Un investigador ha desarrollado una hipótesis para explicar la particular forma (y aspecto del terreno) de Marte. La explicación podría estar en un satélite grande, perdido hace mucho tiempo. Algo que apuntaría a otro aspecto común que, durante un tiempo, el planeta rojo habría compartido con la Tierra…
Marte es un planeta con una forma muy particular
Michael Efroimsky, un astrónomo del Observatorio Naval de Estados Unidos, ha publicado un estudio en el que explica su hipótesis. En investigaciones anteriores, se ha observado que Marte, a diferencia de otros planetas del Sistema Solar, tiene una forma triaxial. Es decir, su tamaño es diferente en los tres ejes. Además, su geografía es muy variada y extrema. Tiene algunas de las montañas más altas del Sistema Solar (como el Monte Olimpo) y el cañón más grande, el Valles Marineris, con unas dimensiones muy superiores al Gran Cañón de la Tierra.
A esto le podemos sumar unas tierras altas muy intrigantes. Se trata de la protuberancia de Tharsis, porque sobresale de una manera llamativa sobre la superficie. Esta protuberancia, que tiene un origen desconocido, mide 5000 kilómetros. Está cerca del ecuador del planeta. Hay otras tierras altas, también cerca del ecuador, en el lado opuesto. En su trabajo, Efroimsky sugiere que un satélite grande, perdido hace tiempo podría explicar las características de Marte. A este satélite perdido le da el nombre de Nerio, y sus particularidades permitirían explicar el aspecto de Marte.
Ya que, si Nerio fuese suficientemente grande, podría haber moldeado la superficie del planeta. Bastaría con que hubiese tenido, aproximadamente, la tercera parte del tamaño de la Luna, De ser así, hubiese ejercido una gran atracción en la superficie. Si a esto le sumamos que sucediese en las primeras etapas del planeta, sería todavía más pronunciado. La superficie era más blanda y, por tanto, habría arrastrado el material de la superficie hacia arriba. Esto añade otro factor, Nerio debería encontrarse en órbita síncrona (tardando tanto en orbitar alrededor de Marte como girar sobre sí mismo).
El efecto de Nerio podría encajar, pero no deja de ser una hipótesis
En cualquier caso, una vez que Marte se enfrío, el material quedó fijado en su posición y se convirtió en una protuberancia permanente. Su creación hubiera sido un factor para explicar la elipticidad ecuatorial del planeta, dando resultado a su aspecto triaxial. También hubiera hecho que el planeta fuese más propenso a la actividad volcánica. Esto llevaría al desarrollo de las tierras altas que encontramos en el extremo opuesto a la protuberancia de Tharsis. Por lo que, sobre el papel, la hipótesis resulta atractiva porque explica muchas cosas.
Sin embargo, una pregunta inevitable es, ¿qué sucedió con Nerio? En este caso, Efroimsky sugiere que quizá fuese arrebatado por la atracción gravitacional de otros objetos del Sistema Solar. O que, con más probabilidad, fue destruido por una colisión con otro objeto grande. En este escenario, lo único que quedaría de Nerio son los dos pequeños satélites que orbitan Marte en la actualidad: Fobos y Deimos. Pero para poder confirmar este extremo, el propio investigador lo destaca en su estudio, la única opción es llevar a cabo más investigaciones.
En cualquier caso, no deja de ser una idea interesante. A fin de cuentas, es posible que Marte pudiese tener un satélite relativamente grande en su infancia. No es la primera vez que se plantea, ni mucho menos. Por desgracia, este tipo de estudios se encuentran con un obstáculo insalvable (al menos por ahora): encontrar las evidencias de la existencia de ese viejo satélite. La ausencia de un satélite así, además, hace que el eje de Marte no esté tan estabilizado y sus variaciones estacionales sean mucho más pronunciadas que las de la Tierra.
La forma de Marte seguirá siendo objeto de estudio
Probablemente, en los próximos años veamos más trabajos intentando explicar la forma de Marte. Pero, dentro de lo que sí sabemos, hay que recordar que los dos satélites del planeta son muy pequeños. Fobos tiene un diámetro de apenas 22,5 km, mientras que Deimos apenas llega a los 12,4 kilómetros. Esto ha llevado a que se plantee que podría tratarse de dos asteroides capturados, en lugar de haberse formado con el planeta. Otra opción es que, simplemente, se trate de restos de la formación del sistema Solar, que fueron capturados por Marte. Lo que sí se sabe es que Fobos tiene fecha de caducidad. Sucederá dentro de entre 30 y 50 millones de años.
En la actualidad, Fobos orbita a apenas 6000 kilómetros de la superficie de Marte. Con el paso del tiempo, su órbita es cada vez más pequeña. Se acerca a Marte lentamente y, por tanto, llegará un momento en el que superará el límite de Roche. En esencia, marca el punto a partir del que la gravedad del objeto grande (Marte, en este caso) es tan superior que impide que el objeto pequeño pueda mantenerse unido por su propia gravedad. Por lo que, en ese futuro lejano, será despedazado por la gravedad del planeta rojo, con dos posibles resultados.
Por un lado, es posible que Fobos se precipite a la superficie (en varios fragmentos). Otra opción es que sus restos terminen en órbita alrededor del ecuador del planeta. Si se cumpliese este escenario, durante un breve tiempo (en la escala geológica), Marte tendrá un sistema de anillos a su alrededor. Poco a poco, esos restos se precipitarán al planeta. Es un escenario que también se ha planteado en el caso de la Tierra. No solo eso, hay motivos para pensar que nuestro planeta pudo tener anillos hace 466 millones de años, según un estudio reciente.
Estudio
El estudio es M. Efroimsky; «A synchronous moon as a possible cause of Mars’ initial triaxiality». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.
Referencias: Phys