No es la primera vez que se plantea la idea de convertir un asteroide en una colonia orbital. Lo que sí es nuevo, es que se sugiere que se podría hacer en doce años y, supuestamente, con tecnología que ya existe. Aunque la realidad es que no es tan simple como podría parecer…

Cómo convertir un asteroide en una colonia orbital

Lo cierto es que, desde siempre, se ha tenido la impresión de que la posibilidad de convertirlo en realidad está relativamente lejos desde el punto de vista tecnológico. Por lo que, a lo largo de los años, la idea no ha recibido demasiada atención. Sin embargo, ahora David W. Jensen, un Técnico invitado de Rockwell Collins, interesado en la investigación de las colonias orbitales, ha estado desarrollando un plan detallado sobre cómo convertir un asteroide en un hábitat espacial. El estudio detalla cómo se podría llevar a cabo de una manera relativamente simple.

Convertir un asteroide en una colonia orbital en doce años
El asteroide Dimorphos, visto por la sonda DART. Crédito: NASA

En el estudio, Jensen divide la tarea en tres grandes categorías: la selección del asteroide, la selección del tipo de hábitat y la estrategia de misión para llegar a ese punto. Es decir, qué tipo de robots utilizar. En cuanto a la selección de asteroides, se centra en determinar qué asteroide podría ser el mejor candidato para convertirse en una colonia orbital en rotación. Entre sus consideraciones, tiene en cuenta su composición, su proximidad a la Tierra (es decir, la cantidad de energía necesaria para alcanzarlo) y su tamaño.

Así, Jensen llega a un asteroide en particular que considera un gran candidato: Atira. Se trata de un asteroide, de tipo S, que da nombre a todo un grupo de asteroides. Atira tiene unos 4,8 kilómetros de diámetro y hasta su propio satélite, un asteroide de 1 kilómetro que orbita a poca distancia. No es el asteroide más cercano posible, porque se queda a 80 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Sin embargo, su órbita es estable, está en la zona habitable del Sistema Solar y eso ayudaría a estabilizar la temperatura en su interior al convertirlo en una colonia orbital.

El tipo de colonia orbital que se construiría en el interior

¿Cuál sería el tipo de colonia orbital elegido? El investigador se fija en cuatro tipos: una esfera, un cilindro, un anillo y en forma de «pesa». Uno de los aspectos más importantes es la gravedad. O, en este caso, la gravedad artificial producto de la fuerza centrípeta. En este sentido, menciona los efectos negativos de vivir en gravedad baja durante mucho tiempo, por lo que es necesario tener una forma artificial de cubrir su ausencia. Para que haya fuerza centrípeta en la estación, es necesario que rote. Atira ya tiene una ligera rotación, pero no es suficiente.

Para que se convirtiese en una colonia orbital, tendría que girar más rápido, hasta llegar al punto en el que pueda imitar la gravedad que un ser humano sentiría en la Tierra. En el estudio también se repasan otros aspectos, como las fuerzas que soportaría el material, cuánto debe haber en la coraza exterior, para protegerse de la radiación y los micrometeoritos, y cuánto sería el espacio habitable en el interior. En este último punto, sugiere que haya varias plantas, aumentando el espacio habitable de manera dramática.

Todo esto le lleva a sugerir que el toro (o anillo) sería el tipo de hábitat perfecto. Posteriormente, se sume en diferentes cálculos sobre la masa total de la estación, cómo soportar la estructura interior con grandes columnas y cómo repartir el espacio en el interior. Pero quizá queda la pregunta más importante en toda esta cuestión. ¿Cómo se llevaría a cabo la construcción de una estructura que, en todos los sentidos, es muy diferente a lo que se hace en nuestro día a día? La respuesta está en robots que sean capaces de replicarse…

Los aspectos técnicos de convertir un asteroide en una colonia orbital

Así, en el estudio se plantea utilizar robots que sean capaces de construir réplicas de sí mismos. Sería muy importante enviar los componentes técnicos más avanzados desde la Tierra y usar los materiales del propio asteroide para construir todo lo demás. Desde molinillos de roca a paneles solares. En teoría, todo tiene sentido pero parece estar lejos de lo que se puede llevar a cabo hoy en día. La idea de Jensen es enviar una cápsula que contenga cuatro robots, la estación base, así como electrónica suficiente para construir 3000 robots.

Éste es el concepto artístico de un Toro de Stanford. Un hábitat espacial que podría albergar de 10.000 a 140.000 personas. Fue propuesto en 1.975. Crédito: Donald Davis – NASA Ames Research Center

Todo ello cabría en la carga que puede transportar un Falcon Heavy. Tras llegar al asteroide, no sería necesario, en teoría, enviar nada más. Además, calcula que el programa costaría 4100 millones de dólares, mucho menos que los 93 000 que costó el programa Apolo. El resultado es un hábitat espacial de 1000 millones de metros cuadrados. Pero quizá lo más sorprendente es que, según las estimaciones realizadas en el estudio, todo esto se podría hacer en tan solo doce años. Aunque llevar el hábitat con aire y agua, y regular la temperatura, llevaría más tiempo.

Los costes y plazos detallados en el trabajo están, perfectamente, dentro del nivel económico de los millonarios que ya han mostrado interés en la exploración espacial (es decir, está al alcance de personas como Elon Musk o Jeff Bezos). Lo cierto es que el planteamiento de Jensen es relativamente factible. Si bien es cierto que hace falta avanzar a nivel tecnológico. Pero esto puede verse como un primer paso hacia la construcción, en un futuro (quizá no tan lejano como pudiéramos pensar), de la primera colonia orbital del ser humano.

Estudio

El estudio es D. Jensen; «Autonomous Restructuring of Asteroids into Rotating Space Stations». Está disponible para su consulta en arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today