Un nuevo estudio plantea que podríamos tener que esperar millones de años hasta detectar vida inteligente alienígena. Es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores, entre los que se encuentra Robin Hanson, creador de la hipótesis del Gran Filtro…

La espera para detectar vida alienígena inteligente podría ser de millones de años…

En un nuevo estudio, Robin Hanson (creador de la hipótesis del Gran Filtro, para explicar por qué no hemos encontrado vida inteligente en otros lugares de la Vía Láctea) plantea que podríamos tener que esperar de 200 a 2000 millones de años para encontrar otras civilizaciones. La predicción puede parecer muy desalentadora, pero el planteamiento se aleja de las fórmulas tradicionales. No recurre a cosas como la popular ecuación de Drake. En su trabajo, Hanson y sus compañeros plantean un modelo sobre la evolución de las civilizaciones.

Podrían pasar millones de años hasta detectar vida inteligente alienígena
Concepto artístico de la Tierra poco después de su formación. Crédito: NASA

Parten del mismo punto que lo que vemos en la Tierra. Entienden que las civilizaciones surgirán siguiendo pasos parecidos. Una vez aparecidas, estas civilizaciones se expandirán a un ritmo común, alterando el volumen de espacio que ocupen. Al hacerlo, evitarán que otras civilizaciones avanzadas (con un nivel parecido al del ser humano actual) pueda aparecer en ese volumen. Con esto en mente, el modelo presenta tres parámetros, la velocidad de expansión (s), la potencia (n) y la constante (k) con la que intentar poner todo en perspectiva.

El modelo supone que la velocidad de expansión, de las civilizaciones alienígenas, puede estimarse apoyándonos en el hecho de que no podemos captar señal alguna en el presente. A eso se le suma el tiempo que tarda en aparecer la vida avanzada (basándonos en la Tierra) y la suposición de que la ubicación de la Humanidad, en el espacio-tiempo, no es extraña, en relación a la aparición de otras civilizaciones. A partir de aquí, han creado estimaciones sobre dónde podrían estar esas civilizaciones en el universo, cuánto han ocupado y cuánto tardaremos en coincidir con ellos.

¿Dónde están esas civilizaciones?

El primer parámetro (la velocidad de expansión, (s)) hace referencia a la Paradoja de Fermi. Todo hace indicar que la vida inteligente debería estar presente en otros lugares del cosmos, pero no se ha logrado detectar. Para intentar explicarlo, se han planteado todo tipo de soluciones a lo largo del tiempo. Es imprescindible tener en cuenta diferentes aspectos, como la edad y evolución del universo, y de la vida en la Tierra. El cosmos tiene 13 800 millones de años. El Sistema Solar se formó hace 4500 millones de años.

Los fósiles más antiguos indican que la vida apareció hace entre 4200 y 3800 millones de años. El ser humano, sin embargo, ha existido solo durante los últimos 200 000 años de la historia de nuestro planeta. Además, apenas hace 70 años que tenemos un nivel tecnológico lo suficientemente elevado como para buscar vida extraterrestre inteligente. Se ha planteado que, si la vida inteligente apareció millones, o miles de millones, de años antes que nosotros, habrían tenido tiempo suficiente para ocupar una buena parte del universo.

Por lo que, al no ver nada así en el firmamento, ¿quiere decir que no hay ninguna civilización, o quizá que no han llegado a poder comunicarse con nosotros? También se ha planteado que 4500 millones de años, para la aparición de una civilización, implica que solo las estrellas más longevas podrían ofrecer un entorno habitable. Algo que se ha dicho muy a menudo con las enanas rojas, que tienen una longevidad extraordinaria (del orden de billones de años). No solo eso, los estudios indican que es en torno a esas estrellas donde debería haber mayor cantidad de exoplanetas.

El dilema de las enanas rojas

Aunque nuestro planeta ha existido durante el 30% de la vida del universo, se puede medir de otra manera. Hemos tardado tan solo el 1%, del tiempo total de vida de un exoplaneta alrededor de una enana roja, en aparecer. Es decir, el 99% de la vida inteligente avanzada, en el cosmos, aparecerá más tarde. Si a eso le sumamos el hecho de que no se ven civilizaciones ocupando la mayoría del universo, podría pensarse que el problema es otro. Simplemente, lo que estaría sucediendo es que hemos llegado demasiado pronto.

Es posible que no podamos detectar vida inteligente alienígena porque hayamos llegado demasiado pronto...
Concepto artístico de la supertierra GJ 1214 b pasando por delante de su estrella, una enana roja. Crédito: ESO/L. Calçada

Por otro lado, el parámetro de potencia (n) se basa en un concepto interesante. La evolución biológica se puede definir en una serie de pasos (un concepto que introdujo el físico australiano Brandon Carter). La existencia de la vida inteligente indica que el universo, en sí mismo, es un lugar hospitalario para su aparición. En 1983, en un estudio, planteaba cómo podrían aparecer civilizaciones siguiendo una serie de pasos. Robin Hanson adapta esa secuencia de la siguiente manera. Los pasos a seguir serían un total de nueve.

Primero: la aparición de un sistema estelar habitable. Segundo: la aparición de moléculas reproductoras (como el ARN). Tercero: la aparición de vida procariota unicelular. Cuarto: la aparición de vida eucariota unicelular. Quinto: la reproducción sexual. Sexto: aparición de la vida multicelular. Séptimo: la aparición de animales capaces de usar herramientas. Octavo: la aparición de una civilización industrial. Noveno: la colonización a gran escala.

Un largo camino para entender por qué podrían pasar millones de años hasta detectar vida inteligente alienígena

Con cada uno de esos pasos, la posibilidad de fallo aumenta. El propio Hanson usa una analogía con una serie de cerraduras. Imaginemos que tenemos una ganzúa y una serie de cerraduras que abrir antes de que se acabe el tiempo. Cada cerradura tiene un nivel de dificultad diferente. Por lo que la posibilidad de abrir todas las cerradura, antes de que se acabe el tiempo, es una ley potencial. Un cambio en una cantidad provoca que otras cantidades aumenten. Con eso en mente, los investigadores repasaron los pasos mencionados anteriormente.

Concepto artístico del exoplaneta rocoso HD 85512 b, una supertierra. Crédito: NASA

Tuvieron en cuenta que algunos tardarán más en alcanzarse que otros, dividiendo entre pasos fáciles y difíciles. Cada uno de esos pasos tiene un impacto en si una especie podrá avanzar lo suficientemente rápido como para evitar que otra civilización más avanzada pueda impedir su evolución. Es decir, podemos entender que hay una fecha límite para la vida avanzada en el cosmos. Debe aparecer, y alcanzar la complejidad necesaria, antes de que una civilización más avanzada la adelante en su desarrollo. Desde esta perspectiva, el ser humano no estaría solo.

Seríamos, simplemente, una de muchas civilizaciones. Alguna más avanzadas y otras menos. También existiría una fecha límite definitiva para la aparición de vida avanzada, antes de que suficientes civilizaciones avanzadas sean capaces de ocupar todo el volumen del universo. Eso podría suceder en unos 2000 millones de años. Por lo que, desde esa perspectiva, no se puede decir que el ser humano haya llegado pronto. El último parámetro es la constante (k), que se basa en la suposición de que el tiempo y espacio que ocupamos es lo habitual…

Civilizaciones que ocupan todo el universo

Según el modelo desarrollado por los investigadores, esta constante es el resultado de un efecto de selección. La vida avanzada, tarde o temprano, ocupará todo el universo. Por lo que habría que preguntarse cómo se realiza la transición de una civilización tranquila (que no está ocupando más espacio que su hogar natal) a una civilización ruidosa. Estas civilizaciones ruidosas se llaman así por su efecto. A medida que ocupan un mayor volumen de espacio, cambian su apariencia. Es decir, llegan a producir actividad que puede emitir tecnofirmas.

Bajo esta definición, el ser humano es una civilización tranquila. Nosotros no estamos aumentando el volumen de espacio que ocupamos. Seguimos en la Tierra. Si transcurre el tiempo suficiente, una civilización tranquila terminará convirtiéndose en una ruidosa, siempre que lo haga antes de la fecha límite. Con todo esto en mente, los investigadores crearon diferentes simulaciones, variando la velocidad de expansión (s) y el tiempo de aparición y evolución de la vida (n). Así tendrían diferentes resultados sobre cuántas civilizaciones podrían estar activas en el universo.

Así como cuánto volumen habrían ocupado y cuándo podríamos encontrarnos con ellos. El parámetro (s) es muy importante. Los alienígenas que se expandan muy rápido serán más difíciles de detectar antes de que hayan llegado hasta nosotros. Debido a la velocidad de la luz, cualquier actividad, en un volumen de espacio, tardaría miles de años en alcanzarnos. Si una civilización se expande lo suficientemente rápido, la luz que generaron cuando comenzaron esa expansión llegará después de que ellos nos hayan alcanzado.

Pero entonces, ¿dónde está todo el mundo?

Como no hay alienígenas entre nosotros, no parece que haya civilizaciones que se expandan tan rápido como la velocidad de la luz. Los resultados de los investigadores plantean varias posibilidades. Puede que las civilizaciones ruidosas aparezcan, a partir de civilizaciones tranquilas, a un ritmo de una civilización por millón de galaxias. Se expandirían y aumentarían su volumen de espacio a la mitad de la velocidad de la luz. Actualmente, podrían controlar el 40 o 50% del volumen del universo. Con el tiempo, cada civilización ocupará entre 100 000 y 30 millones de galaxias.

El cúmulo de galaxias MACS J1149+2223, localizado a unos 5.000 millones de años-luz de la Vía Láctea. Crédito: NASA, ESA, S. Rodney (John Hopkins University, USA) and the FrontierSN team; T. Treu (University of California Los Angeles, USA), P. Kelly (University of California Berkeley, USA) and the GLASS team; J. Lotz (STScI) and the Frontier Fields team; M. Postman (STScI) and the CLASH team; and Z. Levay (STScI)

Teniendo todo esto en cuenta, el ser humano tardará entre 200 y 2000 millones de años en encontrarse con la civilización ruidosa más cercana al Sistema Solar. Además, también apunta a que la posibilidad de detectar señales, de vida inteligente avanzada, es muy baja. Si están en lo correcto, serían malas noticias para la búsqueda de vida extraterrestre. Sin embargo, esto solo se ciñe a civilizaciones ruidosas. Puede que haya muchas más civilizaciones tranquilas que ruidosas. Cuanto mayor sea esa proporción, más cerca podríamos estar de otra civilización tranquila.

Al mismo tiempo, cuantas menos civilizaciones tranquilas nos encontremos, mayor será nuestra posibilidad de convertirnos en una civilización ruidosa. Esto también conlleva que la posibilidad de observar vida inteligente en nuestra galaxia parezca poco probable. Para esperar que haya habido una civilización tranquila, que haya estado activa en la historia de la Vía Láctea, la proporción entre ambos tipos de civilización debería ser de 10 000 a 1. Es decir, 10 000 civilizaciones tranquilas por la aparición de cada civilización ruidosa.

Si detectar vida inteligente puede llevar millones de años… ¿debemos mantenerla?

Para esperar que hubiese una civilización, de hasta un millón de años de existencia, la proporción se calcula que debería ser de 10 millones a 1. Ninguna de las cifras resulta especialmente alentadora cuando pensamos en la búsqueda de vida inteligente más allá del sistema solar. Pero los propios investigadores plantean otros escenarios. Puede que el volumen de espacio ocupado por una civilización ruidosa sea más calmado de lo esperado. Su velocidad de expansión también podría ser mucho más lenta. Si es así, sí podríamos esperar captar sus señales.

Concepto artístico de una esfera de Dyson. Crédito: Levy Wang

Otro aspecto positivo de la investigación es que indica que ahora es posible hacer otro tipo de modelos. Hasta ahora, muchas de las investigaciones sobre la búsqueda de vida extraterrestre se habían basado en conjeturas. La incertidumbre en ellas era enorme, como sucede con la ecuación de Drake. Pero ahora, por primera vez, parece que hay suficientes datos, en cuanto a tipos de estrellas y exoplanetas, para poder realizar suposiciones mucho más asentadas. Nos permite alejarnos de las especulaciones hacia un terreno más interesante.

Hay motivos para pensar que podría haber otras civilizaciones. No solo eso, también se puede plantear en qué lugares deberían estar, en el espacio-tiempo. Este modelo estadístico indica dónde podrían estar, qué estarían haciendo e incluso si pudiéramos detectarlos o no. Puede que las estimaciones no sean las más positivas, pero hay matices que permiten pensar en escenarios que resultarían más positivos. Sea como fuere, la lectura, por tanto, parece que detectar vida inteligente alienígena sería cuestión de tiempo, en el orden de millones de años. Esperemos que no haya que esperar tanto…

Estudio

El estudio es R. Hanson, D. Martin, C. McCarter y J. Paulson; «If Loud Aliens Explain Human Earliness, Quiet Aliens Are Also Rare». Se publicará en la revista The Astrophysical Journal y puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today