Un grupo de investigadores ha determinado que el agua llegó a la Tierra más tarde de lo pensado. Algo que tiene mucha importancia porque afecta, directamente, a la pregunta sobre cuándo apareció la vida en nuestro planeta. También afecta a la imagen que tenemos de su formación…
El agua llegó más tarde de lo pensado a nuestro planeta
Este hallazgo es muy importante porque los datos aportados por el estudio apoyan la idea de que el agua llegó en las etapas finales de la formación de la Tierra. Algo a lo que los geólogos se refieren como acreción tardía. Los científicos buscan entender en qué momento aparecieron los materiales necesarios para la vida en la historia de nuestro planeta. Así, a su vez, se puede entender cómo y cuando apareció la vida. Según el conocimiento científico actual, son necesarios al menos tres ingredientes para que la vida pueda echar a andar.

Se trata de agua, energía y una mezcla de elementos orgánicos conocida como CHNOPS (carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre). Cuando llegó el agua a nuestro planeta es una de las grandes preguntas sin respuesta en la ciencia planetaria. Si se logra dar con la respuesta, será más fácil delimitar cuándo y cómo se desarrolló la vida. Por medio de la espectrometría, y un nuevo método analítico que ha desarrollado el equipo, han estudiado isótopos del elemento molibdeno. Un isótopo es una variante del mismo elemento.
Tiene la misma cantidad de protones pero una cantidad diferente de neutrones. Esto permite que comparta las mismas propiedades químicas a pesar de tener una masa atómica diferente. La composición isotópica del molibdeno en las rocas de la Tierra, explican los investigadores, proporciona una ventana especial para entender los fenómenos que sucedieron durante el final de la formación del núcleo de la Tierra. Es decir, cuando el último entre 10 y 20% del material estaba incorporándose a nuestro planeta…
Un momento importante en la historia de la Tierra
Es más o menos en ese mismo momento cuando, se plantea, tuvo lugar la formación de la Luna. Los investigadores han extraído el molibdeno de las muestras de meteoritos obtenidas del Museo Nacional de Historia Natural de Smithsonian (en Washington, Estados Unidos). La comunidad científica ha dividido los meteoritos en dos grupos generales. El primero, denominado «CC», tiene elementos que sugieren que los meteoritos se formaron en el sistema solar exterior. Una región que, en principio, debió ser más húmeda incluso en aquel entonces.
El segundo grupo, «NC», tiene características que indican que sus meteoritos se formaron en el sistema solar interno que, presumiblemente, debía ser más seco. El estudio se centró en las muestras que pertenecen al grupo NC. Han comparado la composición isotópica del molibdeno de estos meteoritos con rocas terrestres de Groenlandia, Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos y Japón recogidos por geólogos. El molibdeno de estas rocas se considera que, en general, llegó a la Tierra durante la formación de la Luna, cuando el núcleo terminó de formarse.
Esto es, exactamente, la época en la que el equipo quería realizar su búsqueda sobre el origen del agua. Una vez recogieron las diferentes muestras y midieron las composiciones isotópicas, compararon las firmas de los meteoritos con las firmas de las rocas, en busca de encontrar similitudes o si había una diferencia. A partir de ahí, pudieron realizar diferentes deducciones. El análisis muestra que las rocas terrestres que estudiaron eran más similares a los meteoritos procedentes del sistema solar interno (NC) que los meteoritos del exterior (CC).
El agua llegó más tarde pero en la infancia del planeta
Los investigadores explican que hay que determinar de dónde y cuándo vienen los bloques básicos de la Tierra, el polvo y el gas, y cuándo sucedió. Es la información necesaria para entender cuándo se preparó todo para que la vida pudiese aparecer. Como la composición química de las rocas que han estudiado encaja con la de los meteoritos que deberían proceder del sistema solar interno (NC), concluyen que la Tierra no había recibido tanta agua, del evento que formó la Luna, como se había pensado hasta el momento. Algo muy significativo.

A fin de cuentas, ellos mismos explican que una teoría popular para la entrega de agua es que una cantidad significativa del agua de la Tierra llegó con la formación de nuestro satélite. Este estudio, sin embargo, muestra que una cantidad importante de agua, seguramente, no llegó durante este período de crecimiento. En su lugar, los datos apoyan la interpretación de que el agua llegó a la Tierra en porciones más pequeñas, tras la formación de la Luna. Mucho más tarde dentro del proceso de formación de nuestro planeta. Es decir, la formación de la Luna no fue tan importante (para el agua).
Este hallazgo, además, permite que se pueda incorporar una pequeña cantidad de agua en la fase final de la formación del núcleo, durante lo que se denomina acreción tardía. El estudio resulta interesante porque plantea que la formación de la Luna no fue un episodio tan significativo para la llegada de agua. Además, permite plantear un escenario que se sale de la idea más popular y ofrece una vía de investigación diferente. En los próximos años, sin duda, habrá muchos más estudios que buscarán profundizar en la acreción tardía.
Estudio
El estudio es K. Bermingham, H. Tornabene, R. Walker et al.; «The non-carbonaceous nature of Earth’s late-stage accretion». Publicado en la revista Geochimica et Cosmochimica Acta el 5 de noviembre de 2024. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys