Las exolunas habitables no son algo que nos venga a la cabeza con frecuencia. Cuando hablamos de la búsqueda de vida en otros lugares de la galaxia, tendemos a pensar en planetas terrestres. Pero un grupo de investigadores ha identificado 121 planetas gigantes que pueden ser interesantes…
Las exolunas habitables y el concepto de la zona habitable
Como quizá sepas, todas las estrellas tienen una región a su alrededor que conocemos como zona habitable. De una manera muy literal, lo que define es la distancia a la que, un planeta, podría tener agua líquida en su superficie. No todas las estimaciones de la zona habitable son idénticas. En el caso del Sistema Solar, la más conservadora pone solo a la Tierra en su interior. En otras más optimistas, se suele considerar que Venus está justo en el borde interior, y Marte en el exterior.
Esta última no es una consideración descabellada. No hay que olvidar que hay señales que apuntan a que, poco después de su formación, ambos mundos fueron parecidos a la Tierra. El planeta rojo tuvo lagos y agua líquida en su superficie. Quizá su atmósfera fuese incluso similar a la de nuestro planeta. En el caso de Venus, se cree que pudo tener muchas similitudes con nuestro mundo. Por tanto, ambos pudieron tener las condiciones para ser habitables.
Hay que tener en cuenta que, en este tiempo, la zona habitable del Sol se ha desplazado. Con el paso del tiempo, nuestra estrella avanza a través de su secuencia principal. Cada mil millones de años, aproximadamente, su brillo y su energía aumentan un 10%. Provocando, en consecuencia, que la zona habitable vaya alejándose de la estrella. Así que cabe la posibilidad de que Venus sí estuviese en su zona habitable hace 3 500 millones de años, pero no hoy en día.
Los gigantes gaseosos
¿A dónde nos lleva todo esto? Hay diferentes tipos de estrellas. Así que la zona habitable de otros sistemas planetarios no estará exactamente a la misma distancia. También hay que tener en cuenta que pensamos en términos bastante estrictos. Específicamente, mundos rocosos en las zonas habitables de esas estrellas. A fin de cuentas, estamos buscando planetas que puedan tener un parecido cercano con la Tierra.
Pero hay otras posibilidades que resultan igualmente interesantes. En el Sistema Solar, Júpiter y Saturno están demasiado lejos de la zona habitable. Es cierto que algunos de sus satélites podrían tener condiciones para ser habitables. Es el caso de Encélado, Europa y Titán. En este caso, hablaríamos de vida diferente a la de la Tierra. En unas condiciones alejadas de lo que conocemos aquí.
Pero, en otros sistemas planetarios, hay gigantes gaseosos que se encuentran en la zona habitable de sus estrellas. Aquí es donde las cosas se vuelven un poco ambiguas. Sabemos que en el Sistema Solar hay 175 satélites en torno a los planetas que lo componen. La mayor parte de ellos, en torno a Júpiter y Saturno. Por ello, cabe suponer que las exolunas existen, igualmente, en otros sistemas planetarios.
Las exolunas habitables
Como sabemos que no hay nada especial sobre el Sistema Solar, también podemos suponer que, en algunos casos, esos gigantes gaseosos también tendrán mucho satélites a su alrededor. De momento no hemos detectado exolunas, pero no quiere decir que no las haya. Nuestra tecnología tiene todavía que mejorar. Aquí es donde entra en juego el trabajo de un grupo de investigadores, que han identificado 121 gigantes gaseosos en la zona habitable de sus estrellas.
Los datos han sido extraídos del prolífico telescopio Kepler. Hay que entender que no se propone que esos gigantes gaseosos puedan tener vida. Aunque es una posibilidad, sería una exótica. Quizá formas de vida como las criaturas flotantes que Carl Sagan imaginaba en Júpiter. El punto de interés es las lunas que podrían tener a su alrededor. Esos satélites, en algunos casos, podrían tener características muy similares a las de la Tierra.
A fin de cuentas, si nos fijamos en el Sistema Solar, sabemos que los satélites rocosos son muy abundantes. Tienen diferentes orígenes, pero comparten en común su naturaleza rocosa. La Luna, por ejemplo, es el resultado de un gigantesco impacto en el pasado de nuestro planeta. Otras se formaron en los discos de material que rodeaban a los planetas recién formados. Y otros, como parece ser el caso de Tritón, pueden ser capturados por la gravedad de un planeta.
Unas condiciones apropiadas… o mejores
Así que, en este caso, vamos a suponer que esas exolunas existen. Recibirían la luz del Sol, así como cierta cantidad de radiación reflejada por el planeta al que orbiten. Por lo que, según los investigadores, su entorno podría ser incluso más propicio para la vida que el de la Tierra. Algo que definen como superhabitable en su estudio. Porque, a fin de cuentas, ofrecen gran cantidad de fuentes de energía para una biosfera.
No se dependería, únicamente, de la energía procedente de la estrella. La biosfera de un satélite superhabitable podría recibir energía, también, reflejada por el planeta. O incluso procedente del campo gravitatorio del gigante gaseoso. Por lo que esas exolunas, en su opinión, deberían tener un período mucho más estable, y largo, de energía suficiente para mantener una temperatura apropiada para el desarrollo de la vida.
De momento, sin embargo, solo nos podemos quedar con eso. Hay 121 exoplanetas que los investigadores creen que podrían tener exolunas habitables a su alrededor. Seguimos teniendo el problema de la detección. De hecho, si un gigante gaseoso tiene muchos satélites, puede que sea imposible detectar una señal de tránsito. Otros métodos también presentan sus propias dificultades. El único que parece viable sería la microlente gravitatoria.
A la caza de exolunas habitables
La microlente gravitatoria consiste, básicamente, en aprovechar la gravedad de objetos celestes que estén a medio camino entre nosotros y lo que observamos. Podría servir para detectar esos satélites. Aunque quedaría mucho por determinar para saber si son exolunas habitables. Así que es más un rayo de esperanza que una herramienta decisiva. Seguramente, en este sentido, tendremos que esperar a mejor tecnología para poder analizar esas exolunas habitables… si es que las hay.
Porque también cabe preguntarse si los satélites de los gigantes gaseosos sobrevivirían a la migración al interior del sistema planetario. A fin de cuentas, hay que recordar que, por su naturaleza, los planetas gigantes tuvieron que formarse lejos de la zona habitable. Allá donde los elementos volátiles pudiesen permanecer congelados. En esa migración, es muy posible que esas exolunas puedan perderse.
Para tener respuestas más precisas, por tanto, solo queda una opción. Seguir estudiando otros sistemas. Tarde o temprano, tendremos la primera detección de una exoluna. Con suerte, poco después sabremos de posibles exolunas habitables. Pero hasta que llegue ese momento, los métodos que tenemos a nuestra disposición seguirán sirviendo para ir avanzando en esa dirección. Es cuestión de tiempo que sepamos mejor cuál es el lugar de la vida en el cosmos…
El estudio es M. Hill, S. Kane et al.; «Exploring Kepler Giant Planets in the Habitable Zone». Publicado en la revista The Astrophysical Journal el 13 de junio de 2018. Puede ser consultado en este enlace.
Referencias: Centauri Dreams
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