Los cometas oscuros son objetos celestes que se parecen a asteroides, pero se mueven por el espacio como un cometa. El primer de ellos se descubrió hace menos de dos años. Poco después, se descubrieron otros seis. Ahora, un nuevo estudio anuncia el descubrimiento de otros siete objetos similares…

El intrigante mundo de los cometas oscuros

Con este hallazgo, la cifra de cometas oscuros conocidos se dobla. Permite, además, determinar que hay dos grupos bien diferenciados. Por un lado, los cometas oscuros más grandes, que residen en las zonas exteriores del Sistema Solar. Por otro, los pequeños, que residen en la zona interior. Además, hay otros rasgos que permiten diferenciarlos. Todo esto comenzó con el descubrimiento de los cometas oscuros en 2016. En un estudio publicado en aquel año, se hablaba de la trayectoria del asteroide 2003 RM, que se había movido ligeramente de su órbita esperada.

Descubren más cometas oscuros
Concepto artístico del posible aspecto de Oumuamua. Crédito: William Hartmann

Ese desvío no podría explicarse por las aceleraciones típicas de los asteroides, como una pequeña aceleración conocida como el efecto Yarkovsky. Los investigadores explican que, al ver ese tipo de perturbación (como la de 2003 RM) normalmente lo que indica es que se está ante un cometa. El material volátil, expulsado de su superficie, le da más empuje. Sin embargo, en el caso de los cometas oscuros, no se puede encontrar señal alguna de una cola. Su aspecto es como el de cualquier otro asteroide. Un simple punto de luz en el telescopio.

Por lo que, durante un tiempo, no se supo encajar a este objeto en el grupo adecuado. No hubo que esperar mucho para encontrar otro objeto que permitiese obtener más información. En 2017, se descubrió el primer objeto procedente de otro sistema estelar. Se trata de Oumuamua, que también parecía un punto de luz, como un asteroide, pero su órbita cambiaba como si estuviese expulsando material volátil de su superficie, como si fuese un cometa. De hecho, fue un objeto que resultó sorprendente en muchos aspectos.

Un grupo todavía pequeño

El hecho de que el primer objeto interestelar descubierto fuese similar al asteroide 2003 RM solo hizo que este último fuese todavía más interesante. En 2023, los investigadores ya habían descubierto siete objetos del Sistema Solar que parecen asteroides pero se comportan como cometas. Fue suficiente para que la comunidad astronómica les diese su propia categoría: cometas oscuros. Ahora, el descubrimiento de otros siete objetos similares permite plantear nuevas preguntas. La cifra ya es suficientemente grande para establecer diferencias.

De hecho, han logrado identificar estos dos grupos basándose en sus órbitas y su albedo (la cantidad de luz que reflejan). Los autores del estudio han descubierto que los cometas oscuros exteriores tienen características parecidas a las de los cometas de la familia de Júpiter. Sus órbitas son muy excéntricas (o elípticas) y su tamaño es de cientos de metros o más. El segundo grupo, el de cometas oscuros interiores, están en la región interna del Sistema Solar. Es decir, en el territorio de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. Sus órbitas son casi circulares.

Además, su tamaño es de apenas unas decenas de metros. Como muchos otros descubrimientos astronómicos, la investigación permite expandir el conocimiento sobre este tipo de objetos, pero también permite plantear muchas otras preguntas. ¿Dónde se originaron? ¿Qué provoca su aceleración anómala? ¿Pueden contener hielo? Son solo algunas de las preguntas que podemos plantear respecto a estos objetos. Además, los investigadores apuntan en otra dirección: podrían ser una posible fuente de materiales para la Tierra.

La posible participación de los cometas oscuros en la vida

Entre esos materiales estaría lo necesario para el desarrollo de la vida. Por lo que los investigadores esperan que, de esa manera, al conocer mejor los cometas oscuros se pueda entender mejor qué papel pudieron desempeñar en el origen de la Tierra. Estos objetos, además, probablemente ayuden a comprender mejor las particularidades de Oumuamua. Su comportamiento atípico dio mucho que hablar en su momento. Se llegó a plantear, incluso, que pudiese ser un objeto de origen artificial, si bien no dejaba de ser una posibilidad exótica.

La Tierra, vista el 27 de junio de 2019 por el satélite DSCOVR. Crédito: NASA

Por otro lado, en la infancia de la Tierra, se ha planteado en muchas ocasiones que nuestro planeta pudo ser bombardeado por cometas y asteroides. Entre otras cosas, pudieron traer parte del agua de los océanos y los bloques de la vida. Por lo que su papel pudo ser clave para que nuestro planeta esté habitado. Los cometas oscuros, aparentemente, también son otro factor que tener en cuenta porque pudieron ayudar al desarrollo de la vida. Esto a su vez permitirá entender mejor qué condiciones deben darse en otros sistemas de la galaxia.

De esta manera, se podrá entender mejor qué es lo que hace que un lugar pueda ser adecuado para tener la posibilidad de albergar vida. En los próximos años, con la llegada de nuevos telescopios, como Nancy Grace Roman, parece razonable suponer que la cantidad de cometas oscuros seguirá aumentando, y lo hará más rápido que hasta ahora. De momento, es un grupo pequeño pero intrigante. Seguramente no haya que esperar mucho hasta que este panorama cambie y sea mucho más abundante y mejor conocido…

Estudio

El estudio es D. Seligman, D. Farnocchia, M. Micheli et al.; «Two distinct populations of dark comets delineated by orbits and sizes». Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el 22 de octubre de 2024. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys