Un grupo de investigadores ha descubierto una gran nube molecular cerca del Sistema Solar, llamada Eos. El hallazgo es sorprendente porque se trata de una de las estructuras más grandes y cercanas al Sistema Solar que se han descubierto. Había pasado desapercibida hasta ahora…

Una gran nube molecular que está cerca en la escala astronómica

Las nubes moleculares están compuestas, principalmente, de hidrógeno molecular y otras moléculas, así como de polvo cósmico. Estas nubes son muy densas y, a menudo, cubren regiones de cientos de años-luz. Son el lugar en el que nacen nuevas estrellas y sistemas planetarios de las galaxias en las que se encuentran. La temperatura de estos lugares suele estar entre los 10 y 50 Kelvin y sus densidades van de cientos a millones de moléculas por centímetro cúbico. Por ello, las nubes moleculares son mucho más densas que el medio interestelar a su alrededor.

Una gran nube molecular cerca del Sistema Solar
La Nebulosa de Orión. Crédito: NASA, ESA, M. Robberto (Space Telescope Science Institute/ESA) and the Hubble Space Telescope Orion Treasury Project Team

Con el paso del tiempo, la gravedad provoca que las regiones más densas de estas nubes colapsen, desencadenando la formación de protoestrellas que, posteriormente, evolucionarán a nuevos sistemas estelares. Los investigadores, de la Universidad de Rutgers, han anunciado el descubrimiento de Eos. Es una enorme nube de hidrógeno molecular que está entre las estructuras más grandes y cercanas al Sistema Solar. Este descubrimiento es muy destacable por varios motivos, y destaca por ser la primera nube molecular descubierta en el espectro ultravioleta lejano.

Sorprende, por tanto, porque se ha descubierto sin recurrir a los métodos tradicionales de detección. El nombre de Eos procede de la mitología griega y procede de la diosa del amanecer. Eos supone un avance muy importante en las técnicas de observación y abre nuevas vías de estudio para las estructuras moleculares en el espacio. El método del equipo ha permitido detectar la fluorescencia de la nube. Es decir, han detectado directamente el brillo de las moléculas de hidrógeno. En cualquier caso, hay que destacar que el hallazgo no supone ninguna preocupación.

No hay peligro alguno para la Tierra

A pesar de su cercanía, Eos no supone ninguna amenaza para nuestro planeta. En realidad, es una oportunidad fascinante para los investigadores. Gracias a esta nube molecular, podrán estudiar las propiedades del medio interestelar de cerca. Esta nube de gas cercana es, también, una fuente importante de materia prima para la formación de estrellas en el futuro. Ofrece información única sobre estos procesos debido a la facilidad para realizar observaciones detalladas. Esta gran nube molecular está cerca en la escala astronómica, a 300 años-luz.

Está en el borde de lo que conocemos como la Burbuja Local. Eos tiene forma de medialuna y, si la pudiéramos ver a simple vista, cubriría el tamaño equivalente a 40 lunas en el firmamento nocturno. Tiene 3400 masas solares. Una masa solar es el equivalente a la masa del Sol. Además, también han determinado que Eos todavía durará algún tiempo en el firmamento. El proceso de formación de estrellas es tremendamente violento. Con el paso del tiempo, la radiación de las estrellas destruye el material a su alrededor. Así que, como el resto de nubes moleculares, tiene fecha de caducidad.

Los investigadores han calculado que se evaporará en unos seis millones de años. Muy poco en la escala astronómica, pero muchísimo tiempo desde la perspectiva de la vida de un ser humano. La nube fue descubierta con la ayuda del instrumento FIMS-SPEAR, un espectrógrafo que observa en el espectro ultravioleta lejano. Está instalado en el satélite coreano STSAT-1 y fue el responsable de la detección de la fluorescencia del hidrógeno. El descubrimiento pone de relieve la importancia de utilizar nuevas técnicas de observación.

Una gran nube molecular cerca pero invisible…

Si no se hubiera recurrido a un método diferente, esta gran nube molecular de hidrógeno cerca de nuestro planeta hubiera permanecido oculta. El motivo es que es invisible en los métodos de detección convencionales. Según han explicado los investigadores, los átomos de hidrógeno de Eos han viajado durante 13 600 millones de años, desde el Big Bang, antes de formar esta nube. Además, han expresado su sorpresa por poder observarla directamente. Hasta ahora, había sido muy difícil de detectar, pero la situación ha cambiado.

La Nebulosa NGC 2174 es una nebulosa de emisión. Crédito: ESA/Hubble

Curiosamente, este mismo equipo parece que podría haber descubierto una de las nubes moleculares más lejanas conocidas, con la ayuda del telescopio James Webb. Así que podrían tener el honor de haber descubierto tanto la nube más cercana como la más lejana. En cualquier caso, lo importante es que este tipo de hallazgos permiten recordar que hay mucho por descubrir en nuestro entorno. También destaca el valor de recurrir a métodos alternativos para observar el universo desde una perspectiva diferente, en busca de nuevos hallazgos.

En cuanto a Eos en sí, de momento no hay mucho más que decir. Como cualquier nube molecular, ha dado lugar a la formación de nuevas estrellas y seguirá haciéndolo en el futuro. Será interesante ver, en los próximos años, si se publican estudios relacionados con la formación de estrellas y sus características en esta región. Incluso en el vecindario del Sistema Solar, a solo 300 años-luz, todavía quedan muchas cosas por descubrir. Con la llegada de nuevos observatorios, más potentes, y nuevas técnicas como esta, seguiremos descubriendo muchas cosas…

Estudio

El estudio es B, Burkhart, T. Dharmawardena, S. Bialy et al.; «A nearby dark molecular cloud in the Local Bubble revealed via H2 fluorescence». Publicado en la revista Nature Astronomy el 28 de abril de 2025, puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today