Un modelo digital de Mercurio nos permite hacernos una idea de cómo es su superficie. Gracias a la información recopilada por la sonda MESSENGER, podemos entender mejor cómo es el mundo más cercano al Sol…

El fruto de años de observaciones

Imagen del mapa de superficie de Mercurio. Crédito: NASA/U.S. Geological Survey/Arizona State University/Carnegie Institution of Washington/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory

Imagen del mapa de superficie de Mercurio.
Crédito: NASA/U.S. Geological Survey/Arizona State University/Carnegie Institution of Washington/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory

La misión MESSENGER ha sido crucial para llegar a este punto. Estuvo orbitando Mercurio durante más de 4 años (desde 2011 a 2015), haciendo un montón de observaciones del planeta, hasta que su misión terminó por falta de combustible. Sin él, la nave dejó de ser capaz de corregir su órbita, que se veía perturbada por la influencia del propio Mercurio y del Sol, pero nos dejó muchísimos datos que hoy en día están disponibles para su análisis en bases de datos.

Las imágenes de la superficie son muy útiles. No es una simple colección de imágenes bonitas (que algunas son bastante llamativas, para qué mentir), también son muy valiosas desde el punto de vista científico. Al tomar imágenes desde diferentes ángulos y con diferentes iluminaciones, podemos determinar cosas como la altura. Usar dos imágenes y compararlas es, en el fondo, lo mismo que hacen nuestros ojos y nuestro cerebro para obtener la información sobre la profundidad, o distancia, a la que se encuentra aquello que esté ante nosotros. Si además combinamos estas imágenes con otras que tengan el Sol en diferentes ángulos, podemos calcular cuál es la elevación a partir de las sombras proyectadas por las diferentes características del terreno que estemos estudiando.

El punto más alto y más bajo del planeta

Este mapa de Mercurio muestra parte del polo norte. Se han exagerado los colores para revelar pistas sobre los diferentes tipos de rocas que hay en la superficie del planeta. También se muestra la cuenca de impacto Mendelssohn, que tiene un diámetro de 291 kilómetros. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington

Este mapa de Mercurio muestra parte del polo norte. Se han exagerado los colores para revelar pistas sobre los diferentes tipos de rocas que hay en la superficie del planeta.
También se muestra la cuenca de impacto Mendelssohn, que tiene un diámetro de 291 kilómetros.
Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington

El resultado final es un modelo de elevación digital global de Mercurio, para el que han sido necesarios la friolera de más de 100.000 imágenes, y que nos revela (entre muchas otras cosas) tanto el punto más alto del planeta, como el más bajo. El más alto se encuentra en el ecuador, con una altura de unos 4,48 kilómetros (una altura similar a la del monte Mont Blanc, en la frontera entre Francia e Italia, que es el punto más alto de la Unión Europa, con una altura de 4,81 kilómetros). El más bajo, por su parte, se encuentra en la cuenca de Rachmaninoff, que se cree puede ser el hogar de la actividad volcánica más reciente que se haya dado en el planeta. Tiene una profundidad de 5,38 kilómetros (aproximadamente la mitad de la profundidad de la Fosa de las Marianas, el punto más profundo de la superficie de la Tierra).

Toda esta información no podía ser obtenida desde nuestro planeta. Mercurio es muy complicado de observar desde la Tierra por su cercanía al Sol, y es el único planeta que el telescopio Hubble no puede observar. Teníamos algunos detalles gracias a la sonda Mariner 10, que visitó Mercurio en los años 1974 y 1975, pero sólo llegó a cartografiar alrededor del 40% de la superficie. Con la sonda MESSENGER ha sido posible crear mapas de todo.

También se han publicado otros mapas

Concepto artístico de la sonda MESSENGER en órbita alrededor de Mercurio. Crédito: NASA / JHU/APL

Concepto artístico de la sonda MESSENGER en órbita alrededor de Mercurio.
Crédito: NASA / JHU/APL

Otro mapa, publicado por la NASA, se centra en el polo norte, donde el Sol suele estar bajo en el horizonte y se proyectan sombras muy largas. Allí, MESSENGER descubrió que, en el pasado, la actividad volcánica cubrió la región bajo una capa de más de un kilómetro de lava, ocupando una superficie equivalente a dos terceras partes de la superficie de Estados Unidos. El Sistema de Imágenes Duales de Mercurio de la sonda tomó fotos cuando los filtros podían minimizar esas sombras, mostrando los colores de las llanuras del polo norte. Gracias a ese material, los científicos ahora tienen la capacidad de investigar un evento volcánico que, presumiblemente, contribuyó a moldear la superficie de Mercurio.

Así mismo, la NASA ha publicado el primer mapa global del planeta producido por la espectroscopia de rayos X, creado con el espectrómetro de Rayos X de la sonda MESSENGER (XRS). Esta herramienta nos ha proporcionado un mapa químico de la superficie, que también será muy útil para poder comprender cuál es la historia geológica de Mercurio. Todo esto es realmente útil, porque los planetas suelen tener características que afectan a todo su conjunto. Sin ir más lejos, la cuenca Aitken, de la Luna, y la cuenca Hellas, de Marte, se produjeron a raíz de impactos globales que afectaron a toda la historia geológica de ambos objetos. Con estos mapas y esta información, ahora podemos investigar si ha habido eventos similares en el planeta más cercano al Sol…

Puedes ver el vídeo en el que se muestra el modelo topográfico de Mercurio en la página de la propia misión de la sonda MESSENGER.

Referencias: Space, Bad Astronomy, MESSENGER