En esta misma década se podría enviar una misión a Sedna. Se trata de uno de los objetos más lejanos del Sistema Solar. Una oportunidad que no se presentará hasta dentro de miles de años, y que podría darnos la posibilidad de conocer mejor un objeto que resulta muy interesante…

No hay ninguna misión a Sedna planeada (por ahora)

Sedna es un objeto muy alejado del Sol. Su órbita, de 11 390 años, es tremendamente elíptica. En estos momentos, está acercándose al perihelio. Es decir, su separación mínima al Sol. Algo que se producirá en 2076. Después, comenzará su viaje hacia el espacio profundo una vez más. No volverá a visitar esta región del Sistema Solar hasta dentro de once mil años. Por lo que estamos ante una oportunidad única para estudiar un objeto procedente de las regiones más lejanas del Sistema Solar. De momento no hay misión a Sedna prevista.

Una rarísima oportunidad para enviar una misión a Sedna
En esta imagen se muestra la órbita de seis objetos distantes del Sistema Solar (incluido Sedna), y la posible órbita que recorrería el noveno planeta. Crédito: California Institute of Technology

Pero los astrónomos ya están comenzando a trabajar en esa posibilidad. La fecha de lanzamiento ideal, para una misión a Sedna, se daría relativamente pronto. Hay dos buenas oportunidades, la primera tendrá lugar en 2029, mientras que la segunda llegará en 2034. Sedna fue descubierto en 2003 por el astrónomo Mike Brown y su equipo. Fue uno de los posibles planetas enanos observados, junto a otros objetos como Haumea, Makemake y Eris. El descubrimiento de estos objetos fue lo que provocó que Plutón se convirtiese en planeta enano en 2006.

Desde la distancia, lo que se ha podido determinar es que Sedna tiene un tamaño similar al de Ceres, el objeto más grande de cinturón de asteroides. Su composición y origen, sin embargo, son muy diferentes. La composición química de Sedna sugiere que podría estar cubierto de compuestos orgánicos rojizos, conocidos como tolinas. Es el mismo material observado en Plutón y en otros objetos del cinturón de Kuiper. A diferencia de Plutón, es demasiado frío para que el metano, abundante en su superficie, se evapore y caiga en forma de nieve.

Los motivos para visitar Sedna

A pesar de todo, es posible que Sedna sea capaz de formar una tenue atmósfera de nitrógeno al estar más cerca del Sol. Lo que diferencia a Sedna, del resto de posibles planetas enanos, es su gigantesca órbita. Lo lleva a acercarse al borde interior de la lejana nube de Oort. Es la región más lejana del Sistema Solar, donde se encuentran los cometas de largo período. Hay diferentes teorías para explicar cómo pudo terminar Sedna en una órbita tan grande. La más popular es la que apunta directamente a la existencia del Planeta Nueve.

Ese planeta, todavía por descubrir, con unas diez veces la masa de la Tierra, habría perturbado la órbita de Sedna y lo arrastró, además de a otros objetos, hacia órbitas muy elípticas. Visitar Sedna no permitirá determinar si el Planeta Nueve se ha visto implicado, pero sí permitirá conocer mucho mejor la composición de los objetos transneptunianos. Es decir, objetos más allá de la órbita de Neptuno. Llegar a Sedna con una nave no será ni mucho menos fácil. A fin de cuentas, en su distancia mínima, estará a 76 unidades astronómicas.

En comparación, Neptuno está a 30 UAs y las sondas Voyager, lanzadas en 1977, están ahora alcanzando las 150 y 125 UAs, respectivamente. Es decir, el momento del lanzamiento está mucho más cerca de lo que se podría pensar. A la hora de pensar en una misión a Sedna, las sondas Voyager son un buen caso a revisar. Se aprovechó una alineación de planetas para llevar a cabo una gran visita por el sistema solar exterior. Se aprovechó la gravedad de Júpiter para acelerar y poder alcanzar los objetivos más lejanos como Urano y Neptuno…

Una misión a Sedna que ya se está planeando

Para que el viaje a Sedna sea manejable, habrá que utilizar asistencias gravitacionales como esa. Un grupo de investigadores ha llevado a cabo un estudio de posibles trayectorias para alcanzar el objeto. La fecha óptima, para intentar llevarlo a cabo, sería la de 2029. La trayectoria lo llevaría a visitar Venus primero, después visitar la Tierra (en dos ocasiones) antes de visitar Júpiter de camino a Sedna. El viaje podría durar hasta solo 20 años, aunque lo más óptimo está en una duración de 30 años. Un tiempo de viaje más largo es favorable al visitar Júpiter.

Ilustración de la posición de las sondas Voyager en el espacio interestelar, lejos de la heliosfera. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Con la nave a mayor altitud, la exposición a la radiación sería mucho menor. Un plan de vuelo de 30 años también permite visitar Sedna a una velocidad mucho más baja, permitiendo más tiempo para recoger datos. Escoger esta opción permitirá que la nave tenga una velocidad relativa de 13,7 km/s al acercarse a Sedna. una velocidad similar a la de la sonda New Horizons cuando visitó Plutón en 2015. Esta trayectoria, además, llevaría a la nave a pasar cerca de un asteroide de 145 kilómetros, llamado Masalla, dando un objeto más de estudio.

Sería un buen lugar para poner a prueba los sistemas de la nave. La segunda trayectoria que plantean se daría con el lanzamiento en 2034. Permitiría también visitar un objeto secundario, el asteroide metálico Psyche. De todos modos, por ahora no está claro si llegará a llevarse a cabo alguna misión a Sedna. Hay muchas opciones sobre la mesa (para visitar distintos lugares del Sistema Solar) en la próxima década. Pero, a diferencia de otros objetos, será la única posibilidad que tengamos para visitarlo en los próximos 11 000 años…

Estudio

El estudio es V. Zubko, A. Sukhanov, K. Fedyaev et al.; «Analysis of Mission Opportunities to Sedna in 2029-2034«. Está disponible para su consulta en arXiv.

Referencias: Universe Today