La Casa Blanca ha encargado a la NASA la creación de una nueva zona horaria para la Luna. Busca que esté en marcha para finales de 2026, como parte del objetivo del país de establecer estándares internacionales en el espacio. La propuesta es muy importante por lo que nos espera en los próximos años…

Una nueva zona horaria para la Luna: el Tiempo Lunar Coordinado (LTC)

La petición de la Casa Blanca de establecer una nueva zona horaria lunar llega en medio de un creciente interés, a nivel global, por establecer una presencia humana a largo plazo en la Luna. Es uno de los grandes objetivos del programa Artemisa (en castellano también lo podemos llamar Artemis). El nuevo estándar lunar que se está planteando recibirá el nombre de Tiempo Lunar Coordinado y recibirá las siglas LTC. Algo similar a lo que sucede con la zona horaria UTC (que es la abreviatura de Tiempo Universal Coordinado).

La NASA quiere crear una nueva zona horaria para la Luna
Concepto artístico de una cápsula Orión acercándose a la estación espacial Lunar Gateway. Crédito: NASA

Este estándar, en realidad, no deja de ser parte de un esfuerzo más global por establecer estándares para la medición del tiempo en torno a otros objetos celestes, lejos de la Tierra. En algún momento, se ha llegado a plantear si la Luna debiera tener diferentes zonas horarias, igual que sucede en nuestro planeta. El objetivo de Estados Unidos, en realidad, es doble. Por un lado, busca afirmar su liderazgo en la exploración espacial. Por otro, establecer un estándar apropiado, que tenga la precisión y robustez necesaria para trabajar en el entorno lunar.

Algo que, en sus palabras, beneficiará a todas las naciones que sean capaces de enviar misiones al espacio. A decir verdad, no es una locura, ni mucho menos, que haya una zona horaria estándar para todos, que facilitará la colaboración entre diferentes misiones. En cualquier caso, la gravedad de la Luna es más baja que la de la Tierra y, por tanto, el tiempo allí se mueve algo más rápido. Concretamente, 58,7 microsegundos cada día. Aunque es una diferencia minúscula, es suficientemente importante para convertirse en un quebradero de cabeza.

Unos microsegundos que no se pueden ignorar

Esa diferencia es suficiente para que las misiones que se lleven a cabo en el futuro, que se espera sean cada vez más numerosas, tengan problemas para comunicarse entre sí. También será un problema para que control de misión pueda monitorizar de forma precisa las posiciones de satélites y tripulaciones. Por ello, se está enfatizando la necesidad de tener un estándar a la hora de medir el paso del tiempo lejos de nuestro planeta. No solo la NASA viajará a otros lugares, también lo harán otras agencias espaciales y compañías privadas.

Además, la Luna será solo la primera parada. La esperanza es que, en un futuro no muy lejano, haya misiones a lugares como Marte e incluso más lejanos. Una zona horaria estándar no solo aportará precisión, también seguridad. En nuestro planeta, el paso del tiempo se mide con la ayuda de multitud de relojes atómicos, que están repartidos por diferentes lugares. En el caso de la Luna, se podría optar por un sistema similar. Un conjunto de relojes atómicos que permitirían controlar el paso del tiempo en el satélite de la Tierra.

Sin embargo, un reloj atómico en la Luna avanzará a un ritmo diferente que un reloj atómico en la Tierra. Por ello, Kevin Coggins, director del Programa de Navegación y Comunicaciones Espaciales de NASA, explica que tiene sentido que, al viajar a otro cuerpo celeste (como la Luna o Marte), cada uno tenga su propio ritmo. En el espacio, hay diferentes maneras de medir el paso del tiempo. El caso más popular, seguramente, es el de la Estación Espacial Internacional. Los astronautas allí utilizan el Tiempo Universal Coordinado (UTC).

La complejidad de medir el paso del tiempo en otros lugares

La zona horaria UTC se corresponde con la antigua zona horaria GMT (es decir, del meridiano de Greenwich). Como la estación está en la órbita baja de la Tierra (a unos 450 kilómetros de altura sobre la superficie), es una solución perfectamente válida. Para las naves en otros lugares, la NASA utiliza el Spacecraft Event Time (SCET), que permite catalogar momentos clave de las misiones, como observaciones científicas o encendidos de motores. En esencia, es simplemente el tiempo local de la nave. En el caso de la Luna, habrá que optar por algo diferente.

Concepto artístico de Starship Lunar en la superficie de la Luna. Crédito: SpaceX

Para establecer el Tiempo Lunar Coordinado en la Luna, habrá un grupo de expertos, de la comunidad internacional, que debatirán sobre la mejor estrategia para su ejecución. Proporcionarán recomendaciones a la Unión Astronómica Internacional para establecer un marco de referencia y sistemas de tiempo lunares. Si no hay cambios, la NASA planea enviar seres humanos a la superficie de la Luna, como muy pronto, en septiembre de 2026. Es decir, tres meses antes de la fecha límite proporcionada por la Casa Blanca a la agencia espacial para establecer el LTC.

China también tiene planes de enviar una misión tripulada antes del final de la presente década, mientras que India tiene su mira puesta en un futuro todavía lejano. Esperan poder enviar seres humanos a la Luna en la década de 2040. En los próximos meses, sin duda, veremos más noticias al respecto. Es un momento muy interesante porque estamos viviendo, a fin de cuentas, el proceso de establecer una forma de medir el paso del tiempo lejos de la Tierra. Algo imprescindible para esa expansión del ser humano a otros lugares del Sistema Solar

Referencias: Space