La NASA ha seleccionado 10 proyectos que, en los próximos años, podrían permitir vivir en la Luna. No hay que olvidar que ese es el ambicioso objetivo del programa Artemisa. No solo se quiere regresar a nuestro satélite, se quiere establecer una presencia permanente allí, y para eso hace falta mucha ayuda…

Proyectos para vivir durante largos períodos en la Luna

Antes de que termine la década de 2020, la NASA busca enviar astronautas a la Luna. Será la primera vez desde el programa Apolo, y en esta ocasión el objetivo es desarrollar un programa de exploración del satélite de forma sostenible. Para ello, será necesario que esas misiones sean efectivas y que no dependan de la Tierra para obtener sus suministros (o no todos). La agencia norteamericana está buscando formas de aprovechar los recursos lunares. Desde el agua congelada al regolito, rico en oxígeno, para ayudar a los astronautas.

NASA selecciona 10 proyectos para vivir en la Luna
Concepto artístico de un vehículo de transporte lunar. Crédito: NASA

Este esfuerzo es parte del programa de utilización de recursos in situ (ISRU, por sus siglas en inglés). Es una de las patas principales de los planes de NASA para explorar la Luna. Para poder llevar a cabo estos objetivos, han seleccionado 10 proyectos, a través de dos programas diferentes, con el objetivo de vivir en la Luna. Por un lado, tenemos el Small Business Innovation Research (SBIR) y por otro el Small Business Techonology Transfer (STTR). Los conceptos seleccionados se encuentran en la fase I de ambos programas, escogidos de entre 409 candidatos.

Cada año, el programa solicita ideas del sector comercial y académico. El objetivo es encontrar tecnologías que ayuden a resolver los retos a los que se enfrenta la NASA. SBIR se centra en las propuestas de pequeños negocios. STTR lo hace en las propuestas de institutos de investigación sin ánimo de lucro, que están en colaboración con pequeños negocios. Este año se han seleccionado 6 proyectos del SBIR y 4 del STTR. Todos ellos han recibido una dotación de 125 000 $, para los próximos 6 a 13 meses, para poder desarrollar sus conceptos.

Un proyecto para el Polo Sur lunar

El objetivo, según ha explicado Jim Reuter (Administrador asociado de la NASA de la Dirección de Misión de Tecnología Espacial, la agencia depende de los pequeños negocios en Estados Unidos, para el desarrollo de tecnología innovadora que ayude a conseguir sus objetivos. Sea como fuere, en consonancia con los objetivos del programa Artemisa, los proyectos se centran en un gran objetivo. La extracción y proceso del hielo, del regolito lunar, para crear oxígeno en forma de gas, agua potable, así como combustible para los cohetes.

La cuenca Aitken, en el polo sur de la Luna, fotografiada por la nave Apolo 8. Crédito: Apollo Flight Journal, Apollo 8

Además, el regolito se puede utilizar para crear materiales de construcción, imprescindible para establecer una colonia lunar. Todo esto hace que ya se sepa dónde se ubicaría esa base. Sería en el polo sur de nuestro satélite, en la cuenca Aitken, en el polo sur. Es una región en la que el agua congelada abunda. Permanece oculta en cráteres en sombra permanente. Tras la llegada de Artemisa III (la primera misión tripulada), la NASA espera establecer su Campamento Base Artemisa allí. Pero ¿cómo afecta esto a las compañías seleccionadas?

En la Fase I, tienen que llevar a cabo estudios detallados sobre las propuestas que han planteado. Uno de los seis proyectos del SBIR incluye el TMSLIM (abreviatura en inglés de «sistema de gestión térmica para mineros lunares»). Se trata de un robusto sistema de gestión de temperatura para róvers encargados de la minería lunar, alimentados por un pequeño generador nuclear. El sistema utilizaría los residuos del reactor para sublimar vapor de agua a partir del hielo del regolito. Después, usarían la propia temperatura del entorno para congelarlo en un contenedor.

Trabajando con los recursos de la Luna

Este proceso, según han explicado, minimizaría la cantidad de energía necesaria para la extracción del hielo y la recolección del vapor. Pero también hay otras propuestas, como SCORCHER, propuesto por otra compañía, que plantea utilizar tecnología de energía solar para crear un reactor, alimentado constantemente, que calentaría el regolito lunar hasta los 2200 ºC. De manera que se pueda extraer oxígeno y material de construcción. Pero hay otras formas de plantear cómo llevar a cabo la extracción del hielo de ese regolito.

Porque en la propuesta ICICLE, una compañía sugiere crear una trampa de frío que atrape y purifique el agua, congelando selectivamente, y recogiendo, el vapor de agua extraído en las regiones polares de la Luna. También nos encontramos con SLICER, que plantea exacavar y procesar el regolito presente en el suelo lunar. En su caso, la herramienta se utilizaría a través de róvers clásicos. Aunque también se podría utilizar en una configuración similar a la de una máquina perforadora. A esto hay que sumarle las cuatro propuestas del STTR.

Por un lado, uno plantea crear un dispositivo capaz de determinar la pureza de los recursos lunares. De manera que se pueda garantizar que el combustible que se fabrique es efectivo y seguro. Otra empresa plantea un nuevo diseño de pilas de combustible, capaz de trabajar en las duras condiciones de la Luna. En el caso de los proyectos del SBIR, dispondrán de 6 meses durante la Fase I para desarrollar sus conceptos. En el caso del STTR, dispondrán de 13 meses. De ellos, algunos proyectos pasarán a la Fase II.

Proyectos para vivir en la Luna… y otros lugares

Durante la Fase II, los proyectos seleccionados recibirán 750 000 dólares como fondos adicionales. Esto les permitirá crear prototipos durante un período de dos años. De momento, los proyectos seleccionados están simplemente en los primeros pasos de un camino que será muy largo. Algunos avanzarán a la segunda fase, y podrán pasar al desarrollo de los prototipos. La capacidad de utilizar los recursos de la Luna supondrán un gran empujón. Es necesario para poder establecer una base en nuestro satélite de forma permanente.

Concepto artístico de una base lunar. Crédito: NASA

Esto no quiere decir, ni mucho menos, que estemos más cerca de imaginar algo como una ciudad en la Luna. Ese es un futuro muy lejano. Pero, por poco que pueda parecer, lograr establecer una base permanente será un paso tremendo. A fin de cuentas, se trata de intentar establecer un asentamiento que sea lo más independiente posible de la Tierra. Además, servirá como un gran campo de entrenamiento para ese objetivo tan atractivo, y lejano, como es la colonización de Marte. En el futuro también tendremos bases allí.

Sea como fuere, la NASA planea invertir 51 millones de dólares, en 2020, en los programas SBIR y STTR. Los proyectos participantes permitirán desarrollar tecnologías que harán posible vivir en la Luna. Por extensión, esos mismos conceptos probablemente puedan aplicarse a Marte y a otros lugares del Sistema Solar. Dicho de otra manera, en estos momentos, estamos viendo los primeros pasos, tecnológicamente hablando, que nos llevarán a convertirnos en una especie interplanetaria. Pero todavía habrá que esperar para ver nuestro primer asentamiento más allá del planeta….

Referencias: Universe Today