Un investigador plantea una nueva ecuación de Drake, 60 años después de que se presentase la popular fórmula de Frank Drake. Sin embargo, sigue sufriendo el mismo problema que el planteamiento original: no parece que vaya a ser capaz de darnos una respuesta definitiva…

Una nueva ecuación de Drake, repasando la ecuación clásica

Hemos hablado en multitud de ocasiones de la ecuación de Drake. Fue presentada el 1 de noviembre de 1961, durante una conferencia de tres días. La ecuación es bastante bien conocida a estas alturas, aunque quizá no seamos capaces de recordar todos los factores de memoria: N = R* x f(p) x n(e) x f(l) x f(i) x f(c) x L. Ahora, John Gertz, astrónomo aficionado y miembro del equipo del proyecto Breakthrough Listen, plantea que es necesario revisar la ecuación de Drake, repasando cada uno de sus factores y decidir si tiene sentido mantenerlos.

La nueva ecuación de Drake, 60 años después...
Concepto artístico de la supertierra GJ 1214 b pasando por delante de su estrella, una enana roja. Crédito: ESO/L. Calçada

Debemos recordar que N es el número de civilizaciones que, hipotéticamente, podrían existir en la Vía Láctea. R* es el ritmo de formación de estrellas en la galaxia. f(p) es la fracción de estrellas con planetas a su alrededor. n(e) es la cantidad de planetas que podrían albergar vida. f(l) indica cuántos desarrollan vida. f(i) cuantos, de los anteriores, desarrollan vida inteligente. Después, f(c) nos indica la cantidad de civilizaciones que desarrollan la capacidad de transmitir señales. L, finalmente, durante cuánto tiempo emitirían esas señales.

La ecuación nunca fue concebida para dar una respuesta definitiva, a pesar de la percepción que parece estar extendida en la actualidad. En su lugar, se buscaba que fuese un punto de partida para charlar sobre la búsqueda de vida inteligente extraterrestre. Aunque su utilidad está fuera de duda, porque ha dado pie a multitud de trabajos y estudios en el campo de la búsqueda de vida inteligente, la ecuación sigue siendo solo un ejercicio de reflexión. Por ello, John Gertz ha decidido analizarla seis décadas después.

Repasando los factores para una nueva ecuación de Drake

En su estudio, Gertz argumenta que, por ejemplo, R* es un factor inútil. A fin de cuentas, el ritmo de formación de estrellas de la galaxia no es fijo y, además, la ecuación la restringía a estrellas similares al Sol. Eso sin mencionar la vida más allá de nuestra galaxia. En su lugar, sugiere utilizar n(s), indicando la cantidad de estrellas de la Vía Láctea en nuestro campo de visión desde la Tierra. En el caso de f(p), hoy en día se sabe que todas. o casi todas las estrellas, tienen al menos un planeta a su alrededor. Por lo que el factor parece innecesario.

Respecto al factor n(e), Gertz sugiere reemplazarlo. No basta con que un planeta esté en la zona habitable. Así que plantea utilizar n(tb) que, en su lugar, indicaría la cantidad total de objetos (planetas, satélites, etc.) que podrían tener vida, tanto en su superficie como en su interior. Los parámetros f(l) y f(i) se mantendrían en la ecuación, a pesar de que no se sabe, hoy en día, cuál es la proporción de objetos, potencialmente habitables, donde la vida llegaría a aparecer. Ni en cuántos de ellos llegaría a aparecer vida inteligente.

El factor f(c), la cantidad de civilizaciones que estarían enviado señales al espacio, también debería ser sustituido. En este caso por f(d). Este factor consideraría no solo la cantidad de civilizaciones que podrían estar mandando señales al espacio. También nuestra propia capacidad para detectar esas señales. L, por último, sería transformado en un concepto diferente: durante cuánto tiempo es posible detectar una civilización. A fin de cuentas, puede que esa civilización haya desaparecido de la galaxia, pero podamos saber de su existencia.

Una nueva fórmula… que sufre de viejos problemas

Todo esto nos lleva a una nueva ecuación de Drake que queda así: N = n(s) x f(p) x n(tb) x f(l) x f(i) x f(d) x L. Es decir, la cantidad de civilizaciones N es igual a la cantidad de estrellas en nuestro campo de visión, n(s), la fracción de estrellas con planetas, n(tb), es la cantidad de objetos que podrían desarrollar vida. f(l) indicaría la proporción de esos objetos donde aparece la vida. En f(i) seguimos teniendo la proporción de esa vida que es vida inteligente. f(d) indicaría la fracción de esas posibles civilizaciones que serían detectables por nosotros.

Un mundo alienígena. Crédito: Emmanuel Shiu / www.eshiu.com

L, finalmente, indicaría durante cuánto tiempo es posible realizar esa detección. Pero todo este planteamiento, como indica el propio Gertz, nos pone de manifiesto, de nuevo, que hay demasiadas incertidumbres. Podría concluirse que la nuestra es la única civilización tecnológicamente avanzada de la galaxia… o que hay mucho trabajo por delante. Lo cierto es que, al final, la mejor conclusión del estudio es la observación que realiza como conclusión: la importancia de un programa de búsqueda de vida inteligente extraterrestre.

Solo eso y, en último lugar, el contacto con una civilización alienígena, podría ayudar a determinar cuál es la cantidad de civilizaciones de la Vía Láctea. La nueva ecuación de Drake planteada por John Gertz tiene sus puntos positivos. Algunos de los factores son más sencillos de definir. Sin embargo, no debe verse de una forma muy diferente al planteamiento original. Ambos casos siguen siendo un ejercicio de reflexión, por encima de otra cosa, porque no es posible definir sus factores. La solución ya la conocemos: hace falta más ciencia…

Estudio

El estudio es J. Gertz; «The Drake Equation at 60: Reconsidered and Abandoned». Será publicado en la revista Journal of the British Interplanetary Society y ya está disponible para su consulta en la plataforma arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today