunar tras cinco décadas…

El aterrizador Peregrine está en situación crítica
Los daños provocados en el aterrizador Peregrine. Crédito: Astrobotic

El aterrizador lunar Peregrine, de la compañía Astrobotic, emprendió su viaje en lo alto del cohete Vulcan Centaur de la compañía United Launch Alliance. Era el vuelo inaugural del nuevo cohete de ULA. Tras despegar de Cabo Cañaveral, Peregrine se separó con éxito de su vehículo de lanzamiento. Unas horas después, sin embargo, Astrobotic informaba de problemas técnicos, comenzando con la incapacidad de orientar el panel solar, en la parte superior del aterrizador, hacia el Sol. Algo imprescindible para que mantenga sus baterías en funcionamiento.

El problema surgió por un fallo en el sistema de propulsión. Los ingenieros encontraron una manera de inclinar la nave en la dirección adecuada, para poder mantener su sistema energético en funcionamiento, pero ese mismo problema estaba provocando una pérdida crítica de combustible. Por si no fuese suficiente, horas después, la compañía anunciaba que Peregrine tenía unas 40 horas de combustible antes de entrar en un tambaleo descontrolado. Por lo que ahora el objetivo ya no es, ni por asomo, intentar aterrizar en la superficie.

El nuevo objetivo de Peregrine

En este momento, el objetivo del aterrizador Peregrine es acercarse a la Luna tanto como sea posible, antes de que la nave pierda la capacidad de mantener su orientación hacia el Sol y, en consecuencia, pierda su fuente de energía. La duda que queda en el aire se si se podría intentar estrellar la nave en cualquier caso, ya que el aterrizaje controlado no es una opción. La compañía también ha compartido una imagen, tomada desde una cámara instalada en el aterrizador, que mostraba daños extensos en una capa exterior de la nave.

Indicaban que es la evidencia del fallo en el sistema de propulsión, si bien no ahondaban en datos. Sin sobresaltos, Peregrine debiera haber alcanzado la Luna, permanecer en órbita a su alrededor varias semanas y, después, aterrizar en una región de latitud media, llamada Sinus Viscositatis. El aterrizaje hubiera tenido lugar el 23 de febrero. Hasta ahora, solo un puñado de naciones han logrado aterrizar en nuestro satélite. La Unión Soviética, en 1966, fue la primera, seguida de Estados Unidos. China e India se han sumado en tiempos recientes.

Estados Unidos está centrando su atención en el sector comercial para fomentar una economía lunar más amplia, y así enviar sus componentes a un coste mucho más bajo, dentro del marco del programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS). El fallo de Astrobotic podría abrir las puertas a las críticas a esta estrategia. Bill Nelson, sin embargo, insistía en alabar el éxito del cohete Vulcan Centaur. No es para menos porque, con este lanzamiento, United Launch Alliance ha puesto un nuevo cohete en funcionamiento, manteniendo un éxito del 100% en más de 150 lanzamientos.

Aterrizar en la Luna es muy complicado

La NASA ha pagado a Astrobotic más de 100 millones de dólares. Otra compañía, Intuitive Machines, de Houston, tiene planeado un lanzamiento en febrero y aterrizar cerca del polo sur de la Luna. La agencia espacial estadounidense espera poder usar misiones de este tipo para analizar el entorno lunar, sirviendo de avanzadilla para el regreso de astronautas, en el marco de su programa Artemis, más adelante en esta misma década. El objetivo es que, en un futuro todavía lejano, esto permita llevar a cabo misiones tripuladas a Marte.

Las colinas Marius, en la Luna. Crédito: NASA

Los aterrizajes controlados en la Luna son muy difíciles. Aproximadamente, la mitad de los intentos terminan en fracaso. En ausencia de una atmósfera (que permitiría usar paracaídas), una nave debe enfrentarse al terreno utilizando sus propulsores para descender de manera lenta. Las misiones privadas de Israel y Japón, así como un intento reciente de Roscosmos (la agencia espacial rusa) han terminado en fracaso. Japón intentará aterrizar, de nuevo, a mediados de enero, con su aterrizador SLIM, lanzado en septiembre.

Además de los instrumentos de NASA, y experimentos de varios países, Peregrine también lleva cargamento privado, incluyendo un Bitcoin físico y los restos incinerados, y ADN, de diferentes personas, como Gene Roddenberry, creador de Star Trek, o el autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke. Esto ha provocado las quejas de los Navajo, ya que la Luna, en su cultura, es un lugar sagrado y consideran una profanación el enviar restos de seres humanos allí. Sea como fuere, parece que el aterrizador Peregrine no logrará su objetivo original y, quizá, ni siquiera acercarse a la Luna.

Referencias: Phys