Desde hace décadas, la corriente de Magallanes ha sido todo un enigma. Tiene más masa de la que se puede explicar con diferentes modelos. Ahora, un grupo de investigadores ha logrado reconstruir su formación, para entender que nuestra galaxia también fue un factor importante…

La corona que aloja a la corriente de Magallanes

La Vía Láctea no está sola en su entorno. A su alrededor, orbitándola, hay multitud de galaxias enanas. Las dos más grandes son las nubes de Magallanes. Ambas son fácilmente observables desde el hemisferio sur. La corriente de Magallanes se extiende a lo largo de más de la mitad del firmamento nocturno y procede de ambas. Hasta ahora, nunca se había logrado explicar por qué la corriente es tan masiva, ya que tiene más de mil millones de veces la masa del Sol. Un grupo de investigadores ha descubierto una corona, de gas templado, que rodea a las nubes.

Explican las características de la Corriente de Magallanes
Este sería el aspecto de la corriente de Magallanes, si fuese visible. Crédito: Colin Legg/Scott Lucchini

Actúa como un caparazón protector. Aísla a las galaxias enanas de la corona de la Vía Láctea y, además, aporta la mayor parte de la masa de la corriente de Magallanes. Cuando ambas galaxias entraron en la esfera de influencia de la Vía Láctea, algunas partes de su corona fueron estiradas y dispersas. Se convirtieron en la corriente de Magallanes. Los modelos actuales de formación de la corriente son incapaces de explicarla satisfactoriamente.

Porque, como han explicado los investigadores, están obsoletos al ser incapaces de determinar su masa. Era necesario encontrar una solución diferente y resolver el misterio. En los modelos anteriores, se sugería que la fuerza de marea, y la fuerza de las galaxias empujándose mutuamente, dieron lugar a la formación de la corriente. Se formó cuando las nubes de Magallanes entraron en órbita alrededor de la Vía Láctea. Los viejos modelos podían explicar su tamaño y forma. Pero solo estimaban la décima parte de su masa.

Las nubes de Magallanes son muy completas

En tiempos recientes, los investigadores han descubierto que las nubes de Magallanes son lo suficientemente masivas como para tener su propia corona, de gas templado, rodeándolas. Su presencia altera, lógicamente, cómo se debió formar la corriente, al incluir un nuevo factor. En las nuevas simulaciones llevadas a cabo con este hallazgo, la formación de la corriente está dividida en dos períodos. Aunque todavía estaban lejos de la Vía Láctea, en el pasado, la Gran nube de Magallanes arrebató gas, durante miles de millones de años, a la pequeña nube de Magallanes.

Ese gas supondría en torno al 10 o 20% de la masa total de la corriente. Después, a medida que se acercaban a la órbita de la Vía Láctea, se produjo otro episodio. La corona de nuestra galaxia perdió la quinta parte de su masa, que se incorporó a la corriente, y se estiró en un enorme arco. Fue el resultado de la interacción con la gravedad de la Vía Láctea y la corona. Este es el primer modelo que logra explicar, por completo, cuál es el origen de la masa de la corriente de Magallanes. La inmensa mayoría se compone de gas ionizado. Es más energético que el gas no ionizado.

También explica por qué la corriente se estiró por gran parte del firmamento y por qué no tiene estrellas. Se formó en la corona, una región libre de estrellas, y no en ambas galaxias enanas. Este estudio podría poner fin a un enigma que se ha mantenido en pie durante más de 50 años. Nunca había estado claro cuál es su origen. Los investigadores tienen una posible explicación al respecto. Lo más interesante, es que se puede poner a prueba con la tecnología actual, y se puede determinar si realmente sus conclusiones son correctas.

El telescopio Hubble puede ayudar a estudiar la corriente de Magallanes

El telescopio Hubble debería tener la capacidad de analizar la corona de gas que rodea a las nubes de Magallanes. Así que no debería haber que esperar mucho tiempo para tener una confirmación. Las primeras señales de que las nubes de Magallanes podrían tener una corona a su alrededor provienen de la década de los 90. Pero ahora, por primera vez, parece que se podra determinar por qué tiene ese tamaño, forma y, como novedad, su masa. Algo que, a su vez, permitirá entender mejor cómo es nuestro entorno y sus particularidades.

Las dos Nubes de Magallanes (Grande y Pequeña) son dos galaxias enanas irregulares. Crédito: ESO/S. Brunier – ESO

Los investigadores han explicado que el estudio podría ayudar a entender mejor cómo acumula gas la Vía Láctea. Ese gas es la reserva de la formación de estrellas en el futuro. En cualquier caso, el estudio de las nubes de Magallanes no deja de ser una gran oportunidad para entender nuestro entorno. Las galaxias satélite del Grupo Local, que orbitan en torno a Andrómeda y nuestra galaxia, podrían contener muchas pistas interesantes. Podrían ayudar a reconstruir la historia de este pequeño rincón del universo, y entender su evolución futura.

Las nubes de Magallanes están en rumbo de colisión con la Vía Láctea. En realidad, en un futuro tremendamente lejano, todas las galaxias del Grupo Local habrán colisionado hasta dar lugar a una única gran galaxia. Es algo que se calcula que podría suceder en unos 500 000 millones de años. En un futuro mucho más cercano, en unos 5000 millones de años, la Vía Láctea y Andrómeda colisionarán. Todavía más cercana es la colisión con las nubes de Magallanes. La Gran nube de Magallanes chocará con la Vía Láctea en unos 2400 millones de años…

Estudio

El estudio es S. Lucchini, E. D’Onghia, A. Fox et al.; «The Magellanic Corona as the key to the formation of the Magellanic Stream». Publicado en la revista Nature. Puede leerse en este enlace.

Referencias: Phys