Cada vez que se habla del descubrimiento de algún exoplaneta, no suele pasar mucho tiempo hasta que surge alguna voz preguntándose la necesidad de buscar otros mundos. Algunos, incluso, sugieren que es por tener un lugar al que ir tras destruir la Tierra… Pero, ¿por qué se buscan planetas como la Tierra? ¿cuál es su utilidad?

No se buscan planetas como la Tierra como sustituto

Hay que tener muy claro que destruir la Tierra, literalmente hablando, es imposible. La cantidad de energía necesaria, para destruir un planeta, es tan sumamente elevada que no vale la pena preguntarse si el ser humano podría hacerlo. A menos que seamos capaces de hacerla chocar contra otro planeta, por ejemplo. Otra cosa, muy diferente, es que seamos capaces de sobrevivir a los efectos de nuestra propia actividad en el clima. La acción del ser humano tiene un efecto muy tangible en nuestro entorno, y un claro perjudicado: nosotros mismos.

¿Por qué se buscan planetas como la Tierra?
La Tierra vista desde el espacio. Crédito: NASA

Porque, la realidad, es que si un día nos extinguimos, la vida en la Tierra seguirá adelante sin pestañear. Sí, puede que en el camino nos llevemos a muchas especies. Pero, ¿la vida en sí misma? No somos tan poderosos. Hay seres vivos capaces de vivir en ambientes extremos. De hecho, hay microorganismos que se denominan precisamente así, extremófilos, porque solo se encuentran en entornos que parecerían completamente incompatibles con la vida tal y como la entendemos. Como podría ser la caldera de un volcán.

Además, tampoco se buscan planetas como la Tierra porque haga falta un sustituto. No tenemos la tecnología, ni por asomo, para pensar en colonizar otro lugar del Sistema Solar. A día de hoy, con un esfuerzo monumental, y un riesgo tremendo, podríamos enviar seres humanos a Marte. Apenas un puñado, que solo podrían llevar a cabo misiones científicas en su superficie. En un entorno muy controlado, con condiciones muy similares a las de la Tierra. No tenemos la capacidad de construir una ciudad en el planeta rojo. Ni de transportar a miles de personas.

La búsqueda de vida no es incompatible con el medioambiente

También hay que tener presente, por otro lado, que la búsqueda de vida, o de planetas que sean similares a la Tierra, no implican que, automáticamente, sea imposible entender cómo podemos minimizar el impacto de la actividad humana en nuestro propio planeta. Es más, ni siquiera se dedican las mismas ramas de la ciencia a esos asuntos. Así que al buscar exoplanetas, en torno a otras estrellas, no se le está quitando recursos a, por ejemplo, la lucha contra el cambio climático. Nada impide que se puedan hacer las dos cosas (y se hacen).

Este concepto artístico muestra la posible superficie de TRAPPIST-1f. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Pero, entonces, es lógico preguntarse ¿por qué se hace? ¿de qué nos sirve buscar otros planetas similares a la Tierra? Es útil para entender cómo es la Vía Láctea, así como nuestro planeta. Para entender en qué se diferencia, y se parece, a otros mundos de la galaxia. En ese camino, además, también se espera poder entender cómo surgió la vida en nuestro planeta. Con un poco de suerte, puede que incluso descubramos cómo surgió la vida. Será cuestión de encontrarla en otros mundos. Algo que ayudará a entender si aquí sucedió algo excepcional o común.

Sin embargo, ninguna de esas misiones tiene como objetivo encontrar un sustituto de la Tierra. Nuestro planeta es insustituible a día de hoy. Nuestro destino está directamente ligado al del planeta, y al del impacto de nuestras acciones en él. Tenemos la capacidad de convertirlo en un lugar hostil contra el ser humano. Y, si es así, la cantidad de mundos conocidos, aptos para que el ser humano pueda vivir en ellos, será de cero. Exactamente los mismos a los que podríamos viajar y asegurar la supervivencia de nuestra especie, si fuese necesario.

Colonizar otros mundos… ¿o colonizar el espacio?

Así que, por tanto, hay que tener claro que la búsqueda de exoplanetas, o de vida en otros planetas, no busca encontrar un lugar al que nuestra especie pueda emigrar. Incluso aunque se descubriese uno, en alguna otra estrella, no sería posible viajar hasta allí. El viaje a la estrella más cercana, Próxima Centauri, con el motor más rápido que se ha desarrollado hasta ahora, tardaría miles de años. Eso, además, sin entrar en la necesidad de que esas naves sean capaces de proteger a su tripulación. Así como de poder mover grandes cantidades de tripulantes.

Concepto artístico de una base en Marte. Crédito: NASA

Es cierto que, si sobrevivimos en los próximos siglos, parece lógico suponer que, tarde o temprano, tendremos la capacidad de construir una colonia más allá de la Tierra. ¿Cuál sería la opción correcta en ese caso? ¿Una colonia en la superficie de algún mundo, como Marte? ¿o quizá una colonia en la órbita de nuestro propio planeta? La terraformación, para bien o para mal, es algo que en muchas ocasiones parece moverse entre el terreno de la ficción y la realidad. Algo que, en cualquier caso, está fuera del alcance de nuestra tecnología actual.

Así que, retomando la pregunta inicial, ¿por qué se buscan planetas como la Tierra? No se hace porque se esté buscando un sustituto de nuestro planeta. No tenemos la capacidad de emigrar a otros mundos. Se buscan para entender cómo es el lugar en el que vivimos. Para comprender cómo es la galaxia, y hasta qué punto es única, o no, la Tierra. La búsqueda de exoplanetas, de hecho, también nos permite observar cuál es el camino al que nos dirigimos si no se intenta mitigar el impacto de la actividad humana en nuestro entorno…