Esta semana, en Astrobitácora 6×12, hablamos del estudio de las ráfagas rápidas de radio y los últimos descubrimientos, que han propiciado el hallazgo de una ráfaga en un lugar de lo más sorprendente. Además, en YouTube, hablamos del asteroide 2024 YR4 y su posible impacto en 2032…

Astrobitácora 6×12: El estudio de las ráfagas rápidas de radio

Desde el descubrimiento de la primera ráfaga rápida de radio, el estudio de este fenómeno ha avanzado de manera considerable. En estos momentos, la hipótesis más aceptada plantea que el fenómeno se debe a un tipo de estrella de neutrones conocido como magnetar. Estos cadáveres estelares destacan por tener un campo magnético mucho más potente que el que tiene una estrella de neutrones típica. Sin embargo, a lo largo de los años se han descubierto diferentes tipos de ráfagas rápidas de radio. Algunas solo se repiten una única vez.

El asteroide 2024 YR4 y Astrobitácora 6x12
Concepto artístico del magnetar SGR 1935+2154. Crédito: ESA

Otras se repiten, pero lo hacen en intervalos irregulares y no parecen tener un patrón definido. Mientras que también se ha descubierto alguna que se repite de manera muy regular. Ahora, la novedad ha sido el descubrimiento de una ráfaga rápida de radio, que se repite a intervalos muy regulares, cuyo origen está en una galaxia elíptica. Esto resulta sorprendente porque en este tipo de galaxias ya no hay formación de estrellas. Las estrellas de neutrones son, generalmente, el resultado de la muerte de astros muy masivos con vidas breves.

Por lo que, en una galaxia elíptica, ha pasado demasiado tiempo como para que queden magnetares activos. Esto, claro, a menos que se pueda plantear algún mecanismo que permita desencadenar la formación de estrellas de neutrones y, por tanto, la aparición de magnetares. De esto, y mucho más, hablamos en Astrobitácora 6×12. Puedes escucharlo en la aplicación de iVoox en iOS y Android; en la web, en este enlace, o aquí mismo:

YouTube: El asteroide 2024 YR4 y su posible colisión con la Tierra

En YouTube, además, hablamos del posible impacto del asteroide 2024 YR4 con la Tierra. Ahora mismo, la probabilidad se encuentra en el 2,2% y el panorama no ha cambiado. En el vídeo, hablamos del descubrimiento de este asteroide, a finales de 2024, y de cómo el estudio de sus características y órbita arrojan una pequeña posibilidad de colisión con nuestro planeta. Sin embargo, no debemos ponernos en el peor escenario posible. La posibilidad de que choque es muy baja y, próximamente, pasará al nivel cero (es decir, no hay riesgo de colisión).

Fotografía tomada en 1929 de la zona de Tunguska. Crédito: Vokrug Sveta

Incluso si se confirmase la colisión, estaríamos ante un asteroide que tiene un tamaño de entre 40 y 90 metros. Ahora mismo se calcula que su tamaño es de 54 metros. Por sus características, lo más probable es que al llegar a la atmósfera, explotase en ella sin llegar a dejar un cráter en la superficie. Por ello, el ejemplo más similar es el del evento de Tunguska, que sucedió en 1908. En aquel entonces, un pequeño asteroide (o fragmento de un cometa) se desintegró en la atmósfera, provocando daños enormes en una región en Siberia.

La explosión arrasó 80 millones de árboles, en una región de unos 2000 kilómetros cuadrados. Si la colisión llegase a suceder, provocaría destrucción en la escala de una ciudad (del tipo París o Nueva York). Pero hay tiempo suficiente para trabajar en el plan que se considerase más adecuado. Podría optarse por evacuar la zona afectada (si es que no cayese, directamente, en el agua) o incluso por desviar su órbita. Algo que ya se puso a prueba en la misión DART, que permitió demostrar el concepto. Como siempre, puedes ver el video en este enlace o al principio del artículo.