En las últimas décadas hemos descubierto multitud de exoplanetas. Más de 3.700 confirmados en 2.800 sistemas. Pero, a pesar de que la buscamos con insistencia, cabe preguntarse, ¿seríamos capaces de reconoger un planeta gemelo de la Tierra?
La clave para encontrar al gemelo de la Tierra
La búsqueda de exoplanetas no solo nos ha servido para profundizar nuestro conocimiento del universo. Uno de sus grandes propósitos es encontrar pistas que indiquen que hay vida más allá del Sistema Solar. La Tierra ha sido siempre el ejemplo con el que guiarse. Pero, ¿seríamos capaces de reconocer a un planeta que fuese gemelo de la Tierra? No es una pregunta absurda, y dos científicos han intentado darle respuesta.
En un estudio reciente, los investigadores (un especialista en búsqueda de exoplanetas y un experto en astrobiología) se enfrentan a esa pregunta. Intentan comprender cuáles serán los elementos clave para reconocer un planeta que fuese casi idéntico a la Tierra. Es comprensible que nos centremos en buscar planetas como el nuestro. No en vano, es el único que conocemos que puede albergar vida.
No tenemos ningún otro ejemplo. Por lo que, a la hora de estudiar mundos más allá del Sol, solo podemos suponer que quizá se parezca mucho al nuestro. Hay otras posibilidades, desde luego. Supertierras, planetas con toda su superficie recubierta por océanos… Pero, en esos casos, tenemos que recurrir a hipótesis, a suposiciones. No podemos saber con certeza que, realmente, esos planetas podrían albergar vida.
Repasando nuestra propia historia
Por lo que los investigadores han analizando la exploración del Sistema Solar. Han tenido en cuenta la influencia de las observaciones realizadas en el Sistema Solar, que han llevado al desarrollo de diferentes métodos para detectar señales de habitabilidad en otros mundos. Entre esas observaciones se encuentran las misiones Pioneer 10 y 11, así como las misiones de las sondas Voyager 1 y 2. Exploraron diferentes objetos del Sistema Solar en la década de los 70.
En esas misiones se llevaron a cabo diferentes estudios de planetas y satélites del Sistema Solar. Se utilizó fotometría y espectroscopia para permitir a los científicos descubrir muchas información. Cosas como la composición y química de sus atmósferas. O señales de posibles patrones meteorológicos. En misiones posteriores, se han descubierto más datos y detalles de la evolución geológica de los planetas y satélites del Sistema Solar.
También tenemos el caso de la sonda Galileo. En 1990 y 1992, sobrevoló la Tierra. Proporcionó a los científicos la posibilidad de analizar nuestro planeta con las mismas herramientas usadas para el resto del Sistema Solar. Todo ello podría ayudar a buscar un planeta gemelo de la Tierra. Pero la cuestión no es tan sencilla. Nuestro planeta no ha permanecido inalterable durante estos 4.500 millones de años de existencia, al contrario.
Las muchas caras de la Tierra
En algunos casos, la Tierra fue un lugar muy diferente al planeta que conocemos hoy en día. Llegó a tener condiciones que fueron muy diferentes de las actuales. Incluyendo las ya conocidas edades de hielo. O en las primeras etapas, cuando la composición de la atmósfera estuvo dominada principalmente por los gases expulsados desde los volcanes. ¿Por qué es esto importante? Porque sería un error creer que la Tierra siempre ha tenido este aspecto.
Eso es, precisamente, uno de los puntos que destacan los investigadores. Nuestro planeta nos recuerda que hay muchos escenarios diferentes que pueden permitir el desarrollo de entornos habitables. Por lo que quizá no tengamos que buscar un gemelo de la Tierra… actual. Sino un gemelo de la Tierra de otros posibles períodos. Como, por ejemplo, descubrir un planeta completamente congelado que, aun así, podría tener vida.
O intentar buscar un planeta gemelo de la Tierra tal y como era poco después de su formación. Antes de que tuviese lugar la fotosíntesis. Eso también nos podría permitir preguntarnos qué tipos de vida podemos esperar encontrar en esos lugares. Si se trata de un planeta joven, con una atmósfera en un estado muy temprano, puede que solo haya vida microbiana. Sin embargo, si el planeta tiene miles de millones de años, y está en una fase entre glaciaciones, quizá tenga formas de vida más complejas.
Puede haber muchos gemelos de la Tierra
Así que, desde esta perspectiva, podría haber muchos planetas que sean un gemelo de la Tierra. Al menos de la Tierra en algún punto pasado (o futuro) de su evolución. También hay que tener en cuenta cómo nos ayudará la tecnología que está por llegar. Hay muchas esperanzas puestas en el telescopio espacial James Webb. Si no sufre más retrasos, entrará en funcionamiento en 2020, junto a otros instrumentos.
Para encontrar un planeta gemelo de la Tierra, como es en la actualidad, necesitaremos muchos avances. Particularmente en la capacidad de ver un planeta de forma directa. Eso permitiría obtener más información de lo que podemos deducir solo con el método de tránsito. No lo vamos a ver con una gran resolución, pero una imagen tenue y borrosa puede dar información muy interesante para conocer ese mundo.
Cuando eso suceda, será más sencillo estudiar las atmósferas que podrían tener. Aunque habrá que esperar mucho más para poder ver las superficies de esos mundos. En cualquier caso, una conclusión del estudio si es clara. Poco a poco nos vamos acercando a encontrar un gemelo de la Tierra. Cuando lo hagamos, sabremos con exactitud si nuestro planeta está entre los frecuentes de la galaxia, o los raros…
El estudio es Tyler D. Robinson, Christopher T. Reinhard; «Earth as an exoplanet». Ha sido publicado recientemente en Internet y puede ser consultado en este enlace.
Referencias: Universe Today
Leído, tío!