Cada año, siete objetos interestelares se adentran en el interior del Sistema Solar. Es la estimación que se realiza un nuevo estudio y que implica que tendríamos múltiples oportunidades para observar objetos llegados desde otros rincones de la Vía Láctea, en nuestro propio vecindario…

Siete objetos interestelares nos visitan cada año

El 19 de octubre de 2017, se detectó el primer objeto interestelar, en dirección ya hacia el exterior del Sistema Solar. Se trata, por supuesto, de Oumuamua. Menos de dos años después, se detectó el segundo objeto procedente de otra estrella. El cometa interestelar Borisov. Ambas detecciones permitieron confirmar lo que ya se sospechaba desde hacía bastante tiempo. De manera regular, el Sistema Solar recibe la visita de objetos interestelares. Una de las grandes preguntas en este sentido, sin embargo, es con qué frecuencia sucede.

Siete objetos interestelares visitan el interior del Sistema Solar cada año
Comparación entre las trayectorias de C/2019 Q4 (Borisov) y Oumuamua. Crédito: Wikimedia Commons/Tony873004

Un nuevo estudio ha estimado que, aproximadamente, cada año recibimos la visita de siete objetos interestelares que seguirían una órbita predecible. Es algo que podría permitir, en el futuro, preparar una misión para encontrarnos con uno de esos objetos y poder estudiarlo con todo el detalle posible. El hallazgo de Oumuamua fue toda una revolución al tratarse del primer objeto observado que se había formado en otra estrella. La detección de Borisov permitió confirmar que las sospechas eran ciertas. Los objetos interestelares nos visitan a menudo.

No es una simple anécdota. La detección de estos objetos permite plantear misiones de exploración. Nos ofrece la posibilidad de estudiar el entorno de otras estrellas sin necesidad de abandonar el Sistema Solar. Algo que, en el mejor de los casos, está todavía a muchas décadas de convertirse en una realidad. El descubrimiento de Oumuamua provocó que se comenzasen a plantear misiones que, en teoría, podrían permitir visitar uno de estos objetos. El objetivo sería construir una nave y esperar a tener un objeto al que poder visitar.

Una oportunidad para expandir el conocimiento

El estudio de objetos interestelares es muy atractivo. El análisis de uno de estos objetos permitirá entender cómo son las condiciones en otros sistemas estelares. Es la mejor opción a la que se puede recurrir, con la excepción de enviar naves a los sistemas de esas estrellas. Algo para lo que todavía queda mucho tiempo y mucha tecnología que desarrollar. Los investigadores explican que hay dos tipos de misiones que se pueden plantear. Una es la ya mencionada construir y esperar, o lanzar y esperar, como la misión ESA Comet Interceptor.

Concepto artístico de Oumuamua abandonando el Sistema Solar. Crédito: NASA/ESA

El objetivo de esa misión de la Agencia Espacial Europea es tan simple como largo. Lanzar una nave, en 2029, a la órbita de la Tierra. Allí, esperará, durante un máximo de tres años, en busca de un objetivo que visitar. Será algún cometa de largo período que se detecte hacia aquel entonces. Este mismo sistema se podría aplicar con los objetos interestelares. El otro tipo es una misión de persecución. Algo como lo que haría falta para visitar Oumuamua. Pero, a diferencia de este objeto, la misión debería realizarse con un objeto que se adentre en el Sistema Solar.

Oumuamua es un buen caso para ilustrar los problemas del segundo planteamiento. Fue detectado cuando ya había pasado su distancia mínima al Sol, y el acercamiento máximo a la Tierra. Solo hubo once días de observaciones, mientras se alejaba hacia el exterior del Sistema Solar. Con Borisov, sin embargo, sucedió lo opuesto. Fue detectado tres meses antes de que alcanzase su perihelio. Para una misión que quisiese visitar un objeto así, habría que detectarlo con la máxima antelación posible para poder llevarla a cabo.

Intentando refinar las visitas al interior del Sistema Solar

Para poder visitar uno de estos objetos interestelares, es imprescindible saber con qué frecuencia se adentran, en el interior del Sistema Solar, los objetos interestelares. Así como a qué velocidad lo hacen. Algo que los investigadores han intentado determinar en su estudio. En primer lugar, tuvieron en cuenta cómo se ve afectada la velocidad de un objeto interestelar por el sistema de reposo local. El movimiento medio de estrellas, gas y polvo en el vecindario del Sol. Para ello, parten de varias suposiciones y se apoyan en Oumuamua y Borisov.

Suponen que los objetos interestelares se forman en torno a sus estrellas. Pero, una vez expulsados, se comportan de la misma forma que lo hacen las estrellas. Con la ayuda de los datos de Oumuamua y Borisov, y las observaciones de la sonda Gaia, que recopila estimaciones de velocidad de muchas estrellas, dedujeron que habría que esperar observar. Así, determinaron que, de media, el Sistema Solar recibe la visita de siete objetos interestelares al año. Objetos similares a un asteroide. Por lo que otros, como Borisov (similar a un cometa) serían más raros.

Estos aparecerían una vez cada diez o veinte años. Además, la mayoría de estos objetos se moverán más rápido de lo que lo hacía Oumuamua, que viaja a 26 km/s. Estos parámetros permiten preparar misiones de visita a objetos interestelares que se observen en el futuro. Este mismo grupo de investigadores ya trabajó en un estudio previo en el que planteaban algunas misiones que se podrían llevar a cabo para visitar ciertos objetos interestelares. En su trabajo, valoraban la posibilidad de llevarlas a cabo y cómo alcanzar sus respectivos destinos.

Siete objetos interestelares cada año… ¿y quizá alguno podrá ser visitado?

En el estudio ahora publicado, el objetivo es proporcionar información básica. Así se podrá planificar y convertir en realidad estas misiones. En los últimos tiempos se han realizado muchas propuestas sobre cómo se podrían visitar objetos interestelares. Por ejemplo, el proyecto Dragonfly planteaba utilizar una pequeña nave, con una vela impulsada por láser. Fue una idea que surgió en 2013. Otra opción, mucho más conocida, es la de Breatkhrough Starshot, que tiene como objetivo, en algún momento futuro, visitar el sistema de Alfa Centauri.

Concepto artístico de Breakthrough Starshot. Crédito: Breakthrough Initiatives

Es una de las ideas más atractivas con las que se ha jugado en los últimos años. El objetivo es enviar naves microscópicas, impulsadas por una vela láser, al 20% de la velocidad de la luz rumbo a Alfa Centauri. Algo que permitiría estudiar el sistema tan solo 20 años después de haber partido de la Tierra. Sin embargo, todavía se encuentra en una fase muy temprana de desarrollo. Habrá que esperar varias décadas hasta que se convierta en realidad. Aunque es cierto que ha habido algunos avances, respecto a cómo serían las naves, queda mucho por hacer.

La posibilidad de visitar un sistema estelar es tremendamente atractiva… y tremendamente complicada. Por eso, mientras tanto, la opción de poder estudiar aquellos objetos interestelares, que se adentren en el Sistema Solar, resulta muy llamativa. Tarde o temprano, está claro, será inevitable que estudiemos objetos nacidos en otros lugares de la Vía Láctea. Saber cómo interceptar uno de esos objetos interestelares que nos visite, en los próximos años, podría ser un fantástico aperitivo mientras esperamos a misiones como Breakthrough Starshot…

Estudio

El estudio es T. Eubanks, A. Hein, M. Lingam et al.; «Interstellar Objects in the Solar System: 1. Isotropic Kinematics from the Gaia Early Data Release 3». Puede consultarse en arXiv.

Referencias: Universe Today