El aterrizador privado, Blue Ghost, de la compañía Firefly, ha logrado aterrizar con éxito en la Luna. Consigo lleva un taladro y diferentes experimentos para NASA. Es el último logro del sector aeroespacial privado, pero no será la última nave que intente aterrizar en nuestro satélite…
Blue Ghost ha logrado aterrizar sin inconvenientes en la Luna
La nave Blue Ghost, de la compañía Firefly Aerospace comenzó su descenso desde la órbita de la Luna con la ayuda del piloto automático. Su destino eran las pendientes de una vieja cuenca volcánica en una cuenca de impacto en la región noreste de la cara visible de nuestro satélite. La confirmación del aterrizaje exitoso llegó desde Control de Misión de la compañía, en Austin, Texas. El aterrizaje es algo más que una anécdota. La nave aterrizó en posición vertical y estable. Por lo que la compañía, fundada hace una década, ha logrado todo un hito.

Es la primera compañía privada que logra enviar una nave a la Luna sin que se estrelle o vuelque. Incluso los países se han encontrado con multitud de dificultades. Solo Rusia, Estados Unidos, China, India y Japón lo han conseguido. Media hora después de aterrizar, Blue Ghost comenzó a enviar imágenes desde la superficie. La primera fue un retrato parcialmente oscurecido por el brillo del Sol. La segunda incluía la Tierra, como un punto azul brillante en el espacio. Otras dos compañías intentarán aterrizar próximamente en la Luna.
Blue Ghost recibe su nombre de una rara especie de luciérnagas de Estados Unidos. A su favor contaba con su tamaño y forma. El aterrizador, que cuenta con cuatro patas, tiene 2 metros de altura y 3,5 de ancho, proporcionando más estabilidad, según explica la propia compañía. Su lanzamiento se produjo a mediados de enero desde Florida. El aterrizador llevaba consigo 10 experimentos de NASA. La agencia espacial estadounidense pagó 101 millones de dólares para la entrega, y otros 44 millones para la ciencia y tecnología a bordo.
Otra misión de los Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar
Es la tercera misión que forma parte de los Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar, que buscan iniciar una economía lunar en la que compitan diferentes compañías privadas, mientras se explora el satélite antes de la llegada de astronautas más adelante en esta misma década. Desde Firefly se ha explicado que el aterrizador logró esquivar obstáculos para aterrizar con éxito. El equipo sigue estudiando los datos para determinar la posición exacta del aterrizador. Aunque todo sugiere que se ha posado el interior de la zona de cien metros designada en Mare Crisium.
Los experimentos tendrán dos semanas de funcionamiento hasta que se termine el día lunar y el aterrizador se apague. La nave lleva consigo una aspiradora para atrapar polvo lunar para su análisis y un taladro para medir la temperatura hasta a una profundidad de tres metros bajo la superficie. Además, a bordo de la nave también hay un dispositivo para eliminar el polvo lunar. En su camino a la Luna, Blue Ghost ha enviado fantásticas imágenes de la Tierra. Posteriormente, también envió grandes imágenes de la Luna, con un nivel de detalle muy alto.
Al mismo tiempo, un receptor en la nave monitorizaba y adquiría las señales de las constelaciones GPS y Galileo. Algo que supone un paso adelante muy positivo en la navegación de los futuros exploradores de la Luna. El aterrizaje supone el pistoletazo de salida para la llegada de otras naves. Otro aterrizador (de cuatro metros de altura), diseñado y gestionado por la compañía Intuitive Machines, llegará a la Luna este jueves, 6 de marzo. Se trata de la nave Athena. Se dirige a un lugar cerca del polo sur lunar. Aproximadamente, a unos 160 kilómetros.
Nuevos intentos de otras compañías
Para Intuitive Machines, será el segundo intento, después de que su anterior nave, en 2024, volcase después de romper una pata al posarse en la superficie. A pesar de ello, la nave se convirtió en la primera, de origen estadounidense, en aterrizar en el satélite desde que la NASA terminase el programa Apolo en 1972. Además, dentro de tres meses, llegará un tercer aterrizador, propiedad de la compañía japonesa ispace. Aunque viajó en el mismo cohete que Blue Ghost, su trayectoria será mucho más larga, de ahí la diferencia en el momento de llegada.

La Luna está repleta de restos de naves. No solo de ispace, también de docenas de intentos fallidos llevados a cabo a lo largo de las décadas. La NASA quiere mantener el ritmo con dos aterrizadores lunares privados cada año, siendo conscientes de que, en cualquier caso, algunas de las misiones saldrán mal. Lo importante es que, para la agencia espacial estadounidense, abre una nueva forma de conseguir realizar más experimentos científicos tanto en el espacio como en la Luna. Lo más interesante es el coste de estas misiones.
El programa Apolo le costó miles de millones de dólares y astronautas muy capacitados. Las compañías privadas utilizan un presupuesto mucho más reducido, con naves robóticas que deben aterrizar por su propia cuenta. Todo ha salido a pedir de boca. Así que ahora, queda por delante observar cómo se comporta Blue Ghost y qué información logra recopilar. También será muy interesante ver qué sucede con el resto de naves que están dirigiéndose a nuestro satélite en estos momentos. 2025 será un año muy especial para la exploración lunar no tripulada…
Referencias: Phys