Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha explicado que la tripulación de la cápsula Soyuz MS-22 (que sufrió una avería en su sistema de refrigeración) no regresará a la Tierra hasta septiembre. Esto supone alargar su estancia en el laboratorio orbital seis meses más de lo previsto…

La tripulación de Soyuz MS-22 tendrá su nueva cápsula esta misma semana

Este próximo 24 de febrero (salvo que haya algún retraso inesperado de última hora), la cápsula Soyuz MS-23 viajará, de manera automática, hasta la Estación Espacial Internacional. En septiembre de 2022, los cosmonautas Dimitri Petelin, Sergei Prokopyev y el astronauta Frank Rubio, de la NASA, formaron la tripulación que viajó hasta el laboratorio orbital a bordo de la cápsula Soyuz MS-22. Originalmente, el plan era el mismo que el de cualquier otra misión tripulada a la estación. Tras seis meses en el espacio, regresarían al planeta.

La tripulación de Soyuz MS-22 regresará en septiembre
La Estación Espacial Internacional, fotografiada el 23 de mayo de 2010 desde el Space Shuttle Atlantis. Crédito: NASA

El regreso estaba previsto para el 28 de marzo. Sin embargo, este plan se fue al traste cuando, en diciembre de 2022, se detecta una pérdida de refrigerante en la cápsula Soyuz MS-22. En estos momentos, el equipo de Roscosmos cree que los daños fueron provocados por la colisión de un micrometeoroide, que perforó la pared exterior de la cápsula en la zona apropiada para provocar la fuga de refrigerante. Tras evaluar los daños, se determinó que la única medida apropiada era enviar una nueva cápsula para la tripulación.

Esa cápsula es la Soyuz MS-23. El inconveniente es que, aunque se podía lanzar antes de lo necesario, estaba previsto que se utilizase para enviar a la siguiente tripulación hasta la Estación Espacial Internacional. Rusia no tiene otra cápsula lista (la Soyuz MS-24) y, por tanto, se ve obligada a modificar sus planes iniciales. La cápsula será utilizada por la tripulación de Soyuz MS-22 para regresar, pero lo harán en septiembre. Es decir, en la fecha en la que habría regresado la tripulación que, originalmente, hubiera viajado en la Soyuz MS-23.

La estancia no supone ningún peligro para los astronautas

La decisión de Roscosmos no resulta especialmente sorprendente. Aunque no es habitual, no es la primera ocasión en la que un astronauta tiene que permanecer más tiempo del previsto originalmente. Sin ir más lejos, en 2021, el cosmonauta Pyotr Dubrov y el astronauta Mark Vande Hei permanecieron un año en la estación tras alargarse su misión. El hecho de permanecer seis meses más en la estación no presenta riesgo alguno para la salud de los astronautas. Según Roscosmos, han recibido las noticias de manera positiva.

Con este lanzamiento, se pondrá final a un episodio que ha resultado, como mínimo, desconcertante. El lanzamiento de la propia Soyuz MS-23 también se ha visto retrasado, debido a otra cápsula dañada. Hace solo unos días, Roscosmos anunciaba que la cápsula Progress MS-21, acoplada en el laboratorio orbital, había sufrido una pérdida en su sistema de refrigeración. Algo que provocó que surgiesen las dudas sobre la naturaleza de los daños. Tanto la Soyuz MS-22 como la Progress MS-21 presentaban daños en su sistema de refrigeración.

¿Era posible que hubiese algún problema común a ambas cápsulas? No parece ser el caso, ya que Rusia ha analizado las fotos y vídeos de la cápsula. En ellos, se puede ver que la cápsula ha sufrido un impacto exterior, presentando orificios en la superficie de la cápsula, incluyendo el radiador y los paneles solares. Las buenas noticias son que las cápsulas Progress no están tripuladas. Estas misiones se utilizan para enviar suministros a la estación, así como para enviar y traer experimentos y material entre el planeta y el laboratorio orbital.

Un campo en el que todavía hay colaboración

El espacio sigue siendo uno de los pocos campos en los que sigue habiendo colaboración entre Moscú y Washington desde que comenzase la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Las sanciones impuestas por Occidente han afectado también a la relación de Roscosmos con sus socios internacionales. En muchos casos, suponiendo la cancelación de misiones que estaban en diferentes fases de su desarrollo. Esto incluye, por ejemplo, el róver Rosalind Franklin (de la misión ExoMars) que iba a ser lanzada por parte de Europa junto a Rusia.

Imagen de la fuga detectada en la cápsula Soyuz MS-22. Crédito: NASA

En esta ocasión, la NASA ha estado al corriente de las decisiones que tomaba Roscosmos. La agencia estadounidense llegó, incluso, a contactar con SpaceX para determinar si, en caso de ser necesario, la empresa de Elon Musk pudiera hacerse cargo del rescate de la tripulación de la Soyuz MS-22. Aunque finalmente no ha sido así, la NASA ha mostrado su conformidad con la decisión de enviar la Soyuz MS-23 y alargar la permanencia de los astronautas. Desde que la Estación Espacial Internacional se lanzase en 1998, la colaboración ha sido constante.

Rusia ha utilizado las cápsulas Soyuz, con un diseño antiguo pero muy fiable, para transportar astronautas al espacio desde los años 60. Habrá que ver si el panorama cambia en el futuro. El país parece estar trabajando en la posibilidad de crear su propia estación espacial. Rusia no formará parte de los acuerdos de Artemisa (el nuevo programa tripulado de la NASA, para enviar seres humanos de vuelta a la Luna), al considerar que es un programa demasiado centrado en los intereses de Estados Unidos. ¿Acabará esta cooperación cuando la EEI termine su funcionamiento?

Referencias: Phys