La NASA parece ir cada vez más en serio con un radiotelescopio que parece una locura, el Lunar Crater Radio Telescope (o LCRT). Un gigantesco radiotelescopio que se construiría en la cara oculta de la Luna, y que cada vez suena menos a ciencia ficción, gracias a las últimas propuestas…
Lunar Crater Radio Telescope: un gigante lunar
La cara oculta de la Luna es de lo más interesante en cuanto a la observación del universo se refiere. Como nuestro satélite está en rotación síncrona con la Tierra, nunca vemos ese hemisferio desde el planeta. Esto tiene una ventaja muy importante: no se ve afectado por las señales de radio procedentes de nuestro planeta. Además, es capaz de detectar señales de radio que no llegan a la superficie terrestre. Desde allí se podrían detectar las señales emitidas durante los primeros cientos de millones de años de existencia del universo.
Por ello, no es sorprendente que a lo largo del tiempo se haya hablado de construir un radiotelescopio masivo allí. Ahora, la novedad llega de mano del Instituto de Conceptos Avanzados de la NASA (NIAC, por sus siglas en inglés). Ha recibido más financiación para poder explorar un concepto muy interesante: El Lunar Crater Radio Telescope (LCRT). Es parte de la fase II del programa de NIAC y ha recibido medio millón de dólares adicionales para seguir avanzando y convertirlo en una misión de NASA de pleno derecho.
Aunque no es la primera vez que se propone construir un radiotelescopio en la Luna, el equipo del LCRT ha hecho dos propuestas que resultan muy atractivas. Por un lado, limitan la cantidad de material necesario para poder construir un radiotelescopio. El Lunar Crater Radio Telescope tendría un kilómetro de diámetro, contenido en el interior de un cráter de tres kilómetros. Normalmente, para construir estos radiotelescopios, se utilizan cientos de paneles que reflejan señales de radio a una plataforma que las observa desde encima.
Deshaciéndose de los clásicos paneles de los radiotelescopios
La imagen nos resulta familiar cuando pensamos en el, ya destruido, radiotelescopio de Arecibo, o el radiotelescopio FAST, de quinientos metros, en China. Si se tuviese que construir un radiotelescopio de 1 kilómetro de diámetro, utilizando este mismo mecanismo, habría que fabricar miles de paneles en la Tierra, transportarlos al espacio y después colocarlos con precisión. Son muchos lanzamientos, mucho peso y un reto que lo hace completamente inabordable. Así que, en su lugar, el equipo del LCRT sugiere algo diferente.
Proponen utilizar una malla de alambre, en lugar de paneles sólidos, para reflejar las ondas de radio a la antena. Esta malla sería mucho más ligera, menos voluminosa, pero seguiría siendo necesaria colocarla con un gran nivel de precisión. Así que, como segunda novedad, plantean el uso de algo muy llamativo: robots dobles. Los roboticistas del laboratorio de propulsión a chorro han estado trabajando en un concepto llamado DuAxel. Son robots con dos configuraciones separadas. En una, parecen un róver con sus clásicas cuatro ruedas.
En la otra, las dos mitades se separan. Una se ancla a sí misma en un punto concreto, mientras la otra utiliza una cuerda para llegar a lo que, de otra manera, sería terreno inaccesible. Un cráter es un ejemplo perfecto de ese tipo de terreno extremadamente complejo de navegar. Un robot de este tipo sería capaz de acceder tanto a la base del cráter como al borde. Podría desplazar los suministros enviados sin demasiada dificultad. No solo eso, los propios robots serían capaces de instarla la antena, trabajando conjuntamente en la operación.
Un proyecto que todavía está lejos de convertirse en realidad
Los dos robots podrían aplicar tensión al cableado de montaje para elevar la antena a su posición sobre el cráter. Así que podrían encargarse de todo. Sin embargo, hay algunos grandes retos por delante. El primero es diseñar la red de malla de alambre. Su estructura tiene que ser perfecta para que el telescopio funcione correctamente. Además, debe ser capaz de soportar las grandes diferentes de temperatura de la Luna, que oscilan entre los -173 y los 127 ºC. Si la malla se dobla, incluso ligeramente, todo el proyecto podría fracasar.
Los robots DuAxel, además, presentan otros dilemas. ¿Deberían ser completamente automatizados? ¿O debería ser necesaria la intervención humana? ¿Es suficiente utilizarlos para poder llevar a cabo la construcción? No en vano, estamos hablando del que, si llegase a convertirse en realidad en algún momento, sería el radiotelescopio más grande construido. Son cuestiones que el equipo tendrá que comprender bien. Hay algo más: el silencio de radio no está garantizado en la cara oculta. Ya hay un satélite que orbita ese entorno.
Es decir, en el futuro, la cara oculta de la Luna podría no ser tan silenciosa. Pero el LCRT está todavía muy lejos de ser una realidad. Todavía no es una misión completa de NASA. Está en fase de desarrollo muy temprana. Solo se le está dando forma al concepto. Si todo sale bien, llegará una fase III, en la que, esta vez sí, podría convertirse en una misión plena de la NASA, tras dos años más de estudio. Tener un radiotelescopio gigantesco, de estas características, en un lugar tan tranquilo (en cuanto a ondas de radio) como la cara oculta de la Luna sería muy valioso. Pero… ¿llegaremos a verlo?
Referencias: Universe Today