China se defiende tras la reentrada de su cohete, el pasado fin de semana, sobre el océano índico. La nación critica que no se la está tratando de la misma manera que a Estados Unidos, ni a los programas espaciales de otras naciones. Un argumento que no resuelve mucho…
China se defiende y argumenta que la mayor parte del cohete se desintegró
El gobierno de China ha explicado que la fase de su cohete, con el que lanzaron el módulo principal de Tianhe, su nueva estación espacial, se desintegró sobre el océano índico. Consideran que se les trata de forma injusta, al someterles a un baremo que no se utiliza cuando se trata de Estados Unidos u otras naciones. La realidad, sin embargo, es que no es la primera vez que China deja reentrar uno de sus cohetes de forma descontrolada. Algo que, además, provoca que toda la atención se desvíe temporalmente hacia algo que no debería ser noticia.
Según la agencia espacial china, la mayor parte de la fase principal del cohete Long March 5B (de unos treinta metros) se desintegró en el momento de la reentrada. Sucedió aproximadamente sobre las Islas Maldivas. China ha estado vigilando su trayectoria y publicando actualizaciones sobre la previsión de reentrada. Según un portavoz del gobierno chino, no hay informe alguno de daños en tierra. Además, la nación también comparte las predicciones de reentrada a través de mecanismos de cooperación internacional.
Esto no fue suficiente, sin embargo, para poder realizar una predicción exacta hasta el último momento. Otras agencias espaciales, como Roscosmos, la agencia espacial rusa, hizo su propio seguimiento del cohete, intentando predecir dónde se podría producir la reentrada. Publicaron actualizaciones de forma regular, reflejando la enorme incertidumbre existente al no conocer algunos aspectos del cohete. La gran pregunta, ahora, es qué va a suceder en los próximos lanzamientos. China tiene por delante mucho trabajo con su estación espacial.
¿Será la última reentrada descontrolada de China?
La estación espacial Tianhe apenas ha comenzado sus primeros pasos. El módulo principal ya está desplegado, pero, próximamente, va a ser acompañado de muchos otros módulos. En total, China tiene planeado realizar diez lanzamientos más para poder completar la estación. Algo que, evidentemente, obliga a preguntarse si nos volveremos a encontrar la misma situación que la vivida en esta ocasión. China se defiende diciendo que no se le está dando el mismo trato, pero tampoco ha explicado por qué el cohete estuvo en órbita temporalmente.
Generalmente, las fases de los cohetes vuelven a entrar en la atmósfera de la Tierra, y se desintegran, poco tiempo después de su despegue. En el caso del cohete Long March 5B no fue así. De ahí que Estados Unidos, y otros actores del sector aeroespacial, han criticado que el país no está ciñéndose a los estándares de responsabilidad a la hora de gestionar su basura espacial. Por parte de China, su representante explicaba que en Pekín creen que el trato que están recibiendo es injusto. Utilizaron como ejemplo un caso de un cohete estadounidense.
Los restos de uno de los lanzamientos de SpaceX, que cayeron en la costa de Oregón en marzo, tras recorrer partes de Washington, fue descrita de una forma muy diferente en los medios estadounidenses. Fue presentada, explican, como una oportunidad para ver estrellas fugaces muy poco comunes. Sin embargo, continúan, si se trata de un cohete chino, el tratamiento que le dan los medios es completamente diferente. Se olvida ese romanticismo y se da paso al alarmismo. Aunque, a decir verdad, no parece la misma situación.
China se defiende, pero está dispuesta a cooperar con otros países
China ha aprovechado para reiterar, como ya ha hecho en otras ocasiones, que están dispuestos a trabajar con otros países, incluyendo Estados Unidos, para fortalecer la cooperación en el uso del espacio exterior. Pero, del mismo modo, también se oponen a ser sometidos a un doble rasero. Es importante recalcar, sin embargo, que la mayor diferencia en este caso es la información. Con el cohete de SpaceX se sabía aproximadamente dónde y cuándo se produciría la reentrada. En el caso de China la incertidumbre fue enorme.
Inicialmente, el margen de error llegó a ser de días. Era imposible predecir con exactitud dónde podría producirse la reentrada. Como mucho, sólo se podía suponer que se produciría sobre el océano. Simplemente, porque el 70% de la superficie de nuestro planeta está cubierto de agua. Aunque, a favor de China, sí hay que decir que parecemos encontrarnos con mucho más ruido mediático cuando uno de sus cohetes entra en la atmósfera terrestre. En estos años, aunque pueda parecer imposible, se han producido reentradas descontroladas de EE. UU.
SpaceX, sin ir más lejos, ha tenido también reentradas descontroladas. Pero, sea como fuere, el hermetismo de China no ayuda en esta situación. El desconocimiento sobre la composición exacta del cohete hace difícil saber cómo se producirá la reentrada. Si bien es cierto, igualmente, que la nación asegura haber compartido sus predicciones. Es lógico suponer que ellos tendrán una imagen mucho más clara de la franja en la que tendría lugar esa reentrada. En definitiva, veremos qué sucede en el futuro. Pero, con más lanzamientos por delante… ¿se volverá a repetir?
Referencias: Phys