Según un nuevo estudio, Starship, la nueva nave de SpaceX, permitiría reducir el tiempo de viaje a Urano a solo la mitad. Los gigantes helados son algunos de los objetos más interesantes que podemos explorar en el Sistema Solar. Urano, en particular, ha llamado mucho la atención en los últimos tiempos…
Un viaje a Urano en la mitad de tiempo permitiría más misiones
Es algo especialmente importante porque Urano en particular fue designado como el destino de mayor prioridad en la Encuesta Decadal de 2022 de Estados Unidos. Sin embargo, por ahora, no hay una misión debidamente diseñada y planeada que pueda lanzarse en alguna de las ventanas de lanzamiento que se presentarán durante la década de 2030. En realidad, podría ser algo positivo, porque es más fácil incluir una nave nueva como Starship. En un nuevo estudio, se ha analizado los beneficios que tendría utilizar un sistema tan potente.

Específicamente, han analizado el impacto que podría tener en el desarrollo de la Uranus Orbiter and Probe (Sonda y Orbitador de Urano) que sugería la Encuesta Decadal. Urano es uno de los planetas menos explorados. La última sonda en visitarlo fue Voyager 2 durante un sobrevuelo hace ya 40 años. Desde entonces, ni Urano ni Neptuno han recibido la visita de nave alguno. Tampoco se ha enviado ninguna misión persistente a estos destinos. Por lo que son los únicos planetas que no se han estudiado en detalle de cerca en las últimas décadas.
Sin embargo, no es por falta de interés. Urano tiene muchos aspectos extraños que se podrían entender mejor con un estudio detenido desde cerca. Por ejemplo, rota sobre su costado y tiene un campo magnético un tanto extraño. Además, tiene un puñado de satélites que podrían ocultar océanos bajo sus superficies congeladas. Además, los planetas como Urano son algunos de los exoplanetas más comunes que se han encontrado en la Vía Láctea. Por lo que estudiar estos planetas de cerca mejoraría la comprensión de esos exoplanetas.
Urano está muy lejos de la Tierra
El problema principal es que Urano está 19 veces más lejos del Sol que la Tierra. Es decir, está a 19 unidades astronómicas. Voyager necesitó más de nueve años y medio para llegar a su sistema. Además, la sonda ni siquiera buscaba reducir su velocidad para entrar en órbita. En cálculos anteriores, realizados durante la Encuesta Decadal, se utilizaba un Falcon Heavy y varias asistencias gravitacionales de otros planetas. En este escenario, la misión tardaba 13 años en llegar a Urano. Ese tiempo sería el mínimo que la misión necesita mantenerse en marcha.
En ese período, habrá que asumir los costes de la misión y también el personal, que pueda dejar la misión en algún punto. Así que cuanto más rápido se pueda llegar al destino, mejor. Ahí es donde Starship entra en escena. La nueva nave de SpaceX está cobrando forma y, si sigue con su trayectoria positiva, podría estar listo para su uso habitual a finales de esta década. Por lo que sería una opción viable para usarlo como vehículo de lanzamiento de la misión de Orbitador y Sonda a Urano. Hay varios aspectos que lo hacen muy interesante.
Además de poder llevar más carga, tiene la capacidad de repostar en órbita. Algo que permitirá que pueda llegar a destinos lejanos mucho más rápido. Aunque todavía no se ha demostrado esta funcionalidad, se espera que lo veamos en marcha en alguna de las próximas pruebas. La otra función es la capacidad de utilizar Starship en sí misma como escudo de aerofrenado. En el estudio, los investigadores analizaron la posibilidad de usar la nave en la atmósfera de Urano, que ya está diseñada pensando en enfrentarse al calor de la reentrada en las atmósferas de la Tierra y Marte.
Un viaje a Urano en la mitad de tiempo no es una garantía de éxito
Así, han determinado que la nave sería capaz de enfrentarse al calor atmosférico del gigante helado con pocas modificaciones. En lugar de separar la nave de la sonda una vez hubiese proporcionado el impulso, Starship acompañaría a la sonda hasta el sistema de Urano. Allí, utilizaría su sistema protector térmico como freno para ralentizar la sonda y frenarla de la velocidad interplanetaria hasta entrar en órbita del sistema. Los cálculos del estudio, que combinan el repostaje en el espacio y el aerofrenado, permitirían reducir el tiempo de viaje a Urano en la mitad, a solo seis años y medio.

Además, no necesitaría asistencias gravitacionales de otros planetas. Incluso con el coste añadido de llevar a Starship en todo el viaje, reduciría enormemente el coste operativo de la misión. Habiendo dicho todo esto, la misión todavía está muy lejos de convertirse en realidad. Starship, además, tampoco está lista para el aerofrenado de una sonda en la atmósfera de un gigante helado. Pese a ser la máxima prioridad de la Encuesta Decadal, lo cierto es que no está claro que la misión llegue a recibir financiación y luz verde.
Si se perdiesen las oportunidades de lanzamiento en la década de 2030, la siguiente oportunidad de lanzamiento llegará a mediados de 2040. Por lo que, para ese entonces, habrían pasado casi 70 años entre misiones. Por ello, esperemos que todos los agentes implicados decidan llevar a cabo la misión planteada en estos momentos, y que sea en la década de 2030 cuando despegue y ponga rumbo al gigante helado. Urano y Neptuno tienen todavía muchas cosas que contarnos, y no deberíamos dejar pasar la oportunidad de estudiarlos.
Estudio
El estudio es D. Gochenaur, C. Gentgen y O. de Weck; «Starship as an Enabling Option for a Uranus Flagship Mission«. Publicado en IEEE Xplore. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Universe Today