El cohete que impactará en la Luna, en el mes de marzo, no es de SpaceX, como se planteó originalmente. En realidad, es de origen chino. Es lo que se deduce de nuevas observaciones, y que, aunque altera quién es el protagonista de la historia, no varía lo que ya se ha mencionado últimamente…
China es la responsable del cohete que impactará en la Luna, pero…
Desde un primer momento, se determinó que el próximo 4 de marzo un cohete impactará con la Luna. Inicialmente, en base a la trayectoria descrita por esa segunda fase detectada, se creyó que procedía de un lanzamiento de SpaceX, que permitió poner en órbita el satélite DSCOVER. Desde entonces, se han alzado algunas voces criticando a Elon Musk. A fin de cuentas, solo con los satélites Starlink desplegados, su compañía es responsable de un gran número de satélites en la órbita de la Tierra. No solo eso, los satélites también están dando problema.
Recientemente, se ha sabido que 40 de los 49 satélites Starlink, de un lanzamiento reciente, está reentrando en la atmósfera del planeta, después de que se vieran afectados por una tormenta solar. En los últimos días, se han sucedido los vídeos de avistamientos de basura espacial desintegrándose sobre lugares poblados. Otros tantos, sin duda, se habrán desintegrado lejos de los ojos del ser humano. Dicho de otra manera, han pasado completamente desapercibidos, pero deja constancia del problema de lanzamientos cada vez más frecuentes.
Así que esta noticia, en cierto modo, resulta una preocupación menos para SpaceX. Se ha determinado que el cohete que impactará en la Luna es, en realidad, de origen chino. Se cree que se trata del cohete 2014-065B. Fue la segunda fase utilizada para la misión Chang’e 5, que se lanzó en 2014 por parte del gigante asiático con el objetivo de explorar el satélite. China ha realizado grandes esfuerzos, en ese sentido, para explorar el satélite, y no parece descabellado que uno de esos cohetes pudiese terminar impactando en el satélite.
Un error honesto… pero que resalta un problema
Bill Gray, el mismo astrónomo que anunció la detección de la segunda fase que impactará en la Luna, fue quien se dio cuenta de su propio error. Según explica, su error, en realidad, pone de relieve el problema que supone que no haya una monitorización de objetos artificiales del espacio profundo. Algo que permite insistir, una vez más, en la necesidad de tener controlada esa basura espacial que, aunque no afecta al entorno inmediato de la Tierra, sigue siendo un problema. Pero, ¿cómo se produjo la equivocación en este caso?
Según explican, todo se debe a que el brillo era el que se esperaba. El objeto, además, parecía estar donde se esperaba como para encajar con la posibilidad de que fuese de SpaceX. Al mismo tiempo, también admiten que deberían haberse dado cuenta de que algunas cosas, en la órbita que describe, no encajaban perfectamente. Por otro lado, esto no cambia lo que ya se ha venido mencionando en estas fechas. Es decir, sigue siendo un impacto que no plantea ningún tipo de peligro. Los planes tampoco han cambiado por parte de NASA.
La agencia espacial explicó, a finales de enero, que intentarían observar el pequeño cráter que generará el impacto. Lo hará con la ayuda de la nave Lunar Reconnaissance Orbiter, que está alrededor de la Luna. Es una oportunidad interesante para seguir estudiando el satélite, aunque la realidad es que, por otro lado, no supone ninguna revolución. El impacto expondrá algo de material del subsuelo lunar, y podrá ser analizado por la LRO y quizá, por Chandrayaan-2, de la Agencia Espacial India, que también podría ver la región.
La basura espacial será un problema en el futuro
Por otro lado, este incidente no deja de ser un recordatorio de que la basura espacial es un problema. Aunque afecta principalmente al entorno inmediato de la Tierra, también puede afectar a otros lugares. No en vano, este impacto que se producirá en la Luna ha sido detectado y podrá ser monitorizado. Pero, a lo largo del tiempo, se han lanzado múltiples cohetes para enviar naves a órbitas lunares o heliocéntricas. Algunas tendrán una órbita lo suficientemente cercana a la Luna como para poder impactar en su superficie.
Muchas de esas segundas fases nunca llegarán a encontrarse con la Luna (o con algún planeta del Sistema Solar). En el futuro, se espera poder realizar más lanzamientos que vayan tanto a la Luna como a Marte. En el caso de naves como Starship, no hay mucho de qué preocuparse. Estamos hablando de una nave que está diseñada para que ambas fases sean recuperadas. Así que no generará basura espacial. Pero no todas las naves serán así, y habrá lanzamientos en los que se descartará la segunda fase después de enviar la nave hacia su destino.
Es decir, poco a poco, la cantidad de basura espacial generada por el ser humano irá aumentando. Tanto en la órbita baja de la Tierra, como en otros lugares del Sistema Solar. Por supuesto, la cantidad de basura espacial que afecte al resto del Sistema Solar es tremendamente pequeña, pero no deja de ser un recordatorio de que, a medida que nos convertimos en civilización interplanetaria, también debemos tener presente el impacto de nuestra actividad. Por suerte, cada vez hay más atención puesta en ello…
Referencias: Phys