La Agencia Espacial Europea ha anunciado el inicio de un nuevo año en Marte. Comenzó el 12 de noviembre de 2024, exactamente a las 10:32 de la mañana (horario peninsular, 9:32 UTC) en la Tierra. En ese momento, el planeta rojo comenzó una nueva órbita alrededor del Sol. Será el 38º año marciano…
Un nuevo año en Marte… desde el siglo XX
Este año, según explica la ESA en su artículo, es el 38º año marciano. La convención para contar años en el calendario del planeta rojo comenzó en 1955. El primer año coincidió con una gran tormenta de arena, apodada la «gran tormenta de polvo de 1956». Por supuesto, hay grandes diferencias entre los años en los dos planetas. Por ejemplo, los días allí son un sol y duran 24 horas y 39 minutos. Son ligeramente más largos que un día terrestre. En los años, sin embargo, sí que nos encontramos con una diferencia mucho más marcada.
Porque, mientras la Tierra tarda 365,25 días en completar una vuelta alrededor del Sol, Marte tarda 687 días terrestres. Es decir, un año dura casi el doble que en nuestro planeta. Si quieres descubrir tu edad marciana, divide tu edad por 1,88. En cuanto al año nuevo, el de Marte comienza con el equinoccio del hemisferio norte (es decir, primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur). Si hablamos de las estaciones, también encontramos diferencias con lo que experimentamos en nuestro planeta y lo que vemos allí.
Al igual que nuestro planeta, Marte tiene cuatro estaciones: invierno, primavera, verano y otoño. A diferencia de las temporadas terrestres, las de Marte no tienen la misma duración. La explicación se encuentra en que la órbita del planeta rojo es mucho más elíptica. La inclinación de su eje de rotación provoca que el hemisferio norte reciba más luz del Sol durante el verano del norte y el hemisferio sur durante el invierno del norte. El invierno y el verano llegan cuando los hemisferios norte y sur se inclinan lejos del Sol en sus respectivos momentos.
Las tormentas de polvo
La segunda mitad del año marciano, a menudo, se ve marcada por tremendas tormentas de polvo. Algo que, a veces, puede llegar a abarcar todo el planeta. A medida que Marte se acerca al Sol, la atmósfera se calienta, provocando vientos que levantan las finísimas partículas del suelo del planeta. Una vez en el aire, estas partículas se calientan y redistribuyen parte de ese calor a la atmósfera en su entorno. Este proceso puede elevar un montón de polvo rápidamente y terminar adquiriendo unas dimensiones colosales, engullendo al planeta durante meses (terrestres).
Por otro lado, la meteorología también es diferente. Las diferencias de temperatura entre el día y la noche son extremas. En mediodía, en un día de verano, la temperatura del aire puede llegar a 0ºC, pero cae hasta los -60ºC con la llegada de la noche. En invierno, las temperaturas nocturnas son incluso más bajas. Llegan a caer hasta los -110ºC. Además, se ha observado un fenómeno meteorológico que se repite con cierta frecuencia. Se trata de la Nube Elongada de Arsia Mons. Es el volcán más meridional de los tres que componen el conjunto de los montes Tharsis.
Se trata de una nube de cristales de hielo que puede llegar a alcanzar una longitud de 1800 kilómetros. Es solo un ejemplo de cómo la atmósfera de Marte tiene su propia meteorología, aunque naturalmente es muy diferente a lo que experimentamos en la Tierra. Las tormentas de arena, sin duda, son el fenómeno más destacable. Fue uno de estos fenómenos, precisamente, el que acabó con la misión del róver Opportunity en 2018. Sus paneles solares quedaron cubiertos con tanto polvo que fue incapaz de acumular suficiente energía solar.
Un planeta muy importante para el ser humano
Por supuesto, Marte es un lugar importantísimo para el ser humano. Por un lado, por la incansable búsqueda de las condiciones habitables que, se cree, tuvo hace miles de millones de años. Durante un tiempo, se pareció mucho a la Tierra. Es posible, incluso, que llegase a tener vida microbiana en su superficie. La misión de róvers como Perseverance o Curiosity está siendo fundamental para comprender mejor cómo fueron esas condiciones, así como para encontrar posibles señales de esa vida pasada. Además, en el futuro también habrá misiones tripuladas.
La NASA mantiene su empeño de conseguir mandar una misión tripulada al planeta rojo, en algún momento de la década de 2030 o 2040. China también busca enviar una misión a Marte hacia 2028. En su caso, sin embargo, no es pensando en enviar seres humanos. Lo que persiguen es recoger muestras y traerlas de vuelta a nuestro planeta para poder analizarlas. Pensando a más largo plazo hay que recordar que Starship, la nueva nave de SpaceX, se ha concebido con el ambicioso objetivo de enviar seres humanos a Marte.
Elon Musk asegura que Starship, una vez esté operativa, será capaz de transportar hasta a 100 personas en cada viaje. Aunque es un objetivo lejano en el tiempo, es difícil pensar que tarde o temprano el ser humano no vaya a establecer un asentamiento allí. La Luna es la primera parada, por su cercanía y mayor facilidad para establecer un asentamiento. Para convertir la misión a Marte en un éxito, también será imprescindible entender mejor al ser humano. Tanto a nivel físico como a nivel mental. De otra manera, la misión podría terminar en fracaso. Queda mucho por delante, en todos los frentes…
Referencias: Agencia Espacial Europea