Un nuevo estudio plantea que podría haber un planeta rocoso, de un tamaño similar al de la Tierra o Marte, más allá de la órbita de Neptuno. Entienden que es algo imprescindible para poder explicar por qué el Sistema Solar es tal y como lo conocemos en la actualidad…

Un planeta rocoso aún más lejano que Neptuno

En el estudio del Sistema Solar hay muchas incógnitas todavía por resolver. La formación de este pequeño rincón de la Vía Láctea es todavía un misterio. Aunque se puede entender el proceso de formación, a través del estudio de otros sistemas estelares de la galaxia, hay dudas respecto a por qué nos encontramos con una configuración tan particular. A fin de cuentas, el descubrimiento ha permitido observar que aquí no tenemos júpiteres calientes. Es decir, planetas con una masa similar a la de Júpiter, pero en una órbita muy cercana a su estrella.

Podría haber un planeta rocoso más allá de Neptuno
Imagen de Marte. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Tampoco nos encontramos con supertierras (planetas rocosos más masivos que la Tierra) y, por si no fuese suficiente, hay más. Porque la configuración del sistema en sí, con cuatro planetas rocosos, un cinturón de asteroides y cuatro gigantes gaseosos, está resultando difícil de simular. En este sentido, se ha planteado a lo largo del tiempo que, en el pasado, pudo existir un quinto gigante gaseoso. Ese mundo habría sido expulsado en las primeras etapas del Sistema Solar (cuando todavía era un lugar muy inestable) por las interacciones gravitacionales.

La gravedad de Júpiter, por ejemplo, podría haber provocado que terminase siendo expulsado del Sistema Solar, para convertirse en un planeta errante. Es decir, un mundo que orbita alrededor del centro de la galaxia, en lugar de alrededor de una estrella. La idea no es ni mucho menos nueva y permite simular la historia del Sistema Solar. También se ha planteado que queda mucho por descubrir más allá de la órbita de Neptuno. En los confines del Sistema Solar podría haber un planeta, con entre diez y veinte veces la masa de la Tierra…

Un planteamiento diferente al del planeta Nueve

Ese planeta, si existiese, sería más masivo que la Tierra. Estaría en una órbita muy alejada, incluso más que la de Plutón. De momento, la búsqueda de ese planeta no ha dado frutos. Pero no ha sido la única hipótesis que se ha planteado. Aunque no ha habido novedades en tiempos recientes, se llegó a plantear que podría haber, también, un planeta diez. En realidad, ambas hipótesis apuntan en la misma dirección. Todavía quedan muchas cosas por descubrir sobre el Sistema Solar, comenzando por su historia y su evolución.

Aquí es donde entra en juego el estudio publicado por un grupo de investigadores. Su punto de partida es muy sencillo. Las simulaciones no son capaces de explicar por qué el Sistema Solar tiene la configuración que podemos observar. Argumentan que se debe, simplemente a que falta información. Esa pieza del rompecabezas sería un planeta que, si es que realmente existió, debió orbitar en la región de los gigantes gaseosos. En la actualidad, podría haberse convertido en un planeta errante o estar en las regiones más lejanas del Sistema Solar.

El razonamiento de los investigadores es el siguiente: el Sistema Solar tal y como lo conocemos es un tanto extraño. Tenemos cuatro planetas rocosos en el interior, el cinturón de asteroides, cuatro gigantes gaseosos… y después una legión de planetas enanos, asteroides, cometas… Creen que falta algo, porque consideran que es poco probable que la evolución natural, de nuestro sistema, produjese cuatro gigantes gaseosos y, sin embargo, después solo diese lugar a planetas enanos y objetos de muy poca masa. Debería haber planetas de otros tamaños…

Las simulaciones indican que debería haber un planeta rocoso tras la región de Neptuno

Lo más interesante es que las simulaciones que han llevado a cabo les dan la razón. Si se añade, en esas simulaciones, un planeta con una masa similar a la de la Tierra, o la de Marte, el resultado que se obtiene es mucho más preciso. Ese planeta, originalmente, pudo encontrarse entre las órbitas de dos de los planetas gigantes. Con el paso del tiempo, la interacción gravitacional con el resto de planetas hubiese provocado su expulsión. Podría haber terminado en las regiones más lejanas del Sistema Solar o, directamente, expulsado.

Neptuno, observado por la sonda Voyager 2. Crédito: NASA

Los objetos interestelares son de lo más comunes, por lo que la posibilidad no es ni mucho menos absurda. Consideran que, si todavía está en el Sistema Solar, los telescopios que entrarán en funcionamiento próximamente podrían detectarlo. Por ahora, no es más que una hipótesis. Aunque existiese, evidentemente no estaríamos hablando de un mundo habitable. También habría que preguntarse qué permitiría que se formase en esa región, más allá de la línea de nieve. Es decir, la distancia a partir de la que, en la formación de un sistema, es posible acumular una gran cantidad de elementos volátiles. Su existencia, en ese sentido, plantearía otras incógnitas.

En cualquier caso, al igual que sucede con el Planeta Nueve, habrá que esperar y ver qué sucede. El hecho de que las simulaciones parezcan indicar que debería haber algo más, no tiene que ser visto como algo inevitable. Es perfectamente posible que, en realidad, no exista Planeta Nueve alguno. Del mismo modo, puede que no haya ningún planeta rocoso más allá de la órbita de Neptuno. Habrá que prestar atención a las campañas de observación de los próximos años. Hay muchas cosas esperándonos, todavía, en los confines del Sistema Solar…

Estudio

El estudio es B. Gladman y K. Volk; «Transneptunian Space«. Publicado en la revista Annual Review of Astronomy and Astrophysics, puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Phys