Un grupo de investigadores, utilizando datos de los telescopios Hubble y Gaia han simulado la posible colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda, concluyendo que quizá no llegue a suceder. Han analizado la evolución de ambas galaxias a lo largo de los próximos 10 000 millones de años y los resultados son sorprendentes.
La no colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda
En estos momentos, la Vía Láctea y Andrómeda se dirigen hacia la otra a una velocidad de unos 100 kilómetros por segundo. Una colisión sería devastadora para ambas galaxias, que quedarían destruidas, dejando tras de sí una formación esferoidal de estrellas. O, como mejor se la conoce, una galaxia elíptica. El equipo ha realizado 100 000 simulaciones de ambas galaxias basándose en los últimos datos de observaciones. Esto incluyó el efecto de la galaxia satélite más masiva de la Vía Láctea: la Gran Nube de Magallanes.

Además, por primera vez, se han incluido las incertidumbres en esas observaciones. Con todo esto, han descubierto que solo hay un 2% de posibilidades de que las galaxias choquen en los próximos cinco mil millones de años, en contra de la creencia anterior de que la colisión (y posterior destrucción de la Vía Láctea) sería una certeza en ese período. En algo más de la mitad de los escenarios simulados, la Vía Láctea y Andrómeda sí experimentan al menos un encuentro cercano, antes de perder suficiente energía orbital para colisionar.
Pero ese choque, y posterior fusión, llegaría más adelante, en unos ocho o diez mil millones de años, no cinco mil. En esa escala de tiempo, nuestro Sol habrá llegado al final de su vida. En la mayoría de escenarios, las dos galaxias pasan a suficiente distancia para seguir evolucionando sin grandes perturbaciones durante mucho tiempo. Aunque esta nueva investigación pone en duda el destino ya aceptado de nuestra galaxia, los investigadores explican que es muy difícil hacer una predicción que sea muy precisa. Van incluso más allá.
No es un escenario contradictorio
Porque explican que estas nuevas conclusiones no implican un fallo en los cálculos anteriores. En su lugar, el equipo ha sido capaz de incluir más variables en sus simulaciones, gracias a los datos modernos de los telescopios espaciales. Añadiendo que al intentar comenzar desde las mismas suposiciones, que investigadores anteriores, llegaron a los mismos resultados. Sin embargo, ellos han tenido la capacidad de explorar muchas más posibilidades, aprovechando esa información nueva. En trabajos anteriores se habían contemplado algunas interacciones.
En esos estudios previos se había centrado la atención en la interacción entre la Vía Láctea, Andrómeda y la galaxia del Triángulo. Ellos, sin embargo, añaden también el efecto de la Gran Nube de Magallanes. Los investigadores explican que su masa es solo el 15% de la Vía Láctea, pero su atracción gravitacional es directamente perpendicular a la órbita de Andrómeda. Por lo que perturba el movimiento de la Vía Láctea tanto como para reducir significativamente la posibilidad de que se produzca una colisión con la galaxia de Andrómeda.
En estudios anteriores se había considerado únicamente el valor más probable para cada variable. Los investigadores realizaron miles de simulaciones, permitiendo tener en cuenta todas las incertidumbres en las observaciones. En este trabajo, los resultados apuntan a un destino que podría ser diferente para nuestra galaxia. La colisión con Andrómeda, y la formación de la galaxia resultante, llamada Lactómeda, parecía inevitable. Ahora, sin embargo, cabe la posibilidad de que ese escenario no llegue a suceder en el futuro.
La no colisión de la Vía Láctea y Andrómeda… o la colisión más tardía
Esta nueva incertidumbre sobre el futuro de la Vía Láctea y Andrómeda puede que no perdure. El equipo ya está trabajando en investigar otros escenarios cuando haya más datos disponibles. El telescopio Gaia va a proporcionar, próximamente, datos todavía más precisos de algunas de las variables más importantes en las galaxias. Esto incluye aspectos como el movimiento transversal de Andrómeda, que es difícil de medir de manera directa. El estudio es llamativo porque nos recuerda, también, que hay mucho todavía por aprender y comprender.

Los investigadores recuerdan que el universo es un lugar dinámico, en constante evolución. Mencionan que hemos visto multitud de galaxias colisionando y uniéndose con otras. En ocasiones produciendo auténticos espectáculos con gas cayendo al centro de los restos de esa fusión. Allí, un agujero negro supermasivo absorbe el material. Lo que está en su entorno emite una gran cantidad de radiación antes de precipitarse definitivamente al agujero. Este parecía el mismo destino que sufriría nuestra galaxia en unos cinco mil millones de años.
Ahora, cabe la posibilidad de que nuestra galaxia pueda llegar a evitarlo por completo. Pero lo más sorprendente, como dicen los investigadores, es que tengamos la posibilidad de simular con precisión la evolución de gigantescas agrupaciones de estrellas a lo largo de miles de millones de años y entender cuál será su evolución final. Es una demostración de la potencia de la física combinada con el uso de superordenadores. En cualquier caso, veremos más estudios sobre esta colisión en el futuro…: ¿cuál será el consenso dentro de unos años?
Estudio
El estudio es T. Sawala, J. Delhomelle, A. Deason et al.; «No certainty of a Milky Way–Andromeda collision». Publicado en la revista Nature Astronomy el 2 de junio de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys