Betelgeuse, una de las estrellas más brillantes del firmamento, podría tener una compañera, informalmente llamada Betelbuddy. Podría explicar el comportamiento de Betelgeuse y las variaciones en su brillo. Algo que, además, pone patas arriba una de las conclusiones más asentadas sobre esta estrella…

‘Betelbuddy’ sería una estrella mucho menos masiva que Betelgeuse

Según un nuevo estudio, el aumento y caída de brillo de Betelgeuse puede no ser una señal de que esté a punto de explotar como supernova. Es posible que los pulsos de luz que experimenta se deban a una estrella, no detectada hasta el momento, que orbita a su alrededor. Algo que resulta intrigante porque, hasta ahora, el consenso es que Betelgeuse no tenía ninguna estrella compañera. No se ha logrado detectar nada a su alrededor. El nombre formal de la estrella, si existe, será Alpha Orionis B, pero el astrofísico Jared Goldberg la llama Betelbuddy.

Betelbuddy, la posible compañera de Betelgeuse
Concepto artístico de Betelgeuse y Betelbuddy. Crédito: Lucy Reading-Ikkanda/Simons Foundations

Esta estrella sería como una quitanieves. Al orbitar alrededor de Betelgeuse, retira el polvo (que bloquea la luz) y temporalmente hace que la estrella parezca ser más brillante. Goldberg y su equipo han presentado las simulaciones de este proceso en un nuevo trabajo. Explican que han descartado cualquier fuente de variabilidad intrínseca (es decir, propia de Betelgeuse) en la que pudiesen pensar, que permitiese explicar por qué el aumento y caída de brillo sucedía de esa manera. La única hipótesis que quedaba, que encajase, era la de una estrella compañera.

Betelgeuse es una estrella gigante roja que tiene 100 000 veces el brillo del Sol y más de 400 millones de veces su volumen. La estrella está llegando al final de su vida y, cuando muera, la explosión resultante será lo suficientemente brillante como para poder verla, a plena luz del día, durante semanas. Una forma de predecir la muerte de Betelgeuse es «comprobar su pulso». Es una estrella variable, por lo que su brillo aumenta y disminuye, como si fuese un latido. En el caso de Betelgeuse, hay dos latidos diferentes, con dos escalas bien diferenciadas.

Uno pulsa en una escala de algo más de un año. El otro lo hace en una escala de unos seis años. Uno de estos pulsos es el modo fundamental de Betelgeuse. Un patrón de aumento y caída de brillo que es intrínseco a la estrella. Si el modo fundamental es el latido en el período más largo, entonces Betelgeuse podría convertirse en supernova antes de lo esperado. Si es el corto (y varios estudios lo sugieren así) entonces el pulso largo es un fenómeno conocido como un período secundario largo. En ese caso, ese aumento y caída de brillo se debería a algo externo.

Una explicación que encaja elegantemente

Todavía no está claro qué provoca los períodos secundarios largos. Una teoría que cuenta con muchos apoyos plantea que surgen cuando una estrella tiene una compañera a su alrededor, que arrastra el polvo cósmico que produce y expulsa la estrella. Ese polvo desplazado altera la cantidad de luz estelar que llega a la Tierra. Esto, a su vez, cambia su brillo aparente. Los investigadores han analizado si otros procesos pudieran haber causado el período secundario largo, como el movimiento del interior de la estrella o cambios periódicos en su potente campo magnético.

Tras combinar los datos de observaciones directas de Betelgeuse, con modelos avanzados por ordenador, que simulan la actividad estelar, el equipo ha concluido que Betelbuddy es la explicación más probable. No hay nada más que encaje, en palabras de los investigadores. En esencia, si no existe esa posible estrella compañera, habría algo mucho más raro en marcha. Algo que, simplemente, sería imposible explicarlo con la física actual. El equipo no ha determinado todavía qué es exactamente Betelbuddy, pero suponen que debe ser una estrella con el doble de masa del Sol.

Los investigadores explican que no pueden dar más datos sobre la estrella compañera, solo su masa y posible órbita. Aunque Meredith Joyce (una de las investigadoras que ha trabajado en el estudio) prefiere una hipótesis más exótica. Cree que podría tratarse de una estrella de neutrones. Aunque se esperaría captar evidencias de su presencia en el espectro de rayos X, algo que no ha sucedido. Si bien Joyce cree que es necesario ir un paso más allá y hacer más observaciones para encontrar esa posible estrella. Si bien no tiene por qué existir.

Betelbuddy es una explicación novedosa para una vieja conocida

Ahora, el equipo de investigación se va a dedicar a intentar captar imágenes de Betelbuddy con telescopios. Hay una posible ventana de observaciones el 6 de diciembre. Es necesario confirmar que la estrella, realmente existe, porque el resultado de los investigadores se basa en la deducción, no en una detección directa. Por lo que ahora están trabajando en propuestas para lograr observarla. Los investigadores destacan que este estudio solo ha sido posible gracias a la ciencia en equipo. Cada uno de los investigadores planteó enfoques muy diferentes.

Betelgeuse, observada por el telescopio Alma. Crédito: LMA (ESO/NAOJ/NRAO)/E. O’Gorman/P. Kervella

El equipo también está muy contento por haber conseguido nueva información sobre un objeto celeste estudiado desde hace mucho tiempo. Betelgeuse ha sido objeto de una gran cantidad de estudios a lo largo de las décadas. Sin embargo, todavía quedan oportunidades para realizar grandes descubrimientos. En este caso, la posibilidad de que se oculte una estrella, similar al Sol, a plena vista. El enorme brillo de la gigante roja hace que haya pasado desapercibida hasta ahora. Habrá que prestar mucha atención a lo que suceda en el futuro.

En los próximos meses y años, seguramente, veremos más trabajos de estos investigadores. La posibilidad de que Betelgeuse tenga una estrella a su alrededor resulta de lo más intrigante. Durante mucho tiempo se ha descartado que pudiese tener una estrella compañera. Ahora, un estudio plantea que esa posibilidad no solo es plausible, si no que podría ser la más convincente. Por lo que no podemos evitar preguntarnos… ¿qué otras sorpresas nos depara Betelgeuse? ¿Cómo afecta esto a la posibilidad de que su supernova sea inminente?

Estudio

El estudio es J. Goldberg, M. Joyce, L. Molnar; «A Buddy for Betelgeuse: Binarity as the Origin of the Long Secondary Period in α Orionis». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.

Referencias: Simons Foundation